Si
te
preguntáramos
que
tienen
en
común
Bill
Gates,
Jeff
Bezos
o
Elon
Musk,
la
respuesta
más
inmediata
(y
evidente),
probablemente
sería: «Millones
de
dólares«.
Cientos
de
miles
de
millones
de
dólares,
de
hecho.
Sin
embargo,
estos
millonarios
también
destacan
por
sus
contribuciones,
directas
o
indirectas,
a
la
sostenibilidad
y
a
frenar
el
cambio
climático.
No
obstante,
pese
a
todos
sus
esfuerzos
por
proteger
al
planeta,
estos
millonarios
no
pueden
evitar
caer
en
una
gran
paradoja:
luchar
contra
el
cambio
climático
montados
en
jets
privados
y
superyates
que
atraviesan
océanos
solo
para
que
sus
adinerados
propietarios
disfruten
de
un
fin
de
semana.
Jeff
Bezos:
alfombras
rojas,
premios
y
teca
Hace
unos
días,
Jeff
Bezos
y
su
prometida
Lauren
Sánchez
cambiaban
las
templadas
aguas
baleares
para
dirigirse
a
la
Costa
Azul
francesa
como
escala
previa
a
su
cita
en
Venecia,
donde
el
millonario
y
la
eventual
astronauta
contraerán
matrimonio
del
24
al
27
de
junio.
El
motivo
de
esa
parada
en
las
aguas
de
Cannes
no
podía
ser
más
noble:
acudir
a
la
gala
que
la
gala
benéfica
de
The
Global
Gift
Gala
que
organizaba
la
española
Global
Gift
Foundation.
En
esa
gala,
Lauren
Sánchez
recogía
el
premio
Global
Gift
Women
Empowerment
Aware,
como
reconocimiento
a
su
labor
al
frente
de
la
Bezos
Earth
Fund.
Como
indica
su
nombre,
esta
es
una
fundación
financiada
por
Jeff
Bezos
y,
su
principal
objetivo
es,
literalmente, «resolver
los
grandes
problemas
actuales,
como
el
cambio
climático,
la
seguridad
alimentaria,
la
protección
forestal,
la
gestión
de
los
océanos».
Una
vez
recogido
el
reconocimiento
por
tan
loable
tarea,
la
millonaria
pareja
volvió
al
superyate
de
500
millones
de
dólares.
Nada
de
esto
llamaría
la
atención,
teniendo
en
cuenta
que
Jeff
Bezos
es
la
segunda
mayor
fortuna
del
mundo
según
Forbes.

Silueta
del
Koru
de
Jeff
Bezos
con
las
velas
desplegadas
Sin
embargo,
tal
y
como
destaca
Louis
Pisano
en
uno
de
sus
últimos
artículos,
es
que
la
pareja
recogió
un
reconocimiento
al
trabajo
en
la
preservación
del
medio
ambiente
y
a
la
lucha
contra
el
cambio
climático
para,
acto
seguido,
subir
bordo
de
un
superyate
en
el
que,
según
reconoció
su
fabricante
ante
la
justicia,
se
había
utilizado
madera
de
teca
ilegal
de
los
bosques
de
Myanmar.
Más
allá
de
los
materiales
utilizados
en
su
construcción,
un
estudio
reveló
que,
pese
a
ser
el
velero
privado
más
grande
del
mundo
y
usar
la
fuerza
del
viento
para
navegar,
el
Koru
hace
uso
de
dos
motores
diésel
MTU
de
12
cilindros
y
1.468
CV.
Según
los
datos
de
un
estudiorealizado
por
investigadores
de
la
Universidad
de
Indiana,
el
Koru
emite
unas
7.154
toneladas
de
CO2
al
año
durante
sus
travesías
entre
su
base
en
Florida
y
los
destinos
en
el
Caribe
o
el
Mediterráneo.
La
goleta
de
Jeff
Bezos
ve
cómo
se
duplican
las
emisiones
cuando
navega
junto
al
Abeona,
el
yate
de
soporte
del
Koru,
que
no
alivia
sus
emisiones
desplegando
velas,
sino
que
depende
al
100%
de
sus
motores.
Bill
Gates
tampoco
se
siente «parte
del
problema»
Jeff
Bezos
no
es
el
único
millonario
que
incurre
en
esta
paradoja.
Bill
Gates
apoya
desde
su
Fundación
Bill
y
Melinda
Gates
distintos
proyectos
que
luchan
contra
el
calentamiento
global
y
por
la
preservación
de
hábitats
naturales.
Asimismo,
Gates
también
apoya
desde
sus
empresas
distintas
soluciones
energéticas
buscando
una
alternativa
a
la
quema
de
combustibles
fósiles
y
ha
financiado
proyectos
para
desarrollar
tecnologías
que
capturan
el
CO2
de
la
atmósfera
para
almacenarlo
bajo
tierra.
Sin
embargo,
pese
a
que
el
millonario
está
dedicando
toda
su
fortuna
a
ese
fin,
el
millonario
es
consciente
de
su «placer
culpable«:
un
Bombardier
BD-700
Global
Express
que
utiliza
como
jet
privado
para
sus
desplazamientos.
Su
amigo
personal
Warren
Buffett
bautizó
al
jet
privado
de
Gates
como
Indefendible,
precisamente
por
la
paradoja
que
supone
usar
uno
de
los
medios
de
transporte
más
contaminantes
para
sus
desplazamientos.
Gates
nunca
ha
ocultado
su
preferencia
por
el
jet
privado
y
en
una
entrevista
con
la
BBC
declaraba: «Me
siento
cómodo
con
la
idea
de
que,
no
sólo
no
soy
parte
del
problema
al
pagar
las
compensaciones,
sino
también
a
través
de
los
miles
de
millones
que
está
gastando
mi
innovador
grupo
energético,
soy
parte
de
la
solución»,
argumentando
que
es
más
valioso
la
ayuda
que
puede
prestar
con
su
trabajo
que
el
daño
que
causan
con
las
emisiones
de
CO2
de
su
jet
privado.
Elon
Musk,
sostenible
solo
a
ras
de
suelo
Con
su
apuesta
por
el
coche
eléctrico
y
el
aprovechamiento
de
la
energía
solar,
Tesla
ha
marcado
una
gran
diferencia
en
la
reducción
de
emisiones
de
CO2
del
tráfico
en
las
ciudades.
Sin
embargo,
no
se
puede
decir
lo
mismo
de
su
CEO,
Elon
Musk.
Según
datos
de
2023
recogidos
por
la
cuenta
@ElonJetNextDay
que
analiza
los
movimientos
de
los
aviones
privados
de
Elon
Musk,
el
millonario
emite
unas
107
toneladas
de
CO2
a
la
atmósfera
cada
semana
de
media.
En
conjunto,
los
desplazamientos
en
jet
privado
de
Elon
Musk
generaron
5.159
toneladas
de
CO2
al
año,
comparado
con
las
7,7
toneladas
que,
de
media,
emite
al
año
cada
habitante.
Sin
yate
ni
jet
privado,
claro.
En
Xataka
|
El
África
subsahariana
tiene
algo
que
todos
los
países
desarrollados
anhelan:
créditos
de
carbono
Imagen
|
Oceanco,
Blue
Origin,
Flickr
(Gobierno
de
India,
World
Bank
Photo
Collection)