Noruega
se
ha
convertido
en
un
destino
de
ensueño
para
quienes
buscan
disfrutar
de
la
naturaleza
en
su
máxima
expresión
durante
el
invierno.
Este
país
es
famoso
por
sus
paisajes
cubiertos
de
nieve,
sus
auroras
boreales
que
iluminan
el
cielo
y,
por
supuesto,
sus
imponentes
fiordos.
Estos
brazos
de
mar
que
se
adentran
en
tierra
firme,
rodeados
de
escarpadas
montañas,
han
cautivado
a
millones
de
viajeros
en
todo
el
mundo.
Sin
embargo,
no
hace
falta
viajar
tan
lejos
para
admirar
maravillas
similares.
Aunque
pueda
parecer
sorprendente,
España
también
tiene
fiordos,
y
algunos
de
ellos
son
perfectos
para
explorar
en
esta
época
del
año.
Pero
hay
un
rincón
especial
que
bien
podría
transportarnos
a
las
tierras
escandinavas:
los
fiordos
leoneses.
Estos
parajes,
únicos
en
su
género
dentro
de
España,
demuestran
que
no
hace
falta
cruzar
fronteras
para
disfrutar
de
una
experiencia
similar
a
la
que
ofrecen
los
países
del
norte
de
Europa.
Ubicados
en
la
provincia
de
León,
los
fiordos
leoneses
son
el
resultado
de
la
interacción
entre
la
naturaleza
y
la
intervención
humana.
Situados
en
el
Parque
Regional
Montaña
de
Riaño
y
Mampodre,
estas
formaciones
se
originaron
gracias
a
la
construcción
de
un
embalse
en
los
años
ochenta.
Las
aguas
del
río
Esla
fueron
represadas,
inundando
el
valle
y
dando
lugar
a
un
paisaje
que
recuerda
a
los
fiordos
nórdicos.
Rodeados
de
montañas
escarpadas,
estos
brazos
de
agua
se
extienden
como
espejos
naturales
que
reflejan
la
belleza
del
entorno.
Su
apariencia
es
tan
llamativa
que
quienes
los
visitan
en
invierno
suelen
quedar
maravillados
por
la
sensación
de
estar
en
un
lugar
remoto,
casi
mágico.
Qué
ver
en
los
fiordos
leoneses
Visitar
los
fiordos
leoneses
es
sumergirse
en
un
entorno
que
combina
tranquilidad,
paisajes
de
ensueño
y
actividades
al
aire
libre.
En
el
corazón
del
Parque
Regional
Montaña
de
Riaño
y
Mampodre,
el
embalse
de
Riaño
es
el
principal
atractivo.

Panorámica
de
Riaño.
©Montaña
de
Riaño.
Desde
el
propio
pueblo
de
Riaño,
situado
a
orillas
del
embalse,
se
pueden
obtener
las
mejores
vistas
de
este
entorno.
En
invierno,
las
montañas
cubiertas
de
nieve
crean
un
contraste
impresionante
con
las
aguas
cristalinas,
añadiendo
un
toque
de
ensueño
al
paisaje.
Una
de
las
actividades
más
recomendadas
es
recorrer
el
embalse
en
barco.
Esta
experiencia
permite
adentrarse
en
los
fiordos
y
observar
de
cerca
los
acantilados
y
montañas
que
rodean
el
lugar.
Además,
para
los
amantes
del
senderismo,
existen
varias
rutas
que
serpentean
por
la
zona,
como
la
Senda
de
las
Gullurías
o
el
Camino
del
Remolina.
Estas
rutas
ofrecen
vistas
panorámicas
inigualables
y
la
posibilidad
de
conectar
con
la
naturaleza
en
su
estado
más
puro.
También
se
puede
visitar
el
Museo
Etnográfico
de
Riaño,
que
ayuda
a
comprender
mejor
la
cultura
y
la
historia
de
la
región.
¿Cuándo
visitar
los
fiordos
leoneses?

Los ‘fiordos
leoneses’.
©Montaña
de
Riaño.
Aunque
este
lugar
puede
disfrutarse
durante
todo
el
año,
el
invierno
es
una
de
las
mejores
estaciones
para
visitarlo.
Las
nevadas
que
suelen
cubrir
las
cumbres
de
las
montañas
aportan
un
aire
único,
perfecto
para
quienes
buscan
un
paisaje
invernal.
Además,
el
frío
intenso
forma
pequeñas
placas
de
hielo
en
los
bordes
del
embalse,
intensificando
la
sensación
de
estar
en
un
lugar
remoto.
El
invierno
no
solo
mejora
la
estética
del
paisaje,
sino
que
también
ofrece
una
mayor
tranquilidad.
En
esta
época,
el
flujo
de
turistas
disminuye,
lo
que
convierte
a
los
fiordos
leoneses
en
un
refugio
ideal
para
quienes
buscan
escapar
del
ruido
de
la
ciudad.
Las
temperaturas
suelen
ser
frías,
por
lo
que
se
recomienda
ir
bien
abrigado
y
con
calzado
adecuado
para
disfrutar
de
las
rutas
de
senderismo
sin
inconvenientes.
Imágenes
|
Montaña
de
Riaño