Transcurridos tres días de proyecciones de los filmes que compiten por la Palma de Oro este año en Cannes muchos críticos y especialistas comienzan a impacientarse y se preguntan cuándo llegará esa película que haga «click» y comience a definir el futuro del certamen.
Es que de lo que se ha visto hasta ahora en la competencia oficial, seis películas de 21, ninguna resultó descollante ni se impuso como ese «capo laboro» que se le pide a Cannes.
«EO» del veterano realizador polaco Jerzy Sokolimowski y que sigue el destino de un burro que viaja azarosamente por Europa en una metáfora de los migrantes que llegan del Este, es la que mejor ha quedado situada pero no se trata necesariamente de un candidato a la Palma de Oro.
Este jueves, la tendencia se mantuvo y se vieron dos películas de nivel parejo pero que no salieron de la medianía: en primer turno «Boy from Heaven», un thriller egipcio que engarza en su trama a los servicios secretos de seguridad del estado junto a la religión islámica y los mandatos divinos, y en segundo pase, «Frere et Soeur» (Hermano y hermana), la primera cinta francesa en ingresar a competencia, del conocido realizador Arnaud Desplechin (61 años).
El filme egipcio, del realizador Tarik Saleh, nacido en 1972 en Estocolmo, Suecia, es un thriller político que desata su intriga cuando el principal imán de El Cairo de la universidad de Al Azhar, que ha mantenido históricamente su independencia del poder político, fallece y entonces los servicios secretos buscan influir con asesinatos, soplones y operaciones en la elección de un sucesor que garantice una convivencia armónica entre poder político y espiritual
Un joven estudiante de la pequeña localidad de Mazala perteneciente a una familia de pescadores recién llegado a El Cairo es elegido para infiltrarse al interior de este juego de poder e ir eliminando candidatos bajo distintas modalidades para llegar a un candidato potable, en una acción que mezcla la obediencia divina, las dudas, las manipulaciones y las amenazas y donde nadie es tan «santo» como parece, ni siquiera los candidatos a máximo imán de Egipto.
Distinto es el caso de la película de Desplechin que prefiere internarse en un drama familiar y la pelea antigua e irresuelta de dos hermanos que vuelven a reencontrarse luego de muchos años ante un accidente sufrido por sus padres.
Lo mejor de «Frere et Soer» es la magnífica actuación de Marion Cotillard, ganadora al Oscar en 2008 como Mejor Actriz Protagónica por su papel como Edith Piaf en «La Vie en Rose» y que ya está instalada en el firmamento de las grandes intérpretes francesas, que no son pocas e incluye a Isabelle Huppert, Catherine Deneuve, Jeanne Moreau y Juliette Binoche, entre otras y de distintas generaciones.
Con Cotillard actúa Melvil Poupaud, quienes componen a una actriz de teatro, que entre otras obras representa «Los hermanos Karamazov» sobre la novela de Fedor Dostoyevski y «Los muertos», según cuento de James Joyce; y a un escritor de relativo éxito.
No se sabe bien cuándo ni por qué, pero los dos hermanos (hay un tercero que mantiene buena relación entre ambos), alguna vez cortaron vínculos y la presencia de uno resulta insoportable para el otro.
En esta deriva se mantendrán los personajes hasta que los sucesos que enfrentan los obliguen a revisar algo de aquello que los distanció tanto.
Mañana, sábado, llegan a Cannes «Triangle of Sadness», del sueco Ruben Ostlund que ganó la Palma de Oro en 2017 con su ácida crítica al arte moderno de «Square» y también se verá la película de otro ganador de la Palma, el rumano Cristian Mungiu, que llega con es enigmático título «R.M.N.».