La municipalidad saca a remate motocicletas secuestradas por infracciones de tránsito, y las noticias se ilustran con fotografías de gran cantidad de vehículos en un depósito.
Las imágenes son elocuentes, vehículos de baja cilindrada, de marcas económicas, porque son en definitiva aquellas que puede acceder la gente más humilde, no hay motos de gente pudiente, por decirlo de algún modo coloquial.
Nadie podrá suponer que sólo cometen infracciones los pobres, ni que los más ricos cumplen las reglas. No señor, ese tipo de cuestiones es horizontal, solo varia la proporción por la cantidad de motos de uno u otro tipo, pero como todos los vecinos de la ciudad observamos que motociclistas de cualquier extracción cometen las infracciones.
Sin dudas el hecho que no se encuentren secuestradas motos “caras”, se debe a la capacidad adquisitiva de su titular. La multa que para el dueño de una moto barata es impagable, para el de otro nivel adquisitivo le resulta un vuelto.
Esa IGUALDAD de las multas no diferencian entre el dueño de una Ducatti, al de una pequeña Zanella. No es equitativo y no cumple la función sancionatoria POR IGUAL.
Así vemos que quienes verdaderamente sufren duro castigo, son los más que menos tienen, para los otros es sólo un gasto más.
La Cuestión Es Más Grave
Hay más de 450 propietarios no tienen para pagar la multa o la multa es mayor que el valor del vehículo, pero en uno y en otro caso, las consecuencias no se quedan solo en la multa impaga.
Con el remate se obtiene un importe con el que se debe pagar la multa y la estadía, pero también los gastos de remate, que son siempre primeros, por lo tanto, en todos los casos lo recaudado “No Cubre la Deuda”.
Eso implica que el sancionado, pese a quedarse sin la moto, mantendrá su deuda (o parte), eso le impedirá renovar su carnet de conductor por mantener deuda (legislación local).
También le impide comprar algún vehículo a su nombre, ya que puede ser embargado y en todo caso lo comprará a nombre de otro.
En todos los casos, ese vecino no va poder volver a tener su propio vehículo, con el correspondiente carnet de conductor, convirtiéndolo en un marginal. Además, sin carnet de conductor, no hay cobertura del seguro correspondiente.
En definitiva, éstos remates no son una solución y está lejos de serlo, porque convierte a cientos de marcosjuarenses en ciudadanos de segunda, totalmente marginados para conducir en legal forma.
Algunas Soluciones
En algunos municipios establecen una especie de “jubileo”, es decir se convoca al infractor y se le propone la entrega del vehículo en cancelación total de la deuda (aunque sea mayor), y así ser rematada con facilidad, y al infractor se lo vuelve a la legalidad, de lo contrario, como lo vimos, en lugar de tener una solución, tenemos varios problemas.
Es una de las varias posibilidades para que no tengamos a cientos de ciudadanos de segunda, con deudas que no paran de crecer, que no pueden pagar y además se “los expulsa del sistema como parias”.
La Cuestión de Equidad
Es sabido que nuestra ciudad es una de las más inequitativas del país, sobre todo por la cuestión tributaria, que se replica en todos los ámbitos.
Analizando la situación de los mismos vehículos, en la provincia, las patentes, se dejan de pagar a los 10 años y en Marcos Juárez a los 20. De esta manera, tributa quien tiene un modelo 2002, que, si no lo cambió, no es por estar enamorado del Auto o Moto, sino porque no tiene posibilidad económica de hacerlo, pero eso al gobierno municipal poco le importa.
El sistema tributario y de tasas municipal NO ES POR CONTRIBUYENTE, sino por propiedad y por tanto lo beneficios se otorgan por propiedad, no interesa si el contribuyente tiene muchas propiedades o una sola, es decir no se cuenta la capacidad contributiva y por lo tanto, cuantos más propiedades se tiene, más beneficios se acumulan.
De la misma manera, si pretende que la multa sea una sanción con todo su sentido punitorio, tendría que adecuarse a la situación del infractor-contribuyente, contemplando alguna apreciación de equidad, de lo contrario lo que para algunos va a ser una eterna sanción, para los otros es una simple molestia.
Con éstos remates, sólo se pone en evidencia lo que alguna vez dijo Eduardo Galeano: “La justicia es como la serpiente, solo muerde a los descalzos”.
Por: Roberto Bottacin