Como un director «raro«, así percibía Villaronga que las gentes lo encasillaban, aunque él nunca se consideró como tal. Sí le sorprendió el hecho de que portando tal etiqueta le llovieran los premios y elogios de la crítica internacional en la última década, sobre todo el enorme éxito que alcanzó con ‘Pa negre (Pan negro)‘, película que arrasó en los premios Goya y en los Gaudí.
Fallecido el pasado 22 de enero a la edad de 69 años como consecuencia de un cáncer, Agustí Villaronga Riutort nació en Palma de Mallorca, en plena dictadura franquista, el día 4 de marzo del año 1953. Desde su infancia tuvo clara su pasión por el séptimo arte, aunque sus inicios fueron en el teatro de la mano de Núria Espert, primero como actor y luego en otras responsabilidades.
Un autor inclasificable, una obra plagada de riesgos
Asentado desde joven en Barcelona, donde se licenció en Geografía e Historia, Villaronga encadena trabajos en proyectos audiovisuales, principalmente en departamentos como la dirección artística y el vestuario. A finales de la década de los 70 y principios de los 80 dirige tres cortometrajes —’Anta mujer’ (1976), ‘Laberint’ (1980) y ‘Al Mayurka’ (1980)— en los cuales ya se evidencia de manera temprana la diversidad en temas y formas que caracterizará la obra del balear. Será en 1986 cuando se produzca su debut en el largometraje con ‘Tras el cristal‘, un thriller dramático de poco presupuesto que él también escribe en solitario y que se presenta en la Berlinale.
Protagonizada por David Sust, Günter Meisner y Marisa Paredes, la película narra de forma cruda y descarnada la perversa relación entre un sádico asesino y violador, además de antiguo torturador en los campos de concentración nazis, hoy día tetrapléjico y conectado de forma perenne a un pulmón de acero, y un joven que se ofrece misteriosamente a cuidarlo.
Fantasías sexuales, manipulación emocional, vejaciones, violencia despiadada… todo un carrusel de depravaciones que le valió destacados reconocimientos en festivales de todo el mundo. El filme está considerado como uno de los debuts españoles que más conmoción causó. «’El imperio de los sentidos’ se queda casi en un asunto de bebés comparado con esta película», se pudo leer tras su estreno en el diario El País.
Su siguiente largometraje es ‘El niño de la luna‘ (1989), una intrincada y original historia fantástica acerca de un niño de la Europa de entreguerras que cree ser la encarnación de un Dios africano. Se presenta en la Sección Oficial de Cannes y se alza con tres premios Goya (guion original, maquillaje y vestuario), pero no termina de encandilar ni a la crítica ni a los espectadores. En 1992 estrena el documental ‘Al-Andalus: las artes islámicas en España‘ y en 1995 llega ‘El pasajero clandestino‘, largometraje coproducido entre Francia y España que adapta la obra homónima escrita por el escritor belga Georges Simenon.
En el Festival de Sitges se presenta ‘99.9. La frecuencia del terror‘ (1997), cinta que acaba siendo galardonada con el premio a la mejor fotografía en dicho certamen. María Barranco, Terele Pávez, Ruth Gabriel, Gustavo Salmerón y Vicky Peña conforman el reparto actoral de esta obra de terror con tintes sobrenaturales que protagoniza Lara, presentadora de un programa radiofónico sobre misterios y espiritismo que se verá envuelta en la investigación del extraño fallecimiento de Víctor, el padre de su hijo. Destaca la tenebrosa fotografía del siempre notable Javier Aguirresarobe.
Con ‘El mar‘ (2000) consigue el unánime reconocimiento de la crítica internacional. Esta dramática historia transporta al espectador hasta Mallorca durante las conflictivas décadas de los 30 y 40. Manuel Tur y Andreu Ramallo son dos jóvenes enfermos de tuberculosis que mientras esperan su curación en un sanatorio son conscientes de que lo que sienten el uno por el otro es más que amistad. La Berlinale vuelve a ser la casa que acoja el estreno de su película.
En 2002 codirige junto a Lydia Zimmermann e Isaac P. Racine una de sus obras más inclasificables y controvertidas. ‘Aro Tolbukhin: en la mente del asesino‘ es un falso documental coproducido entre España y México y protagonizado por Daniel Giménez Cacho y Carmen Beato sobre un asesino húngaro que en el año 1982 quemó vivas a siete personas en Guatemala. La película concursa en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, donde cosecha división de opiniones, y es nominada a siete premios Ariel, aquellos que conceden la Academia de cine mexicana, de los cuales gana los de mejor actor y mejor actriz.
En el año 2007 estrena ‘Después de la lluvia‘, adaptación de la obra teatral de Sergi Belbel; una película destinada para televisión que a pesar de puntuales cualidades y el distinguido equipo de intérpretes que en ella actúan (Marisa Paredes, Candela Peña, Vicenta N’Dongo, Jordi Bosch, Àlex Brendemühl, Roger Casamajor, Secun de la Rosa) pasa sin pena ni gloria. No lo hace, ni muchísimo menos, su siguiente obra, la sensacional ‘Pa negre (Pan negro)‘, estrenada en 2010. Basada en la novela de mismo título del escritor barcelonés Emili Teixidor, la película es la primera que estando rodada en catalán consigue el Goya a la mejor película. Fue, además, la candidata por la Academia a los Premios Óscar.
Villaronga se sumerge nuevamente en la posguerra española para relatar el despertar de Andreu, un niño de un pueblo rural de Cataluña cuya familia perteneció al bando republicano. Andreu descubre en el bosque los cadáveres de un padre y su hijo, y a partir de aquí observará las rencillas y secretos que esconden los adultos que conviven con él en el pueblo. 9 premios Goya (entre ellos los de mejor película, mejor dirección y mejor guion adaptado), 13 premios Gaudí, el premio Ariel a la mejor película iberoamericana y la Concha a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián para Nora Novas son algunos de los galardones que recibió la obra.
En 2011 recibe Villaronga el Premio Nacional de Cinematografía y un año después estrena la miniserie de dos capítulos ‘Carta a Eva‘, en la que profundiza en el viaje que Eva Perón realiza a España en 1947. En 2015 realiza el documental ‘El testamento de Rosa‘, sobre el cáncer que padeció la actriz Rosa Novell y que le costó finalmente la vida. En este mismo año se estrena también el vehemente largometraje ‘El Rey de La Habana‘, coproducción española-dominicana que plasma en la pantalla la novela del cubano Pedro Juan Gutiérrez. La actriz Yordanka Ariosa consigue el premio a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián.
‘Incierta Gloria‘ (2017), ‘Nacido rey‘ (2019) y ‘El vientre del mar‘ (2021) son sus últimas tres películas estrenadas, tres dramas históricos que se adentran respectivamente en la Guerra civil española, en la relación entre la Península Arábiga y Europa después de la Primera Guerra Mundial, y en el trágico naufragio en 1816 de la fragata francesa Alliance en costas senegalesas. Este último título, ‘El vientre del mar’ (‘El ventre del mar’ en su título original en catalán), se convirtió en la obra con el mayor número de premios obtenidos en toda la historia del Festival de Málaga, un total de 6, entre ellos la Biznaga de Oro a la mejor película y el premio a la mejor dirección.
‘El vientre del mar’: la película
Una película experimental en la que Villaronga reflexiona acerca de los naufragios de ayer y de hoy, de las injusticias que se repiten en el tiempo, a través de un original dispositivo formal que combina teatro, fotografía (se insertan instantáneas del reconocido fotoperiodista italiano Francesco Zizola sobre embarcaciones de migrantes en alta mar), pintura (‘La balsa de la Medusa’ de Théodore Géricault), literatura (el libro ‘Océano mar’ de Alessandro Baricco) y saltos en el tiempo.
Villaronga contó para este filme con Roger Casamajor, uno de sus intérpretes fetiche, además de con actores curtidos en teatro, y es que en un primer momento el realizador catalán tenía previsto montar una obra teatral y adaptó el texto de Baricco para tal fin, pero la situación pandémica provocó la trasmutación en obra cinematográfica. «Un acto de rebeldía», según afirmó el propio cineasta, aunque quedando latente, como se señalaba antes, la teatralidad del proyecto. El presupuesto, en todo caso, fue exiguo (unos 400.000 euros), más si cabe si se tiene en cuenta las exigencias que requería el guion. No obstante, esta escasez presupuestaria le sirvió a Villaronga para agudizar su ingenio y así se demuestra en la película.
La trama parte de ese naufragio de la fragata Alliance que obligó a 147 de sus tripulantes hacinarse en una balsa para sobrevivir. Días de infierno en alta mar en los que se producen hambrunas, violencia, brotes de locura, canibalismo… Unos hechos que conmocionaron a la sociedad gala de la época. La crudeza y lo poético, la injusticia más desalmada y el amor más solidario, escenas con diálogos extensos y profundos y escenas sin rastro de ellos, contemplativas. Una propuesta exigente que no todo el público aceptará, siendo esta una muestra clara de la libertad creativa de su creador.
Dijo Villaronga durante el estreno en Málaga de este título que al él le gusta ahondar en temas profundos y desde perspectivas nuevas, con riesgos, pero con la intención siempre de que el público entienda sus películas. Se da el caso, además, de que las últimas obras cinematográficas del director eran encargos, a excepción de ‘El vientre del mar’. «Se trata de un proyecto muy personal, pero no siempre es posible hacerlo, y a través de una plataforma no la podríamos haber financiado», declaró el realizador.
Han sido muchas las personalidades del arte y de la política que han mostrado su dolor por esta significativa pérdida. Una figura que revitalizó la industria cinematográfica catalana y que mostró que una película rodada en catalán podía llegar todo lo lejos que se imaginase. Los XV premios Gaudí, celebrados el mismo día de su muerte, sirvieron de homenaje para esta importante figura del cine español que tantos premios y reconocimientos ha cosechado por el mundo gracias a su plausible carrera y que tiene aún pendiente de estreno la tragicomedia ‘Loli Tormenta’, protagonizada por Susi Sánchez en el papel de una abuela que sufre un severo deterioro cognitivo como consecuencia del Alzheimer. Será a finales de marzo cuando podamos disfrutarla.
No digamos raro, pero sí un cineasta difícil de etiquetar, que nos deja como legado una notable obra cinematográfica marcada por el continuo riesgo, la sempiterna experimentación y un palmario eclecticismo en cuanto a géneros y expresiones visuales se refiere.
La memoria, esa de la que tanto él se ocupó en sus películas —ya sea a través de narraciones históricas que abarcan periodos y espacios geográficos tan dispares como el África del siglo XIX, la Arabia Saudí de principios del XX, el Holocausto o la Guerra civil española, así como empleando motores dramáticos como la enfermedad del Alzheimer— no debe relegar, dejar en olvido, a Agustí Villaronga. Que su obra sea siempre recordada.