El sarampión, una enfermedad que se consideraba controlada gracias a la vacunación, ha provocado este año 60.000 casos en Europa (más del doble que en 2017), y un total de 72 muertes. Son los peores datos registrados en 20 años, y la OMS lleva tiempo alertando de la gravedad de la situación.
Las comunidades científicas ponen el foco principal en los movimientos antivacunas, responsables también del descenso en la vacunación frente a otras enfermedades como la gripe, la triple vírica (sarampión, la rubeola y la parotiditiso), o el virus del papiloma humano.
«Es inconcedible que tengamos muertes por sarampión»
Durante el 2017, sólo en Europa se cuadruplicaron los casos de sarampión y se produjeron 37 muertes. Este año, lejos de mejorar, las cifran no hacen más que empeorar, y hace unos meses el Comité Asesor de Vacunas de la AEP se hacía eco de un informe de la OMS en donde alertaban de la gravedad de la situación.
Los países con mayor incidencia de casos registrados son: Serbia, Ucrania, Georgia, Grecia, Rumanía, Italia y Francia. Aunque también aumentaron los casos en Eslovaquia, Irlanda, Portugal, Reino Unido, República Checa y Rusia.
En Italia, conocíamos hace poco el caso de una niña de 10 años sin vacunar que contagió a otros cinco niños, o el sonado caso en Francia de la atleta Marine Eraville que murió tras contagiarse la enfermedad cuando ella no pudo recibir la vacuna debido a un trasplante de corazón.
Los expertos en sanidad advierten de que el movimiento antivacunas es el principal responsable de esta situación, al difundir falsas noticias por redes sociales y acabar creando un clima de escepticismo.
«Toda la comunidad científica estamos muy preocupados con la situación: epidemiólogos, pediatras, expertos en enfermedades infecciosas y muchos ministros de salud. Es inconcedible que tengamos muertes por sarampión, niños que mueren de sarampión» – afirma Vytenis Andriukaitis, comisario de salud de la Unión Europea y excirujano cardíaco.
Algunos movimientos políticos también se están sumando a los antivacunas
Pero además del movimiento antivacunas, preocupa también la posición de algunos partidos políticos -tanto en Europa como en Estados Unidos-, que están difundiendo informaciones falsas sobre la seguridad de las vacunas y provocando dudas en algunos sectores de la población.
Este es el caso de Italia, en donde miembros del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y sus aliados en el gobierno, la Liga, de extrema derecha, manifestaron antes de llegar al poder que las vacunas no eran seguras, e incluso cuentan con una ministra de sanidad que ha criticado duramente la vacunación obligatoria en el país.
Otros países como Rumanía, Polonia, Estados Unidos o Francia también cuentan con políticos que en algún momento se han manifestado contrarios a las vacunas.
Pero también hay países especialmente sensibilizados con este grave problema de salud, y que han decidido tomar medidas para elevar la tasa de vacunación entre la población infantil. Es el caso de Australia, Italia, Holanda, Bélgica, Bulgaria, República Checa e incluso Francia, entre otros.
En cualquier caso, aunque los movimientos antivacunas son una de las principales causas que se esconden detrás del descenso de las coberturas vacunales en general, y el brote de sarampión europeo en particular, no es el único motivo, y en algunos países también se suman otras causas como:
- Sistemas de salud pública debilitados,
- Importantes recortes en las campañas de vacunación de los últimos años,
- Problemas de exclusión social de una parte de la población, así como problemas logísticos,
- Falta de información o compromiso por parte de los padres para completar la vacunación de sus hijos.
En cuanto a nuestro país se refiere, por suerte, y según datos del Comité Asesor de Vacunas de la AEP, las coberturas vacunales son excelentes, especialmente en primovacunación, situándose por encima del 97 por ciento. Por ello, los expertos no creen necesario imponer la obligatoriedad, y apuestan por seguir concienciado a las familias sobre los beneficios de las vacunas, y la importancia de vacunar a nuestros hijos.
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Vía | El Diario