José Saluzzi: «No es fácil ser hijo de un genio»

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El músico y compositor José Saluzzi habló de la obra de su padre Dino Saluzzi, quien mañana cumplirá 85 años, y destacó que la particularidad de su música es “su virtud de integrar varios lenguajes musicales, hacerlos propios y así construir su lenguaje, que es lo que caracteriza a los grandes artistas”.

El guitarrista presentó recientemente su primer proyecto propio, un trío que lo une al contrabajista Juan Fracchi y al baterista danés Ulrik Bisgaard y con el que lanzó su álbum debut, «Un lugar».

Desde hace 30 años José acompaña a su padre Dino en su aventura musical y estas sensaciones sobre ese viaje compartió con Télam.

Télam: ¿Cuál es el principal legado que deja Dino Saluzzi a los músicos de las nuevas generaciones? ¿Cuál considerás es su aporte a la música popular argentina?

José Saluzzi: Fundamentalmente su legado a los jóvenes artistas es su propia obra. Lamentablemente su música de cámara y sinfónica es poco conocida en Argentina. En Europa y otras partes del mundo tuvo siempre una muy buena recepción y reconocimiento desde sus primeras grabaciones. Otro aspecto para destacar es su compromiso con la investigación y el estudio de la música como instrumentista. Él supo emancipar al bandoneón de los cánones estilísticos tradicionales en donde muchas veces se lo encasilla-por tanto, se lo limita como instrumento- llevándolo a ser protagonista muchas veces en otros ámbitos musicales. Su particular forma de tocar y componer, ha extendido, sin dudas, los límites del bandoneón. Creo que su gran aporte a la música popular nuestra es haberla desvinculado de la función coreográfica para convertirla en un recurso expresivo buscando la belleza de nuestra música en su esencia.

T:¿Cómo describirías la experiencia de tocar con él? ¿Fue difícil despegarte de él a la hora de encarar tu propia música?

JS: No es fácil ser hijo de un genio. Implica muchas cosas y, a pesar de que mucho de lo que sé lo aprendí de él, también tuve que hacer mi propio camino. Estudié con él y también con otros músicos y en universidades, pero una de las cosas que más valoro de la educación que me dio mi viejo es el haberme inculcado la libertad creativa que debe tener un músico a la hora de crear, así como también la disciplina en el estudio del instrumento: si uno no sabe hablar bien no puede escribir una poesía. La música es razón y discernimiento, además de la captación de los sentires del alma. Creo que eso es algo esencial para el desarrollo de un músico y para cualquier artista en general. Tal vez lo más difícil a la hora de abrirme un camino propio como compositor es el de la seguridad. Muchas veces me costó avanzar con mi propia música porque siempre viví con un alto grado de exigencia pero luego eso fue cambiando a medida que fui creciendo no sólo como músico sino también como persona y logré encontrar mi propia forma de hacer la música que me gusta y de la forma que a mi me gusta. Tuve la gran suerte de ser testigo de varios momentos importantes de la carrera de mi papá en distintas partes del mundo. Mi primer disco junto a él fue «Mojotoro» a mis 16 años como baterista en el prestigioso sello alemán ECM, quien editó la mayor parte de sus discos desde principios de los 80 hasta hoy.Tuve el gran privilegio de viajar por el mundo a él desde mi primera grabación como guitarrista en el disco «Cité de la Musique» (1996) tocando en importantes salas de conciertos siendo muy joven y con músicos excepcionales.