Ante
la
notificación
de
nuevos
casos
de
Fiebre
Hemorrágica
Argentina
(FHA)
en
la
provincia,
el
Ministerio
de
Salud
recuerda
la
importancia
de
la donación
de
plasma
inmune
o
convaleciente de
aquellas
personas
que
hayan
atravesado
la
enfermedad.
Este
procedimiento
consiste
en
la extracción
de plasma,
mediante
una
técnica
de
separación
de
componentes
llamada aféresis,
que
es
un
procedimiento
totalmente
seguro
para
la
persona
donante.
Al
respecto,
Luciano
Slobodianiuk,
jefe
del
Banco
de
Sangre
de
la
provincia
destacó: “El
plasma
inmune
o
plasma
convaleciente
de
recuperados
de
FHA
es
el
único
tratamiento
capaz
de
salvar
la
vida
y
mejorar
la
salud
de
un
paciente
con
la
infección
aguda”.
Si
bien
desde
la
cartera
sanitaria
se
coordinan
regularmente
acciones
para
contactar
a
potenciales
donantes,
es
importante
que,
quienes
lo
sean,
también
se comuniquen
con
alguna
de
las
áreas para
manifestar
su
intención
de
colaborar.
Cabe
destacar
que
pueden
donar
las personas
mayores
de
18
años
–y
hasta
los
65
años-
que
hayan
tenido
una
infección
confirmada
de
FHA,
luego
de
haber
transcurrido
un
año
de
la
enfermedad.
Asimismo,
es
necesario
pesar
más
de
50
kilos,
gozar
de
buena
salud
y
no
tener
enfermedades
preexistentes
como
hepatitis
luego
de
los
11
años
de
edad,
antecedentes
de
neoplasia
(o
cáncer)
o
enfermedades
cardiovasculares
graves.
Aquellas
personas
que
quieran
donar
y
cumplan
con
estos
requisitos
pueden
acercarse
al
Banco
Central
de
Sangre,
ubicado
en Rosario
de
Santa
Fe
374
(Viejo
Hospital
San
Roque)
o
comunicarse
al
teléfono 351-2480189.
Es
importante
remarcar
que
el
tratamiento
con
plasma debe
administrarse
en
los
primeros
ocho
días
de
evolución
de
la
enfermedad; por
lo
que
también
es
fundamental
el diagnóstico
precoz.
Sobre
la
Fiebre
Hemorrágica
Argentina
La
FHA
es
causada
por
el virus
Junín,
y está
presente
en
una
extensa
región
que
abarca
parte
de
la
provincia
de
Buenos
Aires,
Santa
Fe,
Córdoba
y
La
Pampa. Afecta
a
quienes
viven
en
zonas
endémicas
–
rurales,
urbanas
y
periurbanas-
donde
habitan
los roedores Calomys
musculinus que
actúan
como
reservorio
del
virus.
El
virus
se
encuentra
en
la
saliva,
la
orina
y
la
sangre
de
los
roedores;
el
contagio
se
da
cuando
las
personas
entran
en
contacto
con
el medio
ambiente
contaminado y
adquieren
la
infección
por inhalación
a
través
de
aerosoles o
a
través
de pequeñas
heridas
de
la
piel
o
mucosas. La
transmisión
interhumana
es
excepcional.