Las cordobesas Tranki Punki levantan una «Marea Negra» donde «nace la resistencia»

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El sexteto punk femenino corodobés Tranki Punki que este año editó su muy bien recibido segundo disco «Marea negra» atravesado por un decidido compromiso con la lucha de los colectivos feministas y por la muerte de la travesti y militante social Maite Amaya, fundamenta su posición en que «donde hay poder, nace la resistencia».

«Marea negra» mezcla ritmos para generar un rock alterlatino desde el ADN cordobés y punk y fue publicado por el sello Goza Records, encabezado por Barbie Recanatti.

El disco tiene muchas cercanías con el gipsy punk de Gogol Bordello y otros artistas, tal como queda enunciado en «Ni un paso atrás» con el arranque «buenas noches descarriadas y lesbianas» para luego criticar a los usureros, al FMI y a la clase política.

La banda está integrada por Drela Sanz en violín y coros, Cele Pereyra en bajo y coros, Sofía Dem en batería, Vicky Barturen en guitarra eléctrica y voz, Polaquita Wojnacki en acordeón y Gi Torcigliani en percusión.

La baterista Sofía Dem charló con Télam sobre este elogiado disco:

Télam: ¿A “Marea negro” lo dispara la muerte de Maite o ya tenían canciones que venían trabajando?
Sofía Dem: Nosotras estábamos preparando el nuevo disco, había canciones que estábamos trabajando. Maite fallece por una enfermedad, ella era una trava piquetera súper organizada en los movimientos de base de Córdoba, una referente que toda la militancia de acá la conocía y amiga personal de hace muchos años y a partir de su muerte surge el tema homónimo del disco e irradia toda la estética tanto musical como poética de “Marea negra”. Un poco eso da vuelta el rumbo de ese par de canciones que ya veníamos armando y tocando. De hecho, hay canciones que ya teníamos para este disco y le cambiamos la letra, hubo una suerte de giro de 180 grados porque empezamos a replantearnos un poco esta cuestión musical y estética. Nos empezamos a meter de cabeza y fue un hito que nos impulsó a seguir creando desde ahí. Tiene una fuerte impronta política y de denuncia que ya veníamos laburando del disco anterior pero más trabajada y clara en las letras y también en lo musical.

T: ¿Qué sonido se dejó en el camino para adoptarlo? ¿Le agregaron esta cuestión del punk más gitano?
SD: Eso siempre estuvo, eso que nosotros llamamos cordobés porque tiene esta cosa del acordeón y el violín que acompaña siempre y se asemeja un poco al gypsy. Creo que lo que hicimos fue corrernos de la necesidad de hacer punk, nos fuimos a donde nos teníamos que ir y que la música y la poesía nos fueran llevando. Le metimos sonidos por ahí más hardcore, le incorporamos el octapad entonces hay elementos más electrónicos. Antes éramos más punkis tradicionales, más guitarreras y apareció esta veta por nuestro gusto por The Clash, Gogodl Bordello y otros artistas. Ahora nos atrevimos a probar sonidos e instrumentos, esa fue la impronta.

T: ¿Cómo se siente tener letras tan combativas en una provincia a la que se tilda de conservadora?
SD: A mí me cuesta verlo de ese modo. Es cierto que hay sobre Córdoba una mirada así por el porcentaje que sacó Macri (en elecciones nacionales), pero está bueno recordar que la provincia es tanto conservadurismo como resistencia. En Córdoba salió una reforma universitaria a nivel latinoamericano, se dio el Cordobazo… Donde hay poder hay resistencia. Está el cordobesismo de Córdoba y la policía de Córdoba que es súper represiva, pero acá hacemos la Marcha de la Gorra hace 10 años. O sea, si bien hay un sector muy grande de la población ultra conservadora y católica, también hay otra generación que nos hemos criado con otros discursos y estamos ahí.

T:-En materia de letras, ¿era necesario desde Córdoba que se hiciera un disco con este contenido?
SD:-No sé si soy yo la que pueda dar esa respuesta. En Córdoba hay muchas bandas, solo que por ahí cuesta un poco el tema de la centralización de Buenos Aires. Quizás sea positivo para que deje de serlo. Acá hay muchas bandas, pero lo que sí creo es que somos una banda bastante original en el sentido no solo de las letras sino el tipo de música que hacemos, por eso en muchos festivales o recitales nos cuesta decidir con qué banda vamos a tocar. Tocamos con cualquier banda porque no tenemos un estilo que puedas decir “las Tranki Punki tocan esta música”. Creo que sí, que todas las escenas musicales están buenas y está bueno que se amplíen y que le demos paso a la creatividad. También está bueno que como comunicadoras, que esa responsabilidad que tenemos como artistas al pararnos en un escenario frente a un público, de poder difundir ciertas ideas y posiciones. Me parece que cualquier tipo de expresión que venga con una posición política siempre es bienvenida.

T: En «Paranoia Social» ustedes cuestionan la doctrina lombrosiana en las Fuerzas de Seguridad debido a que discriminan y criminalizan por «portación de cara o de origen».
SD: Es un tema al que con el correr del disco le cambiamos la letra porque venía por ese lado, pensando en los medios y en esa sensación de inseguridad que producen y reproducen. A esa letra le dimos una vuelta de tuerca para contar esa situación cotidiana y pensando en la Marcha de la Gorra. Pero el tema tiene dos movimientos: uno primero que es que le habla a alguien que siente toda esta cosa de los medios de que son todos chorros que nos van a robar y nos van a matar y en el medio está la voz en primera persona de quienes sufren esa violencia cotidiana y que también hay un incumplimiento de los derechos humanos básicos por parte de la policía y de la sociedad toda, y al final hay una segunda persona pero también en primera persona plural inclusivo de decir nosotros también podemos cambiar esta realidad, podemos resistir. Esa frase que dice «en las calles de tu barrio está la revolución» que marca que desde lo mínimo podemos empezar a romper esa realidad, esa cotidianeidad, que sufren un montón de personas y eso que nos imponen que tenemos que hacer. Tiene varios cambios de voces pensando en esas realidades.