La
mayonesa
es
un
tesoro
culinario
que
nos
da
muchas
alegrías,
ingrediente
básico
de
multitud
de
platos
y
picoteos
de
nuestra
gastronomía,
como
la
ensaladilla
rusa.
Desafortunadamente
para
los
más
amantes
de
esta
salsa,
también
es
muy
rica
en
grasas,
por
lo
que
no
conviene
abusar
de
ella.
Como
alternativa
para
no
renunciar
a
su
versatilidad
en
verano
podemos
alternar
con
una
mayonesa
proteica
que
además
es
más
segura
en
cuanto
a
potenciales
riesgos
sanitarios.
Porque
la
mayonesa
hecha
en
casa
ya
sabemos
que
se
hace
con
huevo
crudo,
y
por
tanto
deben
extremarse
las
precauciones
al
manipularla,
conservarla
y
servirla.
Debe
estar
siempre
refrigerada
y
consumirse
en
un
máximo
de
24
horas,
al
igual
que
cualquier
plato
que
se
haga
con
ella.
Nuestra
versión
baja
en
grasas
se
hace
con
huevos
cocidos,
alargando
su
tiempo
de
conservación
y
reduciendo
los
riesgos
que
pueden
afectar
más
a
niños,
embarazadas,
etc.
Es
una
receta
muy
fácil
de
la
que
podréis
encontrar
varias
versiones
por
las
redes,
y
que
puede
modificarse
al
gusto
cambiando
los
aderezos
o
las
proporciones,
según
la
consistencia
que
busquemos.
Hay
que
tener
en
cuenta
que
la
yema
de
huevo
cocida
deja
bastante
sabor,
así
que
si
alguien
no
es
muy
aficionado
a
ella
habrá
que
añadir
otros
ingredientes
aromáticos
como
hierbas
frescas,
más
pimienta,
un
toque
picante,
etc.
Cocer
los
huevos
en
agua
hirviendo
contando
10
minutos
desde
que
rompe
a
hervir
el
agua.
Enfriar
rápidamente
y
esperar
un
poco
hasta
que
no
quemen
para
pelarlos.
Disponer
todos
los
ingredientes
en
el
vaso
de
una
batidora
y
triturar
emulsionando
bien
hasta
tener
una
consistencia
similar
a
la
mayonesa,
homogénea
y
bien
integrada.
Probar
y
salpimentar
al
gusto
o
agregar
más
limón,
vinagre,
mostaza
o
alguna
especia
picante
si
se
desea.
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Brazo,
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Salpicaduras,
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Aptas
para
Lavavajillas,
Vaso
de
Plástico
sin
BPA
600ml,
Batidor,
Picadora
500
ml,
Cuchilla
para
Hielo,
MQ
7035XBI,
1000W,
Negro
*
Algún
precio
puede
haber
cambiado
desde
la
última
revisión
Con
qué
acompañar
la
mayonesa
proteica
Usar
inmediatamente
o
trasladar
a
un
recipiente
hermético
para
conservar
en
la
nevera
hasta
su
uso,
que
puede
alargarse
un
par
de
días
en
verano.
Se
puede
usar
para
preparar
una
ensaladilla
rusa
o
su
versión
de
ensaladilla
más
ligera,
para
un
aliño
o
para
picotear
crudités
y
regañás
integrales.
En
Vitónica
|
Ensalada
de
garbanzos
con
queso
feta
y
limón
En
Vitónica
|
Cómo
hacer
salmorejo
sin
pan