“Las
empresas
que
operan
en
la
UE,
independientemente
de
su
lugar
de
constitución,
deben
cumplir
con
las
normas
de
la
UE,
incluida
la
Ley
de
Mercados
Digitales
(DMA)”,
ha
declarado
la
comisaria
española
Teresa
Ribera
en
una
de
sus
primeras
acciones
destacadas
desde
que
asumió
el
puesto
que
antes
ocupaba
Margrethe
Vestager.
Sus
palabras
no
llegan
solas:
vienen
acompañadas
de
una
reprimenda
contra
Google
y
Apple,
dos
gigantes
que
están
en
la
mira
por
su
relación
con
la
DMA.
Y
lo
hace
en
un
contexto
marcado
por
la
creciente
fricción
con
Estados
Unidos.
El
caso
de
Google
La
Comisión
Europea,
el
brazo
ejecutivo
del
bloque,
ha
determinado
que
ciertas
funciones
de
Google
Search
están
diseñadas
para
dar
preferencia
a
los
servicios
propios
de
Alphabet
sobre
los
de
la
competencia.
Un
movimiento
que,
según
Bruselas,
choca
directamente
con
los
principios
de
transparencia
y
no
discriminación
de
la
DMA.
Por
otra
parte,
también
ha
señalado
que
Google
Play
tampoco
cumple
con
la
mencionada
normativa,
ya
que
limita
a
los
desarrolladores
de
aplicaciones
a
la
hora
de «dirigir»
a
los
usuarios
a
ofertas
externas
fuera
de
la
tienda.
Esto
es
lo
que
ha
determinado,
de
manera
preliminar,
la
Comisión
Europea
en
su
investigación:
-
Google
Search:
la
matriz
de
Google
trata
a
sus
propios
servicios,
como
compras,
reservas
de
hoteles,
transporte
o
resultados
financieros
o
deportivos,
de
manera
más
favorable
en
los
resultados
de
búsqueda
de
Google
que
servicios
similares
ofrecidos
por
terceros.
Aquí
es
fácil
imaginarse
varios
escenarios.
Por
ejemplo,
si
buscamos
‘Cotización
de
Apple’
en
Google,
es
probable
que
el
primer
resultado
provenga
de
Google
Finance
en
lugar
de
otras
fuentes
financieras.
Lo
mismo
ocurre
con
búsquedas
como
‘Vuelos
baratos
a
Londres’,
donde
Google
Travel
suele
aparecer
antes
que
alternativas
externas.

En
palabras
de
la
Comisión:
“Alphabet
da
a
sus
propios
servicios
un
tratamiento
más
destacado
en
comparación
con
otros
al
mostrarlos
en
la
parte
superior
de
los
resultados
de
búsqueda
de
Google
o
en
espacios
dedicados,
con
formatos
visuales
mejorados
y
mecanismos
de
filtrado”.
-
Google
Play.
En
el
caso
de
la
tienda
de
aplicaciones
oficial
de
Android,
los
reguladores
europeos
acusan
a
Google
de
restringir
la
capacidad
de
los
desarrolladores
para
dirigir
a
los
usuarios
hacia
sus
propios
canales
de
distribución
y
ofertas.
Además,
señalan
que,
aunque
la
empresa
puede
cobrar
una
tarifa
por
facilitar
la
captación
de
nuevos
clientes
a
través
de
Google
Play,
las
comisiones
que
aplica
Alphabet
exceden
lo
que
consideran
razonable
“Alphabet
cobra
a
los
desarrolladores
una
tarifa
elevada
durante
un
período
de
tiempo
excesivamente
largo
por
cada
compra
de
bienes
y
servicios
digitales”,
dice
la
Comisión.
El
caso
de
Apple
Los
reguladores
de
Bruselas
han
señalado
que
Apple
debe
tomar
medidas
para
cumplir
con
ciertos
aspectos
de
su
obligación
de
interoperabilidad.
Según
explican,
esto
facilitará
una
integración
más
fluida
de
productos
de
terceros
dentro
del
ecosistema
de
la
compañía
y
permitirá
a
los
usuarios
acceder
a
una
mayor
variedad
de
dispositivos
y
servicios
compatibles.
Hay
dos
puntos
clave
en
esta
cuestión.
Veamos
cuáles
son:

-
Dispositivos
conectados.
La
Comisión
ha
puesto
el
foco
en
las
funciones
de
conectividad
de
iOS
que
permiten
enlazar
dispositivos
como
relojes
inteligentes,
auriculares
y
televisores.
Las
modificaciones
exigidas
buscan
mejorar
la
experiencia
del
usuario,
permitiendo
la
visualización
de
notificaciones
en
wearables,
la
transferencia
inalámbrica
de
archivos
y
configuraciones
más
accesibles.
“Los
dispositivos
conectados
de
todas
las
marcas
funcionarán
mejor
en
los
iPhone”,
afirman. -
Solicitudes
de
interoperabilidad.
El
objetivo
es
que
Apple
facilite
el
acceso
a
los
desarrolladores
que
quieran
aprovechar
al
máximo
las
capacidades
de
interoperabilidad
de
su
ecosistema.
Para
ello,
se
proponen
mejoras
como
un
acceso
más
transparente
a
la
documentación
técnica
sobre
funciones,
una
comunicación
y
actualización
más
ágil
y
un
plazo
más
predecible
para
la
revisión
de
solicitudes.
Según
explican,
“los
desarrolladores
se
beneficiarán
de
una
tramitación
rápida
y
justa
de
sus
solicitudes
de
interoperabilidad”.
Qué
sigue
para
Google
y
Apple
En
el
caso
de
Google,
la
compañía
tiene
derecho
a
defenderse
y
responder
formalmente
a
las
conclusiones
de
la
Comisión
Europea.
Si
las
opiniones
preliminares
se
confirman,
Bruselas
podría
formalizar
el
incumplimiento
de
la
DMA,
lo
que
supondría
multas
de
hasta
el
10%
de
sus
ingresos
globales.
En
caso
de
reincidencia,
la
sanción
podría
duplicarse
hasta
el
20%.
En
cuanto
a
Apple,
la
empresa
está
obligada
a
aplicar
las
medidas
impuestas
por
los
reguladores
europeos.
Sin
embargo,
estas
decisiones
respetan
su
derecho
de
defensa
y
siguen
sujetas
al
escrutinio
judicial.
Aunque,
de
momento,
la
decisión
no
implica
sanciones
inmediatas,
si
la
compañía
se
niega
a
cumplir,
la
Comisión
podría
adoptar
medidas
adicionales
bajo
la
DMA,
lo
que
eventualmente
derivaría
en
multas.
El
efecto
en
Estados
Unidos
Este
movimiento
llega
en
un
momento
en
el
que
varios
líderes
tecnológicos
han
alzado
la
voz
contra
las
multas
impuestas
en
la
UE.
Las
protestas
han
llegado
hasta
Donald
Trump.
El
año
pasado,
el
presidente
electo
aseguró
en
un
podcast
que
Tim
Cook
lo
llamó
para
hablar
sobre
las
sanciones
contra
Apple
en
Europa,
a
lo
que
respondió
que
no
permitiría
que
la
UE
“se
aproveche”
de
las
empresas
estadounidenses
si
llegaba
de
nuevo
a
la
Casa
Blanca.
Tras
su
victoria
electoral,
su
discurso
no
ha
cambiado.
Cualquier
futura
sanción
a
Apple
o
Google
podría
generar
una
reacción
negativa
desde
Washington.
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Feyissa