El
saqueo
de
reliquias
y
bienes
culturales
es
un
problema.
Un
célebre
ejemplo,
que
prácticamente
es
un
meme,
es
el
del
Museo
Británico.
Inglaterra
saqueó
las
reliquias
de
medio
mundo
y,
aunque
podría
«imprimir»
copias,
se
niega
porque
afirman
que
ellos
las
cuidarían
mejor
que
sus
países
de
origen
(y
porque
son
un
jugoso
reclamo
turístico,
claro).
Por
otro
lado,
tenemos
las
piezas
que
se
mueven
en
el
contrabando,
y
aquí
México
tiene
que
sumar
una
nueva
victoria
a
su
extensa
lista
de
patrimonio
recuperado
estas
últimas
décadas.
En
una
exposición
llamada «De
vuelta
a
casa.
Patrimonio
arqueológico
decomisado»,
el
Instituto
Nacional
de
Antropología
e
Historia
busca
concienciar
sobre
los
peligros
de
mover
estas
piezas
y
sobre
su
increíble
valor
para
sus
pueblos
nativos.
Reliquias
viajeras.
México
es
una
mina
para
arqueólogos
e
investigadores.
Estos
últimos
meses
(en
parte
gracias
a
las
coincidencias,
pero
también
a
las
últimas
tecnologías),
estamos
encontrando
multitud
de
restos
arqueológicos.
Estos
incluyen
desde
pirámides
ocultas
hasta
huesos
con
un
milenio
a
sus
espaldas.
Sin
embargo,
hay
ocasiones
en
las
que
esas
reliquias
o
vestigios
del
pasado
no
se
encuentran
en
el
terreno,
sino
en
manos
de
contrabandistas.
Desde
la
década
de
1960,
en
México
han
recuperado
alrededor
de
2.100
piezas.
Fueron
incautadas
en
diferentes
operaciones
realizadas
tanto
por
las
autoridades
judiciales
de
México
como
por
la
Oficina
de
Aduanas
y
Protección
Fronteriza
de
Estados
Unidos
y,
actualmente,
muchos
de
estos
objetos
están
bajo
custodia
del
Centro
INAH
Sonora.
De
vuelta
a
casa.
Es
en
este
centro
en
el
que
el
INAH
está
exhibiendo
96
piezas
arqueológicas
que
incluyen
objetos
de
todo
tipo,
así
como
algún
que
otro
resto
humano.
Y
lo
cierto
es
que
el
botín
que
han
ido
incautando
a
los
contrabandistas
en
estos
más
de
60
años
es
de
lo
más
variado
e
importante
para
la
herencia
cultural
de
varias
regiones
del
país.
Un
ejemplo
es
que
las
96
piezas
expuestas
en
el
museo
del
INAH
en
Sonora
representan
la
riqueza
cultural
de
zonas
como
la
propia
Sonora,
pero
también
Sinaloa,
Chihuahua,
Jalisco,
Colima,
Nayarit,
Veracruz,
Oaxaca,
Tabasco,
Campeche,
Yucatán
o
la
Cuenca
de
México.
Es
una
exposición
que
puede
verse
libremente
y
en
la
que
se
resalta
la
diversidad
de
las
civilizaciones
que
habitaron
el
México
prehispánico.
Ha
costado.
La
intención
de
los
contrabandistas
era
la
de
vender
las
piezas,
un «botín»
que
se
había
obtenido
mediante
actividades
como
el
saqueo
o
la
compraventa
en
el
mercado
negro.
Recientemente,
además,
se
incautaron
un
centenar
de
piezas
que
estaban
recorriendo
ilegalmente
la
frontera
con
Estados
Unidos
con
el
objetivo
de
entrar
en
el
país
norteamericano
y,
una
vez
dentro,
integrarse
en
el
mercado
negro.
Los
investigadores
resaltan
que
estas
piezas
no
estaban
correctamente
conservadas,
lo
que
podía
dañarlas
de
forma
muy
sencilla
y
que
los
cientos
de
vestigios
han
sido
un
ejemplo
de
cooperación
entre
organismos
y
autoridades.
Concienciar
sobre
el
patrimonio.
Ahora
bien,
más
allá
de
representar
esa
riqueza
de
las
civilizaciones
pasadas,
en
la
exposición
el
INAH
quiere
concienciar
sobre
el
esfuerzo
y
cooperación
internacional
necesaria
para
lograr
la
repatriación
de
estos
bienes
culturales.
También
se
pretende
sensibilizar
al
público
sobre
las
acciones
de
investigación
y
los
esfuerzos
legales
que
llevan
a
cabo
para
proteger
el
patrimonio
mexicano.
Martha
Oliva
Solís
es
la
directora
del
Museo
Regional
de
Sonora
y
explicó
que
esta
exposición «resalta
el
compromiso
del
INAH
con
el
cumplimiento
de
la
Ley
Federal
Sobre
Monumentos
y
Zonas
Arqueológicos,
Artísticos
e
Históricos
en
materia
de
protección
y
registro
nacional
de
las
colecciones,
reconociendo
la
compleja
historia
social
que
tienen
estos
irremplazables
bienes
culturales».
Si
te
encuentras
por
la
zona
de
Sonora
y
te
apetece
echar
un
ojo
a
la
exposición,
puedes
hacerlo
de
miércoles
a
domingo
de
10
a
17,
pero
al
final
lo
importante
de
todo
esto
es
saber
que
no
solo
se
están
realizando
importantes
esfuerzos
para
desenterrar
bienes
culturales,
sino
también
para
recuperar
aquellos
que
están
en
manos
indebidas
para
poder
estudiar
la
historia
de
los
pueblos
y
disfrutar
de
las
piezas
en
museos.
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Los
mayas
construyeron
una
ciudad
perdida
con
pirámides
de
15
metros.
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