“Relato en tiempo de pandemia”

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El siguiente es el relato de una señora que regresó con su familia de un viaje por Europa. Cuenta en primera persona lo que significa vivir las consecuencias sociales y mediáticas de la pandemia. Tiene en Brinkmann familiares que estuvieron internados en el Hospital Iturraspe y ya regresaron a sus hogares para cumplir la cuarentena.

Hola, cómo están?

Mi nombre, no vale la pena ni decirlo, porque en realidad es lo que menos interesa en esta historia.

Solo me presento, como una persona que no la está pasando nada bien, ¿por qué? Por ser familia del señor al que le dio positivo el “análisis” y del señor que está a la espera del resultado, y por ser parte de una familia castigada, muy castigada por unos pocos sin razón.

Hace algunos días, no tantos, pero a estas alturas ya parecen una eternidad, estaba arrancando febrero y había llegado el gran día. El día tan esperado por todos; estábamos subiendo a un avión, para comenzar a vivir un viaje, no cualquier viaje, un viaje que veníamos soñando y planeando desde hacía meses, o quizá hasta algunos años. En el grupo algunos ya habíamos volado, otros solo una vez y otros nunca….así que sobre ellos estaban las fotos, los chistes y las miradas, y así arrancaba todo! Con mucha felicidad!

Y pasadas las horas de vuelo llegamos, felices siempre muy felices! Por primera vez pisábamos esa tierra vieja, esa que tanto nos hablaron nuestros abuelos. Los días empezaron a pasar, el viaje transcurría tal cual lo habíamos planeado, un día en medio del viaje, empezamos a oír hablar del “virus”, si, allá por el viejo continente comenzaban a sentirse algunas voces que comunicaban que habían detectado el primer caso. A partir de ese momento decidimos comenzar a informarnos, y cumplir con todas las exigencias que pudieran ser solicitadas en los lugares donde nos encontrábamos.

El recorrido continuaba siempre sin problemas, nos trasladamos en vehículos alquilados, transporte público, trenes y aviones. Y así llegó la última semana, llegamos a Madrid nuestro último destino, fue ahí donde pudimos percibir que las cosas se tornaban difíciles y que la comunidad europea comenzaba a preocuparse por el tema, algunas alarmas comenzaron a activarse, la gente permanecía más tiempo en sus hogares por propia voluntad ya que la rutina transcurría normalmente en la ciudad. Analizando la situación, decidimos también por PROPIA VOLUNTAD suspender TODAS las actividades que teníamos previstas para esa semana (recorridos por pueblos cercanos, eventos deportivos, etc.) cambiamos los planes y decidimos permanecer tranquilos en nuestro alojamiento, descansar y preparar el regreso a nuestro país.

El 13/03 estaba previsto nuestro vuelo de regreso (comprado hacía más de medio año). Llegamos muy temprano al aeropuerto de Barajas en Madrid y fue ahí que nos informaron que habíamos tenido “suerte” ya que ese sería uno de los últimos vuelos que saldrían para Argentina….casualidad o coincidencia, el vuelo hacía medio año que lo habíamos comprado, alguien imaginaba este escenario hace medio año atrás??

El vuelo salió una hora después del horario previsto, el avión estaba completísimo, no cabía un alfiler, muchas personas como nosotros teníamos el pasaje desde hacía mucho tiempo, pero muchas otras como nos fuimos enterando durante el viaje, habían cambiado sus pasajes porque estaban “escapando” antes de quedar atrapados en otro país. Las cosas se tornaban difíciles de entender y la preocupación de toda la semana comenzaba a crecer aún más.

Tras un aterrizaje complicado, había mucha tormenta el sábado 14/03 en Ezeiza, Buenos Aires, finalmente pusimos los pies sobre la tierra, aunque lo que pasó después fue lamentable, ya que las 550 personas que estábamos sobre esa aeronave, tuvimos que estar 3 horas encerrados esperando que el aeropuerto destine una puerta para que nuestro vuelo pueda desembarcar, hasta ese momento habíamos podido evitar los encuentros multitudinarios por nuestra propia voluntad, hasta ese momento, en donde no tuvimos ni voz, ni voto, ni la posibilidad de elegir entre seguir ahí o alejarnos de la multitud, la verdad que tuvimos solamente que armarnos de paciencia y rezar para poder salir lo antes posible. Las condiciones de esa espera no fueron las mejores, las personas comenzaron a ponerse nerviosas, había solo dos baños disponibles para esa cantidad de personas y a esa altura del viaje, no estaban en el mejor estado de higiene, en el avión había gente con barbijos, gente que tosía y gente muy nerviosa, pero ahí estábamos, cuidándonos unos con otros de la manera que mejor podíamos y en las condiciones en que nos encontrábamos.

Al descender por fin del avión, luego de las 3 horas de espera, dejamos a las autoridades aeroportuarias una declaración jurada, donde declaramos nuestro estado de salud al momento del aterrizaje, paso siguiente pasamos por una cámara termo gráfica donde se nos tomó la temperatura. Las 8 personas estábamos en perfecto estado de salud hasta ese momento. Al pasar por migraciones una persona muy amable nos informó que debíamos cumplir con una cuarentena obligatoria, designada para quienes volvieran del exterior, nosotros ya sabíamos sobre eso, y ya teníamos todo preparado para comenzar a cumplirla desde el momento 0.

Los autos que teníamos para regresar nos esperaban en uno de los estacionamientos de Ezeiza, con las llaves escondidas en algún lugar, ya que la idea era no tener contacto ni siquiera con las personas que cuidaron los vehículos durante el viaje y los llevaron a Ezeiza para que podamos regresar a casa. Cargamos valijas, subimos a los vehículos y casi sin escalas llegamos a Rafaela, digo “casi” sin escalas porque en un viaje de 6 horas con niños a bordo, una parada técnica fue necesaria e imposible de evitar, aunque siempre cumpliendo con el protocolo asignado.

Llegamos a Rafaela, entramos los autos y en casa ya teníamos algo de suministros que habíamos encargado a unos “buenos vecinos”, de esos que casi ya no se encuentran. Ahí estuvimos los 8 sin contacto alguno con ABSOLUTAMENTE nadie (suspendimos un reencuentro que teníamos planeado con la familia, porque siempre tuvimos presente la idea de cuidarnos y cuidarlos)

El día domingo, nuestros padres regresaron a Brinkmann, los 4 en un vehículo, que había quedado en casa para el regreso. Cada pareja se bajó en su domicilio, y ya en casa, cada uno en su lugar, con plena conciencia de todo lo que estaba pasando, con el amor que nos tenemos y el amor que tenemos a nuestras familias y cada una de las personas que nos rodean, continuamos con nuestro aislamiento, CUMPLIENDOLO Y RESPETÁNDOLO al 100%, tomando absolutamente TODAS las medidas de seguridad y precaución, a tal punto que ni siquiera se paga en efectivo los víveres que nos acercan a casa, preferimos hacer transferencias bancarias, o deber al genio que nos ayuda hasta que todo se normalice, con tal de ni siquiera intercambiar un billete.

Y así, este es el relato, un simple y sincero relato escrito con el corazón, con el alma, aunque dolida y muy herida por estos días, en donde no paramos de escuchar mentiras, injurias, relatos con tanto odio, tantas cosas expuestas con ánimo de dañar, sacadas de contexto, con maldad, con bronca y con desprecio de personas que probablemente ni siquiera nos conozcan, o tal vez si?!

Personas que planeamos e hicimos un viaje soñado, en familia sin la más MÍNIMA intención de molestar ni dañar a ABSOLUTAMENTE nadie. Y sin embargo, aunque no lo crean o no lo quieran ver, los más dañados de la historia fuimos nosotros y nuestras familias.

Quiero pedir RESPETO, ACOMPAÑAMIENTO, SINCERIDAD y PIEDAD.

No cabe en mi cabeza la idea de que en esta situación que vive nuestro país y el mundo entero, en lugar de unirnos y ayudarnos, algunas personas piensen en destruir.

Les pido a esas personas que cuando los encuentre la soledad, piensen, analicen y saquen sus conclusiones, ustedes podrían creer o pensar que después de todo lo que les conté, este grupo de personas que viajamos para disfrutar de un viaje único y nos encontramos en medio camino con esto, a lo que aún no le encontramos nombre ni explicación, quisimos volver para dañar? Para enfermar a nuestras propias familias?? a la gente querida??? Por favor gente les pido coherencia, lógica y respeto!

Y para concluir, ya que demasiado extensa estoy siendo, quiero repetir y sostener que, desde el primer momento fuimos RESPONSABLES y CUMPLIMOS EL 100% con cada cosa que se nos exigió, nos queremos demasiado y queremos demasiado a nuestras familias como para ni siquiera pensar en hacer algo fuera de lugar.

A todas las personas (particulares o no) que mal utilizaron las redes sociales y los medios de comunicación para viralizar mentiras, generar pánico, odio, bronca y dañar (generando problemas personales y laborales a todos los involucrados) quiero solo decirles que todo está identificado y archivado, para que cuando volvamos a la normalidad, la justicia actúe.

A todas las personas que desde siempre nos acompañaron, nos apoyaron, nos creyeron y nos ayudaron y nos siguen apoyando y ayudando les doy infinitas GRACIAS.

Sepan que cada uno de nosotros puede cerrar los ojos y descansar tranquilos, sabiendo que desde el primer momento las cosas las hicimos BIEN, como correspondía.

Ojalá mi sincero relato nos ayude a ver las cosas desde otro lugar y a entender que para combatir esta pandemia no debemos centrarnos en la gravedad de la enfermedad de quien contraiga el virus, sino que pasa por la solidaridad con nuestra comunidad para evitar que la propagación sea tal y en tan poco tiempo, que sature nuestros sistemas sanitarios. Por eso les pido que utilicemos este momento para aprender, para unirnos como comunidad, ya que es la única manera de salir adelante!, el virus no se acaba ni en 15 ni en 30 días, se acaba cuando las personas entiendan realmente de que se trata.

Pido a DIOS que todo esto termine pronto y que el futuro nos encuentre repletos de enseñanzas, oportunidades para ser mejores personas y sobre todo más FELICES.

Rafaela, 28 de marzo 2020

Fontana Di Trevi, Roma

Amanecer, Venecia