El número de personas con demencia aumenta cada año más y más. El crecimiento demográfico del número de ancianos y los hábitos pocos saludables hacen que los últimos años de vida se alejen de la salud con diferentes enfermedades como las neurodegenerativas. Para dar cobijo a estar personas con demencia de una manera diferente a las típicas residencias, surgió la Dementia Village Associates, que ofrece aldeas y barrios ficticios en los que los ancianos pueden vivir una realidad diferente.
De «El Show de Truman» a Villa Demencia
Dementia Village Associates (DVA) es un organismo que llevó a cabo una idea proveniente del pasado que puede convertirse en el futuro. DVA describe en su sitio web en qué consiste su trabajo y sus ciudades para personas con enfermedades como la demencia o el Alzheimer:
Creamos entornos de vida personalizados para personas mayores con y sin demencia. No hay grandes edificios anónimos, sino zonas residenciales manejables y agradables. Donde sea cómodo para todos vivir. Donde los residentes se sientan seguros como en casa. Donde disfrutan viviendo sus últimos días, conectados con familiares, cuidadores, proveedores de servicios y atención médica. Donde puedan disfrutar de la preciosa vida a la que estaban acostumbrados y que todavía quieren llevar.
A simple vista parece un folleto típico de residencia de mayores o de centros para personas con demencia, pero en este caso se ha ido un poco más allá. La idea es que las personas hagan su vida «normal» como la hacían antes de olvidar sus recuerdos.
«Villa demencia» es un lugar en el que las personas hacen sus tareas cotidianas, pasean, hablan con vecinos y demás de manera libre, supervisados por personal especialista, claro está. DVA explica que sus espacios están diseñados como una zona residencial normal, de modo que los residentes sientan que llevan una vida cotidiana normal. Van de compras al supermercado, se reúnen con familiares y amigos en la cafetería y en el restaurante y participan en clubes.
¿Dónde está presente DVA actualmente?
DVA ya es una realidad en algunos pueblos o barrios de ciudades, y cuenta con más proyectos que verán la luz pronto:
«No salgas solo, que te puedes perder»
Mi abuelo desarrolló demencia dos años antes de fallecer. A él le encantaba caminar, pero no podía hacerlo sin supervisión porque debido a su enfermedad era fácil que se perdiese, que tuviese algún accidente con el tráfico o alguna confusión con personas que no sabían de su estado.
Los casos de demencia son cada vez más comunes, tanto por el aumento de la esperanza de vida como por los hábitos poco saludables que llevamos a cabo. Eso hace que tengamos que mirar al futuro mejorando las cuatro paredes de una casa, residencia u hospital.
Antes de que las ciudades son lo que vemos hoy en día, nuestros ancestros vivían en pequeñas comunidades en las que se compartía la vida con los vecinos. La idea de DVA es volver a ello en una población especial como los enfermos de demencia.
Estas personas pueden ir a comprar al supermercado, caminar por las calles, ambientes relajados y en definitiva, un pueblo o barrio «normal» donde los enfermos están seguros y pueden disfrutar de su vida con otras personas en su misma situación.
La aldea de demencia Hogeweyk en Weesp (Países Bajos) se inauguró en 2009 y fue la primera piedra de otros proyectos que ya funcionan y otros más que llegarán. En esta aldea el personal sanitario, los familiares y las personas con demencia se integran dentro de la comunidad sin batas blancas ni pulseras de enfermos.
Todos deambulan libremente, con supervisión, pueden tomar su infusión en el bar, cortarse el pelo en la peluquería o realizar las muchas actividades que hay. La idea principal es que la persona con demencia se encuentre como en su hogar, aunque ese hogar se parezca al del protagonista de «El show de Truman» que era grabado en todo momento y sus vecinos estaban compinchados.
Como es normal, todo es ficticio en estas aldeas y barrios para enfermos de demencia, como el dinero con el que compran o se toman un refresco en el bar. Lo que no es mentira es la libertad de sus habitantes que hacen su vida de la manera más real posible, siendo conscientes que hay personas que pueden preguntarse si es ético o no «engañar» a las personas con demencia.
No aptas para todos los públicos
Como suele ocurrir con estas grandes novedades, no son aptas para todos los bolsillos, ni para todas las personas al estar lejos de sus hogares habituales. El objetivo es reducir la medicación y elevar el nivel de vida de las personas con demencia y sus familiares.
Si los resultados siguen en la línea de los que se han ido obteniendo hasta ahora, los organismos competentes de cada país, y en concreto de cada provincia, podrán considerar imitar este modelo con precios subvencionados y al alcance económico y logístico de la mayor parte de la población que quiera acceder a ello.
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