Durante
la
mañana
de
ayer,
la
delegación
de
la
Agencia
Estatal
de
Meteorología
(AEMET)
en
la
Comunidad
Valenciana
daba
por
finalizado
el
episodio
de
DANA.
A
pesar
la
agencia
aún
emitió
avisos
naranjas
y
rojos
en
distintas
zonas
del
litoral
norte
mediterráneo
y
de
que
aún
esta
semana
se
esperan
lluvias
en
la
región,
la
depresión
causante
de
las
graves
riadas
de
la
semana
pasada
se
ha
desvanecido
ya.
Una
larga
DANA.
La
última
DANA
ha
destacado
por
su
poder
de
destrucción,
el
cual
se
desató
sobretodo
durante
la
jornada
del
martes
29
de
octubre,
pero
también
por
su
duración:
Los
primeros
impactos
relevantes
de
la
DANA
se
produjeron
en
Andalucía
oriental
el
lunes
28
(aunque
ya
el
domingo
comenzaban
a
darse
algunos
episodios
de
lluvias),
y
continuarían
hasta
ayer,
4
de
octubre.
Rubén
del
Campo
confirmaba
ayer
a
la
Agencia
EFE
que
el
episodio
vivido
estos
últimos
días
no
solo
había
sido
muy
intenso,
sino
que
también
se
había
prolongado
en
el
tiempo
más
de
lo
que
es
habitual
dado
el
fenómeno.
El
experto
señalaba
que
la
DANA
había
sido
“excepcional,
tanto
en
duración
como
en
intensidad”.
Otros
meteorólogos
coinciden
en
indicar
esto
mismo.
Además
de
preguntarse
en
numerosas
ocasiones
por
“cuándo
terminará
la
DANA”,
ahora
muchos
se
preguntan
por
qué
se
ha
prolongado
tanto
en
el
tiempo.
Lo
cierto
es
que
aún
no
lo
sabemos,
hará
falta
que
pase
el
tiempo
y
los
estudios
nos
permitan
comprender
nuevos
detalles
sobre
este
fenómeno.
Primeros
informes.
Si
nos
guiamos
por
esta
presunta
relación,
podemos
sospechar
del
cambio
climático
como
factor
determinante.
Algunos
informes
preliminares
han
señalado
este
fenómeno
como
uno
de
los
factores
no
causantes
pero
sí
agravantes
de
esta
DANA
dentro
de
su
contexto
meteorológico.
Uno
de
estos
informes
vino
dado
por
la
asociación
World
Weather
Attribution
(WWA).
Su
informe,
aunque
preliminar,
estimaba
que
el
cambio
climático
habría
agravado
el
impacto
meteorológico
en
un
12%.
El
equipo
encargado
señalaba
que
este
era
un
análisis
“súper
rápido,
analizando
solo
observaciones,
y
que
por
tanto
no
es
un
informe
formal
de
atribución.”
Señalaban
también
que
el
informe
“podría
subestimar
la
intensidad
de
las
precipitaciones
en
ciertas
regiones”.
Otro
informe
reciente,
este
de
ClimaMeter,
se
inclinaba
a
indicar
que
el
cambio
climático
había
potenciado
el
volumen
de
las
lluvias
vistas
durante
la
última
DANA.
Resaltaban
de
nuevo
que
los
datos
son
aún
escasos
para
extraer
“conclusiones
robustas”.
La
importancia
de
la
temperatura.
La
temperatura
superficial
del
mar
Mediterráneo
ha
batido
récords
durante
este
último
verano.
Aunque
la
situación
revirtió
durante
el
mes
de
octubre,
la
energía
térmica
acumulada
en
el
mar
sigue
consistentemente
por
encima
de
la
media
del
periodo
1981-2011,
según
los
datos
de
la
Fundación
Centro
de
Estudios
Ambientales
del
Mediterráneo
(CEAM).
Sospechoso
habitual,
no
el
único.
El
cambio
climático
es
el
“sospechoso
habitual”
en
estos
casos,
pero
siempre
conviene
tener
presentes
algunas
consideraciones
a
la
hora
de
atribuirle
culpas,
como
recuerdan
los
expertos.
El
motivo
es
que
este
es
solo
un
factor
más
en
el
sistema
complejo
de
la
meteorología.
Es
más,
las
consecuencias
de
la
DANA
no
solo
son
fruto
de
la
intensidad
del
fenómeno
meteorológico
en
sí
mismo
sino
consecuencia
de
un
cúmulo
de
circunstancias,
algunas
vinculadas
con
el
clima,
otras
no.
La
persistencia
de
la
DANA
no
ha
sido
impedimento
para
que
miles
de
profesionales
y
voluntarios
se
hayan
puesto
manos
a
la
obra
en
recuperar
los
entornos
y
buscar
a
los
desaparecidos.
A
pesar
de
ello,
el
fin
del
evento
es
un
pequeño
primer
paso
a
la
hora
de
cerrar
heridas,
uno
necesario
y
muy
anticipado.
En
Xataka
|
2023
fue
el
año
en
el
que
El
Niño
y
el
cambio
climático
compitieron.
En
la
Amazonia
ya
sabemos
quién
ganó
Imagen
|
AEMET
/
Copernicus
(Septiembre
de
2024)