Desde un punto de vista de fan del automóvil, digamos el petrolhead, el coche eléctrico puede ser visto como el anticoche. Ya no esa sensación de comunión con el coche ni el rugido de un potente motor, es cierto. Sin embargo, además de una ventaja medioambiental, el coche eléctrico tiene un efecto positivo: atrae gente al automóvil que de otra manera nunca se habría interesado por los coches.
Ya no es raro ver un Tesla en eventos tipo Cars & Coffee, por ejemplo. Mientras que algunos aficionados han podido convertirse en creadores de automóviles, adaptando un coche clásico (o uno más reciente) en un coche eléctrico. Desde un simple Renault Twingo hasta un Ferrari 308 GTS pasando por los incansables Minis, muchos son los que han hecho del retrofit eléctrico un negocio.
Un coche eléctrico nuevo con una autonomía decente sigue siendo un producto caro y, salvo contadas excepciones, relativamente aburrido para el aficionado. Como vemos en nuestro listado de todos los coches disponibles actualmente en el mercado español (realizado en febrero), la mayoría de coches eléctricos que podrían interesar un aficionado son coches de lujo.
Por otro lado, los modelos compactos tienen precios de premium y los modelos asequibles son, con todos mis respetos, meros electrodomésticos. Así, más de un aficionado decidió invertir en un coche antiguo, viejo o clásico para convertirlo en coche eléctrico.
En España, conocimos de cerca cómo Álex convirtió un Renault Twingo de 1997 en coche eléctrico para su uso personal, lo que le dio pie a abrir su negocio de retrofit eléctrico: elektruncars.
El ejemplo más famoso, fuera de España está vez, es el de Maté Rimac. Antes de fundar su propia marca de superdeportivos, tener a Koenigsegg y otros fabricantes como clientes y vender parte de su empresa a Porsche, Rimac comenzó convirtiendo un BMW Serie 3 E30 en coche eléctrico.
Es un negocio en pleno auge aunque incipiente y que nos ha dado creaciones variopintas y espectaculares. Estos son algunos de los ejemplos más sonados de retrofit eléctrico.
Austin Mini éléctrique
Esta conversión no viene del Reino Unido sino de la cuna del automivilismo galo: Le Mans. La empresa Ian Motion se ha especializado en el retrofit de vehículos clásicos y ha convertido ya varios Mini clásicos en eléctricos. Esta empresa, además de la conversión, se encarga de la restauración y/o personalización de cualquier coche clásico.
Lógicamente, este tipo de conversiones realizadas de forma artesanal no son precisamente baratas. Hay que contar unos 40.000 euros para la conversión del Austin Mini de Ian Motion. Equipa un motor de 47 CV y una batería de iones de litio de 18 kWh (el espacio en un Mini es el que es…) para una autonomía de 150 km. Suficiente para un coche urbano como el Mini.
Fiat 124 Spider
El Fiat 124 Spider es en Europa un coche clásico venerado y un tanto exclusivo, pero en California es un modelo todavía relativamente abundante. Electric GT, empresa californiana, ha creado una versión eléctrica usando celdas de Tesla para crear una batería de 36 kWh asociado a un motor eléctrico de 176 CV. Electric GT anuncia una autonomía de hasta 120 millas (unos 193 km). Uno de los elementos más sorprendentes es la presencia de una caja de cambios manual.
Ferrari 308 GTS
De nuevo es una creación de Electric GT, pero si bien visto desde el prisma del marketing es una genialidad, también puede ser considerado un sacrilegio. Y es que una cosa es convertir un Austin Mini o un SEAT 600, coches populares y abundantes, y otra una pieza rara y exclusiva como este Ferrari 308 GTS.
El Ferrari 308 GTS de Electric GT equipa una batería de 46 kWr, un motor de 330 CV que le permite acelerar de 0 a 60 mph (96 km/h) en 5 segundos con una velocidad máxima superior a los 290 km/h. Todo ello con una autonomía superior a los 200 km, aseguran sus creadores.
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Y curiosamente, al igual que el Fiat 124 Spider, equipa una caja de cambios manual. Eso sí, no funciona al uso. Es decir, en lugar de subir las marchas cortas (primera, segunda, etc) hasta las más largas (cuarta y quinta, por ejemplo) este cambio manual simplemente imita la respuesta y aceleración de un cambio manual.
Si quieres fuertes aceleraciones escoges una corta, si prefieres pasear, pones la quinta. Obviamente, no hace falta ir cambiando de marchas para circular ni respetar el orden. Es simplemente un selector de respuesta al acelerador disfrazado de cambio manual.
Icon Mercury 1949: estilo rat y corazón de Tesla
Icon abandona el uso de un clásico pero potente y musical V8. Bajo el capó de este Mercury 1949 en aparente mal estado (todo lo contrario, en realidad), se esconde una composición que recuerda un bloque V8.
Está realizada con las unidades de control de la batería y algunas de las celdas que componen el pack de 85 kWh de un Tesla Model S. El resto de las celdas están situadas entre los asientos traseros y el maletero. Los motores eléctricos que equipa desarrollan cerca de 400 CV y entregan 637 Nm. La autonomía máxima de este Mercury, según Icon, es de entre 240 y 320 km.
Jaguar E-Type Zero
Que hay negocio, aunque sea todavía incipiente, en los retrofit eléctricos es evidente. El tiempo dirá si se queda en un nicho de mercado o bien va a más cuando el precio de las baterías bajen o se puedan usar baterías recicladas de forma masiva. Jaguar también lo tiene claro y ha convertido todo un Jaguar E-Type en coche eléctrico -que tuvo un papel protagonista en la boda real de Meghan Markle y el príncipe Harry– y que venderá en pequeña serie bajo pedido.
Jaguar habla de una autonomía superior a 170 millas (270 km), de un peso de tan sólo 1.361 kg y de una batería de iones de litio de 40 kWh recargable desde su nivel mínimo en un máximo de siete horas. La batería está ubicada en el túnel de transmisión, dejado vacío al eliminar la caja de cambios manual y el árbol de transmisión.
Movelco e600
Este SEAT 600 convertido en coche eléctrico debutará en el Salón Motortec, que se celebra entre el 13 y el 16 de marzo en Ifema (Madrid). Realizado por Little Electric Cars, filial de Movelco y Recalvi, el e600 es el ejemplo perfecto de lo que puede ser el retrofit: un coche urbano, limpio y con un estilo muy diferente e icónico frente a, por ejemplo, un smart EQ fortwo.
Porsche 914: el favorito de las conversiones
En Estados Unidos hay toda una serie de kits de conversión para hacer del Porsche 914 un clásico eléctrico. Al eliminar el motor central, al transmisión y el depósito de gasolina queda bastante espacio para ubicar baterías delante y detrás. Siendo la falta de espacio el principal escollo de un retrofit, el Porsche 914 resulta ideal justamente por su abundante espacio. Una de las propuestas más recientes es la de EV West y Retrofure.
Sacrilegio o genialidad
Los más fanáticos verán en el retrofit eléctrico una auténtica aberración. Pero si somos un poco pragmáticos, algunos clásicos piden a gritos una conversión. Me explico. Un clásico se convierte en clásico por alguna característica o un cúmulo de características.
Los clásicos populares, como el 600, son el reflejo de una época, un recuerdo de la niñez. Los clásicos más prestigiosos pueden serlo por la belleza de su carrocería, como casi cualquier creación de Pininfarina de los años 50 y 60, o bien por su palmarés en competición, como por ejemplo un Renault Turbo. La exclusividad, léase su rareza, juega también un papel crucial. Algunos clásicos destacan simplemente por su inusual belleza, como un Citroën DS, o bien por su motor, como un Ford Mustang o cualquier Ferrari. O bien por ambas cosas, como un Ferrari.
Así desde el punto de vista de un aficionado puede tener sentido convertir un eléctrico, como un Mini o un Citroën DS, en eléctrico. Y es que, sinceramente, las motorizaciones que equipa el DS no son precisamente obras de arte y muy potentes… Pero y un Citroën DS restaurado, con su suspensión hidráulica de época y carrocería de otro mundo pero equipado con un motor eléctrico no sería para nada incongruente. Ahora bien, eliminar el V8 de un Ferrari o un Mustang no tiene mucho sentido, pues los motores son el alma de esos coches.