Miles de personas volvieron a las calles de Myanmar por quinto día consecutivo en protesta contra el golpe de Estado.
Decenas de miles de personas volvieron este miécoles masivamente a las calles de Myanmar (antigua Birmania) por quinto día consecutivo en protesta contra el golpe de Estado, pese a la respuesta represiva y los ataques nocturnos del Ejército contra la sede de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi.
Decenas de miles de personas, según distintas estimaciones, marcharon por el centro de Yangón, la capital económica del país, haciendo caso omiso del recrudecimiento de la represión de este martes y la determinación de los generales golpistas ante los llamados de restablecer la democracia.
«Haremos cualquier cosa para rechazar al Gobierno militar», dijo Kyaw Kyaw, un empleado de hotel citado por la agencia de noticias AFP.
Varios miles de personas se concentraron también en Naipyidó, capital administrativa de Myanmar en el centro del país.
En el estado oriental de Kayah, algunos policías se unieron a los manifestantes, informaron medios locales.
Este martes la ONU condenó lo que calificó como el uso «desproporcionado» e «inaceptable» de la fuerza del ejército, que el 1 de febrero perpetró un golpe de Estado y puso fin a diez años de experimento democrático en el país asiático.
El relator especial de Naciones Unidas para Myanmar, Tom Andrews, condenó el uso de la fuerza y aseguró que la policía disparó contra una mujer que resultó herida en Naipyidó, mientras en las redes sociales los internautas compartieron masivamente las imágenes que recogían esta acción policial.
La joven, Mya Thwe Thwe Khin, herida en la cabeza, se encuentra en «cuidados intensivos pues necesita ayuda para respirar aunque sigue inconsciente», explicó un médico del hospital de Naipyidó.
Este martes un médico aseguró que las fuerzas de seguridad dispararon munición real, a juzgar por las heridas que sufrieron dos jóvenes hospitalizados en estado crítico.
En Mandalay, la segunda ciudad del país, la policía lanzó gas lacrimógeno contra los manifestantes que enarbolaban banderas de la LND, cuyos militantes denunciaron que los militares allanaron los locales de esa formación en Yangón.
«El dictador militar entró y destruyó el cuartel general de la LND«, dijo el partido en su página de Facebook, mientras en varias ciudades del país las fuerzas de seguridad reprimían las manifestaciones con carros hidrantes y disparos de balas de goma.
Un miembro de la LND, Soe Win, declaró que un vigilante había visto el allanamiento a través del sistema de videovigilancia por control remoto, pero que no había podido intervenir a causa del toque de queda.
Por la mañana, constataron que habían forzado las cerraduras y una vez dentro de la sede, cortaron cables de la red eléctrica y del servidor, faltaba material informático y los documentos bancarios habían desaparecido de la caja fuerte.
Según Soe Win, el partido prevé denunciar los hechos ante la policía.
Las autoridades prohibieron el lunes por la noche todas la congregaciones de más de cinco personas en Yangón, Napypidó y otras ciudades y decretaron un toque de queda.
En los últimos días, centenares de miles de manifestantes salieron a las calles del país, pidiendo la liberación de los detenidos, el fin de la dictadura y la abolición de la Constitución de 2008, hecha a medida del ejército.
Desde el golpe de Estado, el 1 de febrero, el número de personas detenidas ascendía a 190, según una oenegé que ayuda a presos políticos.
El golpe de Estado fue condenado por EEUU, la Unión Europea, el Reino Unido y muchos otros países.
Nueva Zelanda anunció que suspendía sus relaciones militares y políticos de alto nivel con Myanmar, convirtiéndose en el primer país en tomar medidas para aislar a la junta.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará este viernes una sesión especial para analizar estos acontecimientos.