Uno de los grandes estrenos de Netflix de esta semana es ‘Fenómenas’, una comedia de terror española que toma como base la historia real del Grupo Hepta, una organización altruista centrada en la investigación de fenómenos paranormales en España muchos antes de que Iker Jiménez acaparase toda la atención sobre ese tema en nuestro país.
Con ese curioso punto de partida, ‘Fenómenas’ nos traslada a Madrid en el año 1998, época en la que el grupo está pasando por una situación delicada, lo cual hace que acepten un caso que aparentemente no tiene nada de especial pero que acaba complicándose mucho más de lo esperado. El resultado es una película bastante solvente en líneas generales en el que destaca el trabajo de su trío protagonista.
Bastante mejor de lo esperado
Algo que me despertaba serias dudas sobre ‘Fenómenas’ era la presencia tras las cámaras de Carlos Therón, ya que no puedo decir que sea un gran amante de sus películas –‘Operación Camarón’ era mi favorita hasta ahora y tampoco es que fuese nada del otro mundo- y además me chocaba la idea de que se ocupase de una obra en la que el terror debía tener una presencia más o menos marcada en el relato. Temía que todo fuese a acabar siendo una tontería al servicio de sus dos protagonistas y prestando poca atención a su acabado formal, pero, afortunadamente, estaba equivocado.
Es verdad que nunca resulta deslumbrante, pero desde el primer momento se nota cierta preocupación en que el hecho de situarse en una época concreta no sea una simple anécdota, algo que se percibe sobre todo en la caracterización de las tres protagonistas, pero también en otros detalles de diseño de producción que ayudan a dar una mayor consistencia a la propuesta. Eso también se traslada a lo visual, con un acertado trabajo en la fotografía de Ángel Amorós a la hora de meter en situación al espectador, mientras que Therón muestra un mayor mimo a la hora de construir los planos y de jugar con el guion de Fernando Navarro y Marta Buchaca para crear suspense y expectación alrededor de los hechos que van sucediéndose.
Eso sí, el terror y hacérselo pasar mal al espectador nunca es algo a lo que ‘Fenómenas’ preste especial atención, ya que prefiere centrarse en el misterio de ese anticuario y cómo todo va creciendo cada vez más hasta que la cosa estalla del todo. Por ello, quien busque una experiencia inmersiva o grandes sustos, puede ir olvidándose de encontrar eso aquí. Hay algún sobresalto aquí y allá, pero en general predomina mantenerlo todo bajo control y dar más prioridad a la investigación.
Muy medida, quizá demasiado
Ahí la película podría haber apostado por tomárselo todo a mofa y que los personajes de Belén Rueda, Toni Acosta y Gracia Olayo destacasen desde lo cómico hasta el punto de canibalizar todo lo demás. No obstante, ‘Fenómenas’ también está bastante medida ahí, buscando que sea más la personalidad de sus personajes la que despierte la simpatía del espectador en lugar de recurrir a la gracieta fácil -aquí prima más partir de algún hecho más o menos cotidiano y construir a partir de ahí-. Eso es algo que las tres saben aprovechar para brillar siempre que la ocasión lo permite, convirtiéndose así en el principal baluarte de la película, pues su aportación es clave para dar con ese tono tan complicado de moverse siempre desde la ligereza pero sin desvirtuar la amenaza en ciernes.
Además, ese reparto más maduro también ayuda a dar un toque único a ‘Fenómenas’, ya que la película nunca rehúye este hecho y no duda en asimilarlo a la hora de abordar tanto la historia que nos cuenta como la relación entre las tres protagonistas. También ayuda que haya buenas aportaciones en roles secundarios de intérpretes como Emilio Gutiérrez Caba o Miren Ibarguren, donde también predomina el estar al servicio de la película en lugar de dar más importancia al lucimiento personal.
Todo ello también resulta un arma de doble filo, pues es verdad que no hay nada en ‘Fenómenos’ que destaque para mal, pero tampoco hay algo que brille con tal intensidad que convierte su visionado en obligatorio. Sí que despierta curiosidad por conocer más sobre la historia de ese grupo de investigadores de lo paranormal -y esa escena post-créditos parece estar prometiendo una posible secuela-, pero como película de terror es bastante suave y como comedia no es especialmente graciosa, por lo que habrá quien vea aquí simplemente una oportunidad perdida. La clave aquí está en lo bien que sabe manejarse entre ambas realidades para que se vea con agrado y sus ajustados 90 minutos de metraje se ven como agrado.
¿Entonces merece la pena o no?
‘Fenómenas’ no es una gran película, algo que se debe en parte a que se conforma con ser como mínimo correcta en todo lo que propone. El buen hacer del reparto, en especial de Rueda, Acosta y Olayo, y el relativo mimo con el que parece haberse hecho acaban siendo lo más estimulante de este especie de mezcla a la española de ‘Los Cazafantasmas’ y ‘Expediente Warren’.
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