Uno de los aspectos que más reclaman los propietarios de los negocios es tener información sobre la marcha del mismo. No importa el sistema de gestión que implantemos, la información, si es en tiempo real mucho mejor, es una demanda creciente. Pero no podemos confundir tener datos con tener el control del negocio.
Porque para esto necesitamos además de tener la información análisis y toma de decisiones. Y esto es algo que en muchos casos no se aplica. Se sabe cuánto se está facturando, cuánto tenemos en la caja, pero no implica que sepamos cuestiones como beneficio, gasto por cliente, si potenciamos o no determinados productos que nos salen más rentables, etc.
Esta es la toma de decisiones que si nos permite tomar el control del negocio. Si solo tenemos información, pero no la analizamos, no deja de ser una foto, más o menos bonita de cómo marcha nuestra empresa. Los datos, su análisis y comparativa, nos tienen que ayudar a establecer correcciones sobre determinadas decisiones que hemos tomado o cambiar en rumbo en caso de ser necesario.
También potenciar determinados canales de venta, de marketing, etc. Está muy bien tener los datos en tiempo real, pero para sacarle partido, tenemos que ser capaces de tener agilidad a la hora de tomar decisiones y un plan trazado con claridad.
Y no todas las empresas están preparadas para dar este paso. Un ejemplo es el cambio de precios en tiempo real en función de la demanda. Algo que, como está ocurriendo con la tarifa de la luz, hay determinados sectores que ya están estudiando. Potenciando ofertas en horarios donde tienen poca demanda y a su vez encareciendo los precios en momentos de máximo pico de trabajo.
Esto se ha hecho siempre, en diferentes sectores, solo que ahora se aplica de forma mucho más consciente, más fina en función de datos y predicciones que permite saber que si quieres comer una pizza a la hora de un partido, va a salir más cara que si la pedimos una hora antes, por ejemplo. El objetivo no es otro que mejorar la rentabilidad del negocio.