Los vídeos de hauls y visitas a supermercados ya son mucho más que una categoría propia en redes sociales: quien más y quien menos comparte en sus cuentas experiencias de este tipo con comentarios sobre los precios, productos y los espacios conquistados.
Uno de los últimos en sorprenderse de cómo compramos en España ha sido una norteamericana, que ha colgado en sus redes un viral vídeo con lo que le parece más marciano de su compra en Mercadona.
Evidentemente, como siempre ha sucedido con los guiris, una de las cosas que más le llama la atención es que la pescadería sirvan los animales con la cabeza: es decir, sin haberla cortado, en una especie de ofensa al cadáver de ese animal, ya que en Norteamérica sí que se retira y se sirve completamente pelado, cortado y limpio, también la carne.
Pero más allá de este lugar común entre los yankees que visitan España, Emily (que se describe como “una madre americana en España”) explica que “el interior de los supermercados españoles es completamente un nuevo mundo”.
Guantes de plástico y guillotinas
Entre las cosas que le siguen sorprendiendo por mucho que vaya de forma reiterada al supermercado enumera también el hecho de llevar guantes de plástico para tocar los productos de la verdulería y frutería.
También le sorprendre el color del pollo orgánico. “¿Este es el color que se supone que debe tener?”, se pregunta en el vídeo con casi un millón de reproducciones.
En su tour por dentro de Mercadona también se deja intimidar por la “gran y aterradora” máquina de cortar el pan para que cada uno se lo lleve a casa con las rebanadas como las desee. Ciertamente, en los planos de su vídeo las guillotinas de esta máquina parecen una máquina de tortura digna de la saga cinematográfica Saw, aunque sabemos que no es para tanto.
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Pero no todo es terrorífico en su visita al supermercado, sino que también se alegra por la posibilidad de llevarse a casa una sola lata de un pack entero, algo que a juzgar por su sorpresa no debe ser muy habitual en Estados Unidos.
Por último, la norteamericana asegura que otro punto de sorpresa es, según sus palabras:”El pánico absoluto y el estrés de embolsar mis propias compras a la velocidad de la luz”.
Esta viral experiencia en un Mercadona no ha estado exenta de comentarios, como aquellos que reivindican que en los ojos del pescado se puede ver lo fresco que es, o lo higiénico que resulta ponerse guantes para tocar la fruta (aunque no sea algo nada sostenible).
Foto | Freepik
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