¿Cómo
de
potente
puede
llegar
a
ser
una
tormenta
solar?
Más
de
uno
se
habrá
planteado
alguna
vez
esta
pregunta
por
mera
curiosidad.
Y
también
por
necesidad.
Responder
a
esta
pregunta
es
importante
de
cara
a
prepararnos
frente
a
potenciales
tormentas
de
gran
magnitud,
pero
resulta
complicado:
tenemos
una
muestra
limitada
y
los
eventos
de
mayor
intensidad
son
los
que
suceden
con
menor
frecuencia.
Pero
ahora
tenemos
una
nueva
pista.
La
madre
de
todas
las
tormentas.
Un
estudio
reciente
ha
analizado
los
remanentes
de
la
mayor
tormenta
solar
de
la
que
tengamos
constancia
hasta
la
fecha.
La
tormenta,
unas
500
veces
más
potente
que
la
mayor
tormenta
solar
desde
el
inicio
de
la
era
espacial,
habría
sucedido
hace
unos
14.300
años.
Aunque
ya
teníamos
bastantes
pistas
previas
sobre
este
evento,
el
nuevo
estudio
facilita
el
trabajo
de
prepararnos
ante
tales
eventos,
y
también
puede
ayudarnos
a
mejorar
nuestras
técnicas
de
datación
por
radiocarbono.
Hace
14.300
años.
El
descubrimiento
de
esta
tormenta
solar
ha
sido
posible
gracias
a
la
detección
de
un
pico
de
radiocarbono,
el
conocido
carbono-14,
sucedido
hacia
el
año
12.350
a.e.c.,
hacia
el
final
del
último
periodo
glacial.
Esto
implica
que
la
tormenta
no
solo
es
la
más
potente
de
la
que
tenemos
constancia,
también
es
la
única
tormenta
solar
conocida
fuera
del
Holoceno,
la
época
geológica
contemporánea
(si
excluimos
la
existencia
debatida
del
Antropoceno).
Distintas
tormentas.
La
tormenta
analizada
fue
una
tormenta
solar
de
partículas.
Existen
distintos
eventos
que
podemos
catalogar
como
tormentas
solares,
cada
uno
con
sus
características,
como
los
apagones
de
radio,
las
tormentas
de
radiación
solar
o
las
tormentas
geomagnéticas.
Las
tormentas
de
radiación,
como
la
estudiada,
solar
se
producen
cuando
grandes
cantidades
de
partículas
cargadas
procedentes
del
Sol
alcanzan
el
campo
magnético
de
la
Tierra.
Este
campo
tiende
a
desviar
las
partículas
hacia
los
polos,
haciendo
que
el
efecto
en
latitudes
altas
sea
mayor.
Carbono
14.
El
equipo
responsable
del
nuevo
estudio
recurrió
a
un
nuevo
modelo
químico-climático,
SOCOL:14C-Ex,
para
su
análisis.
Este
es
un
modelo
diseñado
para
reconstruir
tormentas
solares
de
partículas
en
condiciones
climáticas
propias
de
las
pasadas
glaciaciones.
Gracias
a
este
modelo,
explican,
fue
posible
constatar
que
esta
tormenta
solar
fue
un
18%
más
fuerte
que
el
evento
del
año
775
e.c.,
la
mayor
tormenta
solar
conocida
hasta
el
descubrimiento
de
este
evento.
“Comparado
con
el
mayor
evento
en
la
era
moderna
de
los
satélites
(la
tormenta
de
partículas
de
2005)
el
antiguo
evento
de
12.350
a.C.
fue
unas
500
veces
más
intenso,
de
acuerdo
con
nuestras
estimaciones”,
explicaba
en
una
nota
de
prensa
Kseniia
Golubenko,
coautora
del
estudio
Los
detalles
del
estudio
fueron
publicados
en
un
artículo
en
la
revista
Earth
and
Planetary
Science
Letters.
Más
que
establecer
un
récord.
El
estudio
nos
permite
establecer
un
nuevo
marco
al
“escenario
más
pesimista”,
señala
Golubenko.
Conocer
a
qué
nos
podemos
llegar
a
enfrentar
nos
da
herramientas
imprescindibles
a
la
hora
de
prevenir
este
tipo
de
eventos.
El
estudio
también
puede
ayudar
unos
científicos
que
estudian
algo
muy
distinto:
los
arqueólogos.
El
análisis
se
ha
basado
en
el
carbono-14,
un
isótopo
muy
importante
a
la
hora
de
datar
restos
de
materia
orgánica
muy
diversos,
desde
telas
hasta
barcos.
Comprender
los
picos
de
este
isótopo
causados
por
el
impacto
de
partículas
cargadas
procedentes
del
Sol
puede
ayudarnos
a
datar
con
mayor
precisión
objetos
creados
en
épocas
pasadas.
Imagen
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NASA/GSFC/CIL