Tu Plataforma me suena
No hace mucho años, si alguien hablaba de “plataformas”, seguramente se estaba refiriendo a esas altísimas y excesivas suelas del calzado que eran un zanco pero más corto. No eran ninguna novedad: habían comenzado a fines de los setentas, causando miles de tobillos y rodillas rotas pero levantando el empequeñecido espíritu de las personas carentes de altura corporal. (No digo “petisas” porque es políticamente incorrecto).
Dependiendo del ámbito en que uno se moviera, la “plataforma” también podía referirse a la plataforma continental, a una plataforma para buscar petróleo o si el ámbito no era muy ilustrado, podía tratarse de alguien que se dedicaba a darle forma a la plata…
Ahora no: ahora cuando se dice “plataforma” se habla de “plataformas digitales”, que es la manera que han descubierto algunos seres humanos para que otros seres humanos paguen por volver a ver todas las series y películas que ya vieron en su momento yendo al cine, alquilando un VHS o un DVD o simplemente gratis, al prender la tele.
Pero claro: no hay una sola plataforma. Hay muchas: tenés de cine nacional, de cine nacional de otras naciones, de cine clásico, documentales, de cortos, de largos, de porno, y las más afamadas, las que tienen todo eso junto bajo el inexistente lema de “entretenimiento para todo la familia”. (El único “entretenimiento para toda la familia” es una cena de Navidad donde ninguno de los presentes tolera al otro. ¡Eso es entretenimiento!). Las plataformas más vistas las conocemos todos. Las plataformas menos vistas: las electorales.
Y por un módico precio, más otro módico precio, más otro, más otro te vas suscribiendo a todas y ya sos deudor del FMI. Porque “hay que ver todo” y si no ves todo, no estás al tanto de los temas de “lo que habla la gente” – como si no existiesen más la política, el fútbol, la salud, la economía, el sexo, el clima, el tránsito, la moda, la astrología, las dietas, el laburo, los chistes, los chismes y los cientos de bolonkis cotidianos de los que no se habla – porque primero hay mirar las plataformas para tener de qué hablar con la gente.
Y esto es una gran mentira. Las plataformas no dan tema de conversación.
Antes en el laburo, el lunes a la mañana se hablaba de fútbol. “¿Viste el partido de ayer?” Y podías haberlo visto o no, podía importarte o no, pero se generaba una charla.
Era eso o hablar de qué había pasado en el capítulo de una serie o programa de tele que se emitía UNA VEZ POR SEMANA, y que daba que hablar durante siete días.
En cambio con las plataformas digitales no hay posibilidad de charla.
Ejemplo 1:
-¿Viste «La Casa de Papel Higiénico»?
-No.
Ya no tienen de qué hablar. Como mucho el primero te la recomendará, dirá que es genial y vos dirás: “si, la tengo que ver”. Menos charla que una peli de Marcel Marceau
Ejemplo 2:
– ¿Viste “El cuento de la criadilla”?
– Si. Voy por la temporada 2.
– Ah, no. Yo ya me vi las 16 temporadas. La maratonié y me la vi toda.
Y se terminó el diálogo porque cualquier cosa que diga el que ya la vio le arruina, o espoilea, la serie al otro. Y no solo eso: como la vio tan rápido, no se acuerda muy bien qué pasó en la temporada 1 y 2 y pregunta cosas como:
– ¿Es en la 2 que lo matan a Bruno Díaz?
Y ya te dan ganas de mandarlo al espoiler que lo espoileó. Como fuere, las plataformas dan menos temas de conversación que la versión en esperanto de la revista The Lancet.
Ejemplo 3:
– ¿Viste Norueguensen Berguen Finlander?
– No. ¿Dónde la dan?
– No sé. Creo que en Nelfli.
– Ah, yo no tengo Nelfli. Yo tengo Armazón
Nadie se pone a buscar qué cosas en común tienen Nelfli o Armazón o Teflow o H2O o como se llame la plataforma con un signo + al costado
Y ya no podés charlar de lo que viste, porque te separa… ¡la grieta de las plataformas! Grieta difícil de superar porque no hay puntos de coincidencia. Ejemplo:
– No vas a comparar Nelfli con Armazón. H2O ta bueno, pero no tiene tanto como Nelfli. Te lo digo yo que ya me vi todo.
La única respuesta a semejante planteo es ignorar el comentario, retirarte del lugar en el que estás o recurrir a la violencia física directa. Porque no podés haber visto todo. Nadie vio todo, ni el dueño de la plataforma, sobre todo porque mucho de lo que hay… ¡Es inmirable!
Entonces, como conclusión, reitero: las plataformas son una forma de entretenimiento onanístico, que no genera ninguna interacción social. Nadie se va a juntar en un café a comentar un capítulo de una serie o una película que te recomendó la mismísima plataforma con un cartel que te ponen: “porque viste “Marcos, la vida de un reparador de cuadros”, tenés que ver la biopic “Palito: bombón y helados”. Como mucho, la gente lo comenta en redes sociales, que es menos social que un guepardo en ayunas mirándote de frente.
Entonces si querés charlar, arrancás con un…
– Che… ¿viste el partido ayer?
– Sabés que no. No tengo codificado.
– No te perdiste nada. Además, con esta humedad…
– No me hablés de la humedad…
Y ahí empezó una charla entre dos seres humanos. Como queda demostrado, no hace falta una plataforma digital para tener una buena conversación como las de antaño, ¿verdad? ¿O de qué podríamos hablar? Mmm… no se me ocurre nada… ¡Ah! ¡Ya sé! ¿Viste la nueva esa: “La tinta del calamar”? ¡Ta buenísima!