Quién tiene que vacunarse del sarampión y por qué, tras los rebrotes de esta enfermedad

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A partir de 1981 comenzó a aplicarse de forma sistemática la conocida como «triple vírica«, la vacuna contra el sarampión, la rubéola y las paperas. Ahora, décadas después, Sanidad ha recomendado la vacunación de todos los nacidos entre los años 70 y 80.

¿A qué viene la «alarma» ahora? ¿Por qué no hace falta vacunar a las personas nacidas antes? ¿Qué peligros entraña el sarampión? Muchas son las dudas levantadas ante el aviso del Ministerio. Pero la información es importante para proteger no solo a los adultos, sino también a los niños más pequeños.

Tiempo de «revacunación», ¿quién debe ponérsela?

No hace mucho, la OMS alertaba de un rebrote de sarampión en Europa. La que es la segunda enfermedad más letal de toda nuestra historia parecía controlada. Sin embargo, los brotes esporádicos surgidos durante el último semestre han dejado más de 90.000 casos, un número mayor que en todo el año 2018. Eso nos hace temernos lo peor.

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Por esto mismo, las recomendaciones de mantener ojo avizor sobre la población no se han hecho esperar. Recientemente, el Ministerio de Sanidad aconsejaba a todas las personas no vacunadas, hacerlo de inmediato. En concreto, apuntaba a una parte de la población: todos aquellos nacidos entre los años 70 y 80 (con entre 50 y 40 años, actualmente). ¿Por qué?

Como contábamos, a partir de 1981 comenzó la vacunación sistemática de la población, algo que ha permitido controlar de forma efectiva la enfermedad. Prácticamente todos los nacidos a partir del 80 están vacunados y tienen defensas adquiridas. Sin embargo, todos los nacidos entre los años 70 y 80, que no hayan pasado la enfermedad ni estén confirmados como vacunados, no.

vCUNA

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De hecho, los datos indican que son, precisamente, estas personas las que más incidencia muestran en el paso de la enfermedad. ¿Y por qué no a quienes han nacido antes? Por una cuestión muy sencilla: antes de los 70, prácticamente toda la población estaba expuesta al virus del sarampión. En otras palabras, ya tienen inmunidad adquirida, porque sobrevivieron a la enfermedad.

En resumen, toda persona nacida entre los 70 u 80 (o antes) que no haya pasado la enfermedad y no haya sido vacunada, así como los nacidos después pero en la misma situación, deberían pasar por la consulta del médico cuanto antes. Esto es esencial para protegerse y, también, para proteger al resto de sus congéneres.

La inmunidad de grupo, el secreto mejor guardado de las vacunas

La vacunación es el principal factor que produce lo que se conoce como inmunidad de grupo o colectiva. Esto es especialmente evidente en el sarampión. Esta enfermedad vírica es muy virulenta, valga la redundancia. Es de fácil transmisión y se extiende rápidamente. Pero, para poder hacerlo, necesita personas a las que infectar.

Estas personas se convierten, velozmente, en vectores capaces de infectar a otras, haciendo que el virus «sobreviva» extendiéndose, y permaneciendo, a lo largo del tiempo. Sin embargo, si de pronto cortamos esta capacidad del virus para extenderse, la enfermedad se topará con una barrera.

Al tratar de infectar a una nueva persona, y estar vacunada, el virus no podrá continuar su proceso de reproducción. Al final morirá en el cuerpo del hospedador (o con él, para su desgracia), y se parará su extensión. Cuantas más personas hay vacunadas, más difícil es que el virus se extienda y se reproduzca.

Vaccines 1796

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Cuantas más personas vacunadas hay, más fácil es proteger, incluso, a las personas no vacunadas o susceptibles. Por eso es tan importante realizar campañas sistemáticas de vacunación, para evitar la propagación de los virus. Esto es especialmente vital para los niños de menos de un año, quienes no pueden ser vacunados y están expuestos al virus. La inmunidad de grupo es su mejor defensa. Pero, además, existe otro problema relacionado con las personas no vacunadas.

Los virus mutantes

Los virus tienen una capacidad increíble de mutación. Al fin y al cabo, no son, siquiera, seres vivos, sino moléculas ultracomplejas. Reciben constantemente cambios inducidos por el medio (es decir, nosotros). Esta capacidad de cambio les permite «adaptarse», ser distintos. Esto puede provocar una mutación que les permitan resistir a los anticuerpos para los que una persona está vacunada, apareciendo una nueva cepa peligrosa.

Pero eso solo ocurre si el virus puede extenderse, si le damos la oportunidad de mutar y cambiar. Y esto pasa, unicamente, en personas que alojan al virus. En otras palabras, personas no vacunadas. Erradicar el virus es posible mediante la vacunación, pero las personas no vacunadas son un foco potencial de aparición de virus resistentes.

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Por eso, insistimos, la vacunación sistemática es tan importante, porque es la mejor manera de asegurar que el virus no tiene la oportunidad de adaptarse nunca a más a nuestras defensas. Por supuesto, no es la única manera de «adaptación» que existe, pero eliminar esta posibilidad es la mejor baza que tenemos para eliminarlo de nuestro catálogo de enfermedades.

La (segunda) enfermedad más mortal de la historia

El paramixovirus causante del sarampión es el segundo asesino más letal para los seres humanos del planeta. La enfermedad se conoce desde hace más de 3.000 años, y desde que tenemos conciencia, se ha hecho con la vida de más de 200 millones de personas. Esta enfermedad cursa con marcas rojizas en la piel, altas fiebres y malestar grave. También es altamente letal para ciertas personas.

La enfermedad que provoca, una vez iniciada, no tiene cura, sino que hay que pasarla, si es posible. Por esta razón se vacuna, para prevenirla, con los marcadores moleculares que «enseñan» a nuestro cuerpo cómo será la enfermedad, de manera que le permite reaccionar gracias a nuestro sistema inmunitario.

En 2016 la OMS declaró a España como país libre de sarampión. El último brote en el país se dio en Jumilla, en la Región de Murcia, en 2010. 96 personas se vieron afectadas, la mayoría no vacunada. Casi todos los casos, desde entonces, están relacionados con personas de origen extranjero.

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Especialmente llamativos han sido los casos de Cataluña, Madrid y Guadalajara, con casi 300 afectados en total. A pesar de las cifras, algunos países están al borde de perder el estatus de países con sarampión erradicado. España todavía no ha llegado a ese punto, pero podría estar cerca si siguen apareciendo brotes. En cualquier caso, será mejor asegurarnos de nuestra vacunación y hacerla en caso de que nunca llegara.

Imágenes | Unsplash, Wikimedia