Ya
hemos
visto
cómo
Airbnb
ha
ido
perdiendo
su
esencia
inicial.
Tanto
que
hasta
su
CEO
se
ha
lamentado
de
no
ponerle
más
control
antes.
La
web
pasó
de
ser
un
sitio
de
consumo
colaborativo,
donde
el
visitante
pagaba
y
el
huésped
podía
recibir
un
dinero
que
le
ayudase
a
hacer
frente
a
los
gastos
de
su
hogar
o
de
sacar
algo
de
rentabilidad
a
su
propiedad,
a
un
negocio
usado
por
fondos
de
inversión
que
hacen
muchísimo
dinero
y
que
ha
encarecido
la
vida
de
las
ciudades.
Tanto
que
los
propietarios
dejan
las
llaves
en
unos
cajetines
con
códigos
y
así
ni
siquiera
se
saludan.
Ahora,
Italia
ha
prohibido
esas
cajas
tan
impersonales
para
recoger
las
llaves
que
en
muchas
ciudades
llenan
los
portales
de
acceso
a
los
edificios.
El
Ministerio
de
Interior
ha
anunciado
que
el
uso
de
cajas
de
llaves
y
teclados
será
vetado.
Nuevas
medidas
En
realidad,
el
objetivo
no
es
devolver
a
Airbnb
a
su
esencia
inicial
de
tener
más
trato
entre
personas.
Aunque
lo
vaya
a
lograr.
Pero
la
medida
busca
prevenir
riesgos
de
orden
público
y
seguridad.
Es
algo
que
arrancó
en
Florencia
y,
como
ha
funcionado,
se
lleva
a
toda
Italia.
Como
recoge
Xataka:
el
plan
es
combatir
posibles
riesgos
de
terrorismo
y
crimen
organizado.
De
todos
modos,
es
requisito
esencial
que
los
anfitriones
tendrán
la
obligación
de
también
reunirse
físicamente
con
los
visitantes
para
confirmar
que
los
documentos
de
identidad
y
gestionar
procedimientos
de
check-in.
Además
de
eso,
los
huéspedes
tendrán
que
hacer
un
registro
presencial
en
estaciones
de
policía,
sin
importar
cuánto
tiempo
vayan
a
quedarse.
Airbnb
ha
dicho
estar
de
acuerdo
con
las
medidas
de
seguridad
aunque
alega
que
el
check-in
automático
es «una
opción
conveniente
para
las
llegadas
de
manera
flexible».
Airbnb
recuerda
en
su
web
que «a
la
hora
de
decidir
si
convertirse
en
Anfitrión
en
Airbnb
en
Italia,
es
importante
que
entienda
las
leyes
de
su
región
o
ciudad».
Y
recuerda
que
hay
que
firmar
un
contrato
con
sus
huéspedes
y
registrar
huéspedes
a
través
del
portal
Web
de
Alloggiati.
Cuando
se
anunció
esta
medida,
Roberto
Gaultieri,
alcalde
de
Roma,
elogió
la
prohibición
como «una
buena
noticia
para
todos»
y
celebró
el
fin
de «los
candados
y
cajas
que
afean
nuestras
calles
e
impiden
controles
de
seguridad
adecuados».