Seguro que os ha pasado alguna vez: estáis durmiendo plácidamente en la cama y, de repente, sentís un dolor punzante en la parte posterior de la pierna. Sí, se te ha subido el gemelo. Te incorporas, te masajeas el gemelo, tiras de los dedos del pie… hasta que por fin consigues que «baje» a su lugar natural.
¿Por qué nos sucede esto mientras estamos durmiendo, sin realizar ningún tipo de actividad física? Te explicamos por qué se nos sube el gemelo por la noche y qué podemos hacer para prevenirlo.
El hecho de que «se nos suba la bola» o se nos suba el gemelo realmente no es más que un calambre o un espasmo muscular: esto es habitual que ocurra, si somos deportistas, cuando estamos practicando deporte. Pero también es bastante corriente entre personas sedentarias o en momentos de relajación como el sueño.
Lo que ocurre cuando se nos sube el gemelo es que el músculo se contractura y no es capaz de relajarse durante varios segundos: en ese momento es cuando aparece un dolor punzante, agudo y muy localizado. Si esto nos ocurre en medio de la noche, mientras estamos durmiendo, podemos sumarle ese momento de desorientación y de sorpresa por no saber qué está pasando.
¿Por qué se me sube el gemelo si yo estoy durmiendo «a pierna suelta»?
Como decíamos, este tipo de calambres o espasmos musculares son relativamente frecuentes en deportistas: pueden darse debido a una gran fatiga muscular, a la falta de algunos minerales como el potasio o a la deshidratación.
Cuando el gemelo se sube en medio de la noche, las causas no están tan claras: puede deberse a la mala circulación en nuestro tren inferior, a la compresión de un nervio o a que hayamos bebido alcohol y nuestro cuerpo esté deshidratado.
En cualquier caso, si nos ocurre mientras estamos durmiendo lo único que tenemos que hacer intentar acercar los dedos del pie hacia la espinilla, tirando suavemente de ellos y manteniendo la postura durante unos segundos para posteriormente dar un pequeño masaje en el gemelo para que se relaje. Personalmente, la última vez que me pasó me vino bien ponerme de puntillas en el suelo durante unos segundos, porque si no no había manera de que aquello volviera a bajar.
Prevención para que no se te suba el gemelo
Mantenernos correctamente hidratados y estirar de forma correcta después de realizar ejercicio físico son claves para prevenir la aparición de estos calambres nocturnos que, a pesar de que son más frecuentes en las piernas, pueden darse en cualquier músculo del cuerpo.
Si practicas deporte, intenta no realizar sesiones de entrenamiento extenuantes, que pueden favorecer la aparición de calambres: realizar un entrenamiento gradual y respetar los días de descanso también es básico para evitar este tipo de calambres idiopáticos.
Si los calambres nocturnos aparecen muy de vez en cuando, generalmente no tenemos por qué preocuparnos: sin embargo, si te suceden muy a menudo lo mejor que puedes hacer es contactar con tu médico para que pueda averiguar la causa y tratarte de forma correcta.
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