Ayer mismo se publicó la historia de una bebé de un mes de edad que se atragantó tomando el biberón, y que se salvó, según cuentan, por la actuación de dos policías que realizaron maniobras de resucitación.
La realidad es que los atragantamientos con la leche son relativamente frecuentes y se suelen solucionar sin hacer demasiado, pero por si acaso os sucediera, vamos a explicaros hoy cómo actuar si vuestro bebé se atraganta con la leche, ya sea mientras maman del pecho, ya sea tomando un biberón.
Si se atraganta mucho
Si a tu bebé le sucede de manera frecuente es posible que este párrafo no te haga falta, porque ya se lo habrás comentado al pediatra y quizás ya te haya dado la solución. Y es que si un bebé se atraganta muy frecuentemente se suele hacer una valoración por si hay un trastorno de la deglución, reflujo gastroesofágico, etc.
También puede suceder que sea más una cuestión externa: que la leche del biberón caiga demasiado rápido para que el bebé pueda gestionarla eficazmente, o bien que el reflejo de eyección de la leche materna sea tan fuerte que los primeros «chorros» salgan directos a la garganta del bebé, con fuerza, provocándole el atragantamiento.
En el primer caso, habrá que ajustar el caudal de la salida de la leche e incluso modificar el modo en que se alimenta al bebé, poniéndolo más vertical (el método Kassing es una buena opción). En el segundo, puede ayudar que la madre se extraiga un poco de leche antes de amamantar, para que cuando el niño succione no salga con tanta fuerza.
Si un día, de repente, se atraganta
Aunque el susto que te llevas es grande, porque hablamos de bebés pequeños, lo bueno de atragantarse con un líquido es que es eso, un líquido, y difícilmente taponará las vías respiratorias de manera muy peligrosa.
Lo habitual, cuando algo de líquido se va hacia la vía respiratoria es que se desencadene el reflejo de tos para ir, poco a poco, sacando la leche hacia el exterior. Pero a veces, antes de la tos, nos podemos encontrar con el niño cada vez más alterado tratando de coger aire, y entonces lo más lógico es ponerlo boca abajo enseguida para que, por gravedad, sea más fácil que el líquido vaya afuera (muchas veces se atragantan cuando regurgitan un poco de leche, si están mirando hacia arriba y no saben gestionar la leche que les sube).
Más allá de ponerlos boca abajo, no hay que hacer nada si el bebé está tosiendo, porque de ese modo ya está solucionando el episodio de atragantamiento.
Ahora bien, si poco a poco va dejando de toser y en vez de estar mejor, está peor, no solo tendremos que pedir ayuda (que alguien llame a emergencias), sino que deberemos valorar cuál es el estado de consciencia del niño.
Si está consciente
Según las últimas guías de resucitación del European Resuscitation Council, si un niño con una obstrucción de la vía aérea está consciente pero no tose, o si la tos no es efectiva, deberemos empezar a darle golpes en la espalda con el talón de nuestra mano.
Si a pesar de los golpes vemos que el bebé no está respirando (esto es más habitual si se ha atragantado con algún objeto sólido), pasaremos a hacer compresiones torácicas. En ambos casos se intenta aumentar la presión intratorácica del bebé para producirle una tos artificial y ayudarle a mover el objeto que obstruye la vía aérea.
Si aún así no lográramos nuestro objetivo, deberíamos continuar con una secuencia de cinco golpes en la espalda y cinco compresiones torácicas, pero insistimos, es muy, muy poco probable que lleguemos a este punto porque lo más habitual es que a poco que modifiquemos la postura en la que está, el líquido vaya saliendo al exterior, ayudado por la misma tos del bebé.
¿Y si lo encontráramos inconsciente y sin respiración?
Hay gente que deja a los bebés tomando el biberón solos, porque han visto que son muy capaces de ir gestionándolo. El bebé se queda tumbado, el biberón apoyado de algún modo estratégico, y va comiendo a medida que quiere ingerir el alimento.
Esto, obviamente, es muy peligroso, porque el riesgo de atragantamiento es evidente, y si no estamos ahí para actuar, cuando lleguemos puede ser demasiado tarde.
De igual modo, se recomienda que, como mínimo los primeros seis meses, el bebé duerma en la misma habitación que los padres porque, en caso de que haya cualquier incidencia, estos puedan actuar (estoy pensando en un bebé que regurgite leche, por ejemplo, o vomite, y nadie esté a su lado para modificar su postura y que no se ahogue con dichos fluidos).
Si, por lo que fuera, llegáramos y viéramos al bebé inconsciente, sin respiración, no solo tendríamos que intentar limpiar la boca para sacar toda la leche posible o buscar un posible objeto con la vista, sino que habría que empezar a realizar lo que se conoce como reanimación cardiopulmonar o soporte vital básico.
Para ello, se empieza con las llamadas respiraciones de rescate: abrir la vía aérea echando la cabeza un poco hacia atrás mientras se abre la boca (maniobra frente-mentón) y dar 5 ventilaciones de rescate, mientras se observa que, al hacerlo, el tórax del bebé sube y baja (si no lo hace, hay que asegurarse de que hemos abierto bien la vía aérea con la extensión de la cabeza.
Tras las 5 ventilaciones, se hacen 15 compresiones torácicas y a partir de ahí se van completando ciclos de 15 compresiones con 2 ventilaciones. Seguimos así hasta que nos releve el servicio de emergencias, o hasta que el bebé empiece a respirar y vaya recuperando la conciencia.
Como veis, me he puesto en lo peor, por si acaso. Pero repito, y para no asustaros demasiado: la mayoría de veces es suficiente con prevenir los episodios de atragantamiento y, si suceden, actuar rápido intentando que el bebé saque la leche fuera con su propia tos, en nuestros brazos, boca abajo.
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