El
ejercicio
físico
es
medicina.
Una
nueva
publicación
científica
suma
otra
razón
más
para
incorporar
movimiento
a
nuestros
días:
el
papel
protector
del
ejercicio
aeróbico
en
el
cerebro.
Al
practicar
ejercicio
físico
se
generan
diferentes
mecanismos
que
afectan
directamente
a
nuestro
cerebro
y
a
frenar
su
deterioro.
El
envejecimiento
pasará
por
todos,
pero
el
ejercicio
físico
puede
ralentizar,
al
menos
en
parte,
sus
efectos
a
nivel
neurológico.
El
ejercicio
físico
aeróbico
protege
frente
al
Alzheimer

Un
nuevo
estudio
dirigido
por
científicos
británicos
y
brasileños
arroja
esperanza
en
la
prevención
y
tratamiento
del
Alzheimer.
A
los
muchos
beneficios
que
ya
ha
demostrado
extensamente
el
ejercicio
aeróbico,
se
añade
su
papel
protector
de
células
cerebrales
sanas
y
el
restablecimiento
del
equilibrio
en
el
cerebro
envejecido.
La
investigación
publicada
en
Brain
Research
comprobó
como
el
ejercicio
físico
afecta
a
los
marcadores
clave
del
Alzheimer:
placas
amiloides,
ovillos
de
tau
y
acumulación
de
hierro
en
las
células
productoras
de
mielina
conocidas
como
oligodendrocitos.
El
estudio
fue
llevado
a
cabo
en
roedores
que
realizaban
ejercicio
aeróbico
de
manera
controlada.
El
efecto
de
esta
actividad
hizo
que
esos
marcadores
clave
en
el
Alzheimer
se
redujeran
de
manera
significativa,
lo
que
se
asocia
a
un
menor
riesgo
de
desarrollar
la
enfermedad
o
unos
efectos
reducidos.
Otra
consecuencia
del
ejercicio
físico
es
la
reducción
de
la
inflamación
cerebral,
lo
que
ayuda
a
personas
enfermas
y
sanas.
Al
correr,
nadar,
montar
en
bicicleta
o
al
realizar
cualquier
tipo
de
modalidad
aeróbica
estamos
mejorando
también
la
comunicación
entre
las
células
cerebrales.
En
definitiva,
como
señala
el
Dr.
Augusto
Coppi
en
el
estudio
citado: «esta
investigación
destaca
el
potencial
del
ejercicio
aeróbico
para
servir
como
piedra
angular
en
las
estrategias
preventivas
para
el
Alzheimer«.
Estos
resultados
fueron
con
ensayos
clínicos
en
roedores,
el
siguiente
paso
es
comprobar
esos
mismos
efectos
observados
en
humanos.
Con
el
hallazgo
de
este
estudio,
sumado
a
muchos
otros
existentes
sobre
el
papel
protector
del
ejercicio
físico
en
el
Alzheimer
y
enfermedades
neurodegenerativas
en
general,
queda
claro
que
el
ejercicio
físico
ha
de
estar
presente
en
el
día
a
día.
Los
organismos
de
sanidad
deberían
tenerlo
en
cuenta
a
la
hora
de
prevenir,
retardar
o
mejorar
los
síntomas
de
este
enfermedad
tan
dura
para
quien
la
sufre
y
las
personas
de
su
alrededor.
Referencias
Gutierre
RC,
Rocha
PR,
Graciani
AL,
Coppi
AA,
Arida
RM.
Tau,
amyloid,
iron,
oligodendrocytes
ferroptosis,
and
inflammaging
in
the
hippocampal
formation
of
aged
rats
submitted
to
an
aerobic
exercise
program.
Brain
Res.
2024
Dec
25;1850:149419.
doi:
10.1016/j.brainres.2024.149419.
Epub
ahead
of
print.
PMID:
39725376.
En
Vitónica
|
Las
dos
profesiones
con
mayores
niveles
de
memoria
y
menor
riesgo
de
Alzheimer
(y
no
son
universitarias)