El clásico más largo II

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El Superclásico, en toda su locura y desprolijidad, le metió un empujón al precipicio al clásico entre San Lorenzo y Huracán. Lo que nadie imaginaba es que esa suspensión que decidió la Superliga sería el inicio de una guerra entre los dirigentes de Boedo y los del Globo. Tendencia indiscutida del fútbol de hoy, cada cual atiende su juego. Por eso, apenas se decidió postegar la fecha inicial del domingo 25 porque ese día debía jugarse el River-Boca post escándalo, comenzaron las operaciones para ver cuándo se disputaría el partido:Huracán pedía jugar a las 24 o 48 horas, el Ciclón se negaba porque no quiere jugar de noche en su estadio por los hechos de inseguridad. No hubo acuerdo. Ni siquiera ayer, cuando la Superliga convocó a las partes para fijar una próxima fecha. Al contrario, la temperatura subió aún más…

Alejandro Nadur, presidente de Huracán, pidió que Matías Lammens, capo del Ciclón y vicepresidente de la Superliga, no estuviera presente. El pope del Globo no cree que haya paracialidad desde el dirigente cuervo y su planteo iba mucho más allá de esta suspensión del clásico. En Huracán afirman que la seguridad brindaba garantías para jugar el lunes o martes, mientras que la Superliga que le recomendaban no disputar encuentros por el G20. Ayer se conoció la carta enviada desde Seguridad que es ambigua. Además, San Lorenzo no quería jugar el partido un día de semana por la recaudación (estaban casi agotadas las localidades) y por el costo político que podía pagar la dirigencia. Pero también hay una cuestión futbolística que sobrevuela la situación: el Globo venía dulce, y el Ciclón en bajas. Y desde Parque Patriocos entienden que “hubo parcialidad” en la decisión, mientras que el Ciclón no se explayó públicamente ni antes ni después de la reunión.

La ambigua carta que mandó Seguridad de CABA a Superliga.

En Huracán, además, están calientes porque es el segundo parate que tienen de 21 días en los últimos dos meses por la mala organización del torneo: es el único club que no disputó torneos internacionales pero que de todos modos tiene dos partidos pendientes.

Lo concreto es que la situación se tensa, que no hay fechas para el clásico y que es muy factible que se juegue en 2019… Y se sabe que mucho cambiará: San Lorenzo recuperará lesionados y tendrá refuerzos, mientras que Huracán, seguramente, perderá a Marcos Díaz… Por eso Nadur está tan molesto. Los problemas clásicos arrancaron por el super de la Libertadores y ahora quedaron flotando en el derby de barrio. ¿Cómo continuará?