Hablar
de
Karlos
Arguiñano
es
hablar
de
muchas
cosas.
Es
hablar
de
libros
de
cocina
que
año
tras
año
se
mantienen
entre
los
más
vendidos
de
España.
Es
hablar
de
uno
de
los
pioneros
de
la
cocina
televisiva.
También
de
uno
de
los
grandes
padrinos
de
la
cocina
vasca
y
también,
como
llevamos
comprobando
más
de
tres
décadas,
a
no
hablar
con
pelos
en
la
lengua.
Si
colocásemos
una
entrada
en
el
diccionario
que
reflejase
periodísticamente ‘Karlos
Arguiñano’,
la
de
titulares
sería
una
de
las
que
mejor
encajaría.
Y
eso
ha
dado,
una
vez
más,
tras
presentar
su
último
recetario:
545
recetas
para
triunfar,
editado
por
Planeta
Cocina
y
donde
vuelve
a
desengranar
algunas
preparaciones
caseras
con
las
que
coronarse.
Coronas
dentro
de
la
cocina
a
Arguiñano
le
hacen
falta
pocas.
Laurel,
a
modo
romano,
quizá
tampoco,
pero
sí
para
dar
gusto
a
una
cocina
y
trayectoria
que
repasó
desde
un
estrado,
incluso
recordando
a
su
madre,
Pepi
Urkiola,
y
a
aquellos
primeros
compases
de
Arguiñano
en
la
cocina. «Ella
me
decía
siempre
qué
poco
fundamento
tienes«,
comentaba
con
gracia
el
chef
de
Beasain,
como
recoge
la
Cadena
SER.
A
sus
76
años,
Arguiñano
afirma
estar
en
su
mejor
momento,
aunque
es
consciente
de
que
hay
lugares
a
los
que
ya
no
llega.
Como,
por
ejemplo,
dejar
de
atender
en
el
restaurante
que
tiene
en
la
localidad
vasca
de
Zarauz. «Ya
no
estás
preparado
para
dar
de
comer
a
200
personas
todos
los
días,
ni
físicamente
ni
anímicamente,
pero
cocinar
como
cocino
yo,
que
cocino
como
una
abuelita,
para
cuatro,
me
hace
feliz»,
afirmaba.
Chistoso
ad
eternum,
Karlos
Arguiñano
no
perdió
la
oportunidad
de
hablar
de
algunos
de
sus
ingredientes
favoritos
en
cocina:
cariño
y
tiempo. «Si
te
pasas
en
crossfit
una
hora
todos
los
días,
pues
mientras
picas
y
mientras
se
están
cociendo
las
albóndigas
haces
unos
ejercicios.
Lo
que
no
puede
ser
es
pensar
no
tengo
tiempo
para
cocinar
y
un
año
antes
coges
entradas
para
ir
a
un
concierto
a
50
euros
porque
vienen
los
hermanos
Gallagher,
¡pues
haz
unas
albóndigas
ricas
para
la
familia
en
una
hora!»
*
Algún
precio
puede
haber
cambiado
desde
la
última
revisión
Una
advertencia
que
también
tiene
que
ver
con
la
pasión
de
cocinar
para
quienes
te
rodean. «Yo
no
digo
que
no
haya
que
comprar
una
tortilla
de
patatas
hecha
pero
cuando
veo
las
veo
en
los
súper
digo «el
que
lleve
esta
tortilla
a
casa,
no
sabe
lo
que
es
el
cariño
porque
igual
está
hecha
con
cariño
por
alguien,
pero
en
Castellón
hace
25
días»,
lamentaba
desde
el
escenario.
Imágenes
|
Planeta
Cocina