«El poder debe reflexionar sobre cómo cedernos el poder. Me considero vencedora de la elección», dijo Tijanovskaya
La candidata opositora Svetlana Tijanovskaya rechazó este lunes los resultados de las elecciones presidenciales en Bielorrusia que dieron ayer la victoria al presidente Alexander Lukashenko por un contundente 80% de los votos, en una jornada que devino en protestas en las calles de varias ciudades del país denunciando fraude electoral y fueron reprimidas.
Lukashenko, de 65 años, busca un sexto período en la Presidencia de Bielorrusia, una nación de 9,5 millones de habitantes que gobierna con mano dura desde hace más de un cuarto de siglo.
«El poder debe reflexionar sobre cómo cedernos el poder. Me considero vencedora de la elección», dijo a la prensa Tijanovskaya, quien denunció la represión de anoche a las manifestaciones contra la reelección del hombre fuerte de Bielorrusia.
Con un 80,23% de los votos escrutados, Lukashenko, logró un 80,08% de las preferencias mientras Tijanovskaya sumó el 10,9%, según los resultados preliminares que anunció hoy la Comisión Electoral Central de Bielorrusia
El equipo de campaña de Tijanovskaya asegura que los datos que recibieron desde las mesas electorales en todas las regiones del país muestran que la candidata opositora obtuvo entre el 70 y 80% de los votos.
Al término de la votación la oposición salió a las calles de Minsk, la capital, y de otras ciudades bielorrusas a protestar contra lo que denunciaron como fraude electoral.
Los manifestantes fueron dispersados por la policía antidisturbios, que empleó camiones hidrantes, gases lacrimógenos, proyectiles de goma y bastones, informó Russia Today .
La ONG Vesná, de defensa de los derechos humanos, denunció que una persona murió atropellada por un vehículo policial, lo que fue negado por la vocera del Ministerio del Interior bielorruso Olga Shemodanova.
«No tenemos muertos», declaró Shemodanova, mientras el Ministerio del Interior señaló que unas 3.000 personas fueron detenidas en las protestas que se llevaron a cabo en 33 ciudades del país.
En este contexto, las críticas no tardaron en llegar, en particular desde Europa.
Alemania consideró que el desarrollo de las elecciones tuvo «irregularidades sistemáticas» y no cumplió los «estándares democráticos mínimos».
El portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, aseguró en una rueda de prensa que es «lamentable» que el Gobierno bielorruso no haya permitido trabajar a los observadores electorales de la OSCE y haya empleado la «violencia» contra «manifestantes pacíficos», además de condenar la detención de periodistas y el bloqueo de Internet.
Además, el vocero germano instó a Minsk a «aceptar la voluntad ciudadana», pero no llegó a desconocer el resultado oficial y apuntó que Berlín acordará con sus socios europeos cualquier subsiguiente valoración, porque la Unión Europea (UE) reaccionará «de forma proporcionada».
Poco después, el presidente del Consejo Europeo (CE), Charles Michel, criticó la violencia registrada en las calles de Minsk tras las protestas.
«La violencia contra los manifestantes no es la respuesta. Se debe respetar la libertad de expresión, de reunión y los Derechos Humanos fundamentales», escribió en su cuentA Twitter, en alusión a las protestas reprimidas en Bielorrusia .
Por su parte, Polonia reclamó hoy a Michel y a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que convoquen una cumbre extraordinaria de líderes de la UE para tratar los últimos acontecimientos en el país vecino, inbformó la representación polaca ante el bloque.
Esta petición se suma al mensaje conjunto de Polonia y Lituania a las autoridades bielorrusas para que respeten los estándares democráticos durante el proceso electoral de este domingo y contengan cualquier tipo de violencia.
«Creemos que el diálogo es siempre el mejor método para avanzar en el desarrollo social e impulsar reformas», señalaron en un comunicado conjunto del presidente polaco, Andrejz Duda, y su homólogo lituano, Gitanas Nauseda.
Además, Polonia negó estar implicado en las protestas. El propio Lukashenko acusa a Polonia, República Checa y Reino Unido estar detrás de las manifestaciones.
«Son acusaciones infundadas», aseguró el canciller polaco, Jacek Czaputowicz.