Tecleo a 110 palabras por minuto, pero hay quien lo hace (mucho) mejor

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Estoy escribiendo esto a unas 80 palabras por minuto. Ese es mi ritmo normal si tengo claro lo que quiero escribir, pero si me ponen delante de un test de velocidad al teclado puedo acercarme a las 100 palabras por minuto, a veces algo más.

Esa velocidad de escritura al teclado no está mal, pero hay gente que lo hace mucho mejor. Lo curioso es que escribir rápido frente a un teclado es algo para lo que no existe un «récord del mundo» demasiado definido, aunque quienes han estudiado el tema indican que ese teórico récord está en 216 palabras por minuto. ¿Y tú, qué tal escribes al teclado?

De la máquina de escribir a la máquina eléctrica

Las máquinas de escribir no empezaron a popularizarse hasta finales del s. XIX, y en aquella época la gente ni siquiera se preocupaba mucho de escribir más o menos rápido: poder hacerlo en un ingenio como aquel ya maravillaba lo suficiente a quienes comenzaron a usar aquellos primeros modelos.

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Por aquel entonces escribir a mano rápidamente era ciertamente importante para ciertos puestos de trabajo, pero la escritura a máquina pronto cambiaría el mundo, sobre todo en entornos profesionales. En 1906 se celebró el primer campeonato «formal» de velocidad al teclado, y la ganadora fue Rose Fritz, que consiguió escribir a 82 palabras por minuto.

A aquella primera victoria le sucedieron otras como las de George Hossfeld, que ganó esa competición diez veces, o Albert Tangora, que la ganó 7 veces. En 1923 este habilidoso mecanógrafo logró mantener una velocidad de 147 palabras por minuto durante una hora entera. Lo hizo en una Underwood Standard, y tras descansar unos minutos llegó a alcanzar las 159 palabras por minuto en un «sprint» de un minuto. Aquel récord de escritura sostenida nunca ha sido superado. No al menos si solo tenemos en cuenta las máquinas de escribir tradicionales.

A esos modelos se les sumaron algún tiempo después las eléctricas, y fue con una de ellas con la que se estableció el que muchos consideran como el auténtico récord del mundo de velocidad al teclado. Lo consiguió Stella Pajunas-Garnand, que consiguió alcanzar las 216 palabras por minuto en una prueba de un minuto en 1946. Para ello usó una máquina eléctrica de IBM, empresa que algunas décadas después fabricaría uno de los teclados para ordenador más populares y queridos de toda la historia.

Velocidad al teclado en los tiempos modernos

La presencia masiva del ordenador convirtió el teclado en uno de los elementos clave del puesto de trabajo e incluso de estudio: hoy en día lo raro es escribir a mano, y la mayoría de nosotros utilizamos un teclado físico (en el PC o portátil) o uno virtual (smartphones y tabletas) para redactar textos.

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Eso ha hecho que escribir a máquina se convierta en algo cada vez más relevante, y hay países como Finlandia que han ido impulsando la enseñanza de mecanografía a los niños pequeños en lugar de enseñarles a escribir con la mano. Ese caso parece algo extremo, pero en Estados Unidos 43 de sus estados ya no obligan a enseñar escritura a mano en escuelas públicas.

Para la gran mayoría de usuarios esa escritura a máquina se aprende sobre la marcha y de forma autodidacta. Eso hace que la velocidad y precisión varíe en gran medida, y de hecho los teóricos récords del mundo no existen como tales porque no hay —que sepamos— una prueba estándar que permita unificar todas esas mediciones.

Infografia

Lo que sí han aparecido es récords oficiosos, a menudo puestos en marcha por sitios web que tienen relación con cursos de mecanografía o con el ámbito de los teclados para ordenador. En la web typingzone, por ejemplo, existen distintas pruebas y un ranking que corona a los más rápidos.

En la actualidad ese ranking lo lidera Sean Wrona, un estadounidense que logró 181,06 palabras por minuto, pero dado que en este sitio web definen esas palabras como de 6 caracteres y en otros muchos sitios establecen el tamaño medio en 5 letras por palabra, la velocidad «normalizada» sería de 217,272 palabras por minuto. Este mismo usuario indica que en otros tests como 10fastfingers consigue 220 palabras por minuto, aunque esa prueba es especial porque escribes palabras aleatorias sin puntuación, números o mayúsculas.

¿Son esos tests válidos? Lo cierto es que son desde luego una buena referencia, pero aquí nos encontramos el problema de que las variables son muchísimas. Influye el tipo de teclado, y de hecho Barbara Blackburn es considerada por el libro Guinnes como la que ostenta el récord desde 2005 logrando un pico de 212 palabras por minuto y manteniendo 150 palabras por minuto durante 50 minutos. Curiosamente, ella usó un teclado con distribución Dvorak para lograr esa velocidad.

Hay otros muchos tests como los de TypeRacer (aquí Wrona alcanza las 237 palabras por minuto, 257 de pico), Intersteno o Hi-games, pero de nuevo nos encontramos con pruebas de distinto tipo en las que como decimos influye el tipo de teclado, el tipo de textos que deben escribirse y, por supuesto, el idioma en el que se escriben. Todos esos récords de los que hablamos son en idioma inglés, y probablemente ciertos idiomas favorezcan que la velocidad. El español, con sus tildes, puede desde luego complicar un poco la cosa.

Correctores automáticos y la voz como alternativa

En Xataka hemos sentido curiosidad por este tipo de prueba y nos hemos puesto precisamente manos a la obra para saber qué tal lo hacíamos. Teniendo en cuenta que escribimos mucho a lo largo del año, la velocidad al teclado puede suponer un parámetro importante para nuestro trabajo.

Fastfingers

Los resultados son diversos, pero como veis la velocidad media se sitúa en unas 85-90 palabras por minuto. Nada que ver con los profesionales de la mecanografía. Aquí aclarar que ninguno de los que hemos participado hemos estudiado mecanografía, y como la mayoría de la gente hemos ido aprendiendo «sobre la marcha», lo que hace que la forma de escribir no sea probablemente ideal en cuanto a la postura de las manos, por ejemplo.

Sea como fuere, aunque escribir con un teclado sigue siendo importante en nuestros días, puede que la relevancia del teclado o de hacerlo más o menos rápido esté disminuyendo. Los correctores automáticos dominan el panorama en los dispositivos móviles y permiten que podamos escribir frases de forma bastante rápida que se van corrigiendo (aunque no siempre acierte), pero todos nuestros smartphones y tabletas animan a otra alternativa: la del dictado por voz.

El reconocimiento de voz que está integrado en sistemas operativos de escritorio y móviles o que hace uso de servicios en la nube hace que precisamente lo de escribir rápido pueda no ser tan importante cuando hablando podemos conseguir una velocidad mayor que la que muchos conseguirían escribiendo. Para ciertos escenarios esta opción es muy relevante, pero el teclado sigue siendo parte fundamental de nuestra rutina personal y profesional.

Infografía | Ratatype