El nueve talento

Una mirada, un par de gestos. Como sucede con el amor a primera vista, los detectores de talentos y los grandes entrenadores se deslumbran con un futbolista con apenas pequeños detalles pero determinantes. Así conquistó el pibe Julián Álvarez al experto Gabriel Rodríguez (ver aparte) y más tarde a Marcelo Gallardo, el técnico que se enamoró de las virtudes futbolísticas del cordobés y lo mandó a la cancha nada menos que en el partido más importante de la historia de River, ante Boca, y en el Mundial de Clubes ante el Kashima (por el tercer puesto). El delantero, que el 31 de enero cumplirá 19 años, demostró en pocos minutos su gran potencial y no sólo se ganó un lugar en el plantel profesional para el 2019; también se trató de una notoria evidencia de que el proyecto infanto-juvenil que impulsó Gallardo en 2015 empezó a dar sus jugosos y dulces frutos. Claramente, Julián Álvarez es el nueve talento made in Núñez.

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Alavrez en pleno festejo tras la obtención de la Libertadores.

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Excelencia técnica con ambos perfiles, inteligencia para moverse en los tiempos y los espacios oportunos según la ocasión, panorama y visión de juego para generar juego fuera del área o lastimar con diagonales punzantes, buena utilización del cuerpo para aguantar la marca y jugar de espalda, pegada potente y obsesión por el gol pero combinada con capacidad y generosidad para asistir. Todas estas características que componen el ADN de la identidad futbolística de River son las que reúne el juvenil de Calchín que heredó la 9 que dejó Larrondo y que antes habían bañado de goles y glorias pibes de la casa como Cavenaghi y Falcao, entre otros. De hecho, la grata aparición de Álvarez es la concreción del deseo y el objetivo del presidente Rodolfo D’Onofrio de que la institución “saque más Driussis”. Literalmente, ya que el juego del cordobés tiene varios puntos en común con los del goleador que compró el Zenit de Rusia, sobre todo por la virtud de saber entrar y salir del área y conjugar elegancia técnica con simpleza y contundencia para el gol.

Julián Alvarez ya se entrena con el Sub 20 (PRENSA SELECCION)

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A esta valiosa materia prima que el Arañita lleva desde la cuna se le suma un contexto familiar muy bien consolidado, una buena educación y los conceptos futbolísticos que fue puliendo desde que se incorporó a la Séptima de River, ya que había llegado sólo con lo aprendido en el potrero y las ligas regionales cordobesas.

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Lo más excepcional de este introvertido, humilde y profesional joven es que superó el último eslabón de formación con apenas una efímera escala en Reserva porque conquistó de inmediato al Muñeco, que lo viene siguiendo minuciosamente desde que se sumó al club y en los últimos meses lo semblanteó de manera especial para tantear la personalidad del punta, que se adaptó a la exigencia de la más alta competencia con la misma naturalidad que jugaba en las divisiones menores. Por eso, el entrenador advirtió con su tacto habitual y su curtido ojo riverplatense que estaba en presencia de un enorme proyecto de delantero que apenas necesita pequeños golpes de horno para convertirse en un futbolista de primer nivel, como sucedió este año con la explosión de Exequiel Palacios.

Gallardo conversando con Julián Alvarez.

Julián Alvarez con Gallardo.

De esta forma, con sólo 299 minutos oficiales con la Banda (divididos en seis partidos), Julián Álvarez ya se metió en la pelea por un lugar en el equipo, como mínimo para competir para ser una alternativa de Pratto, Borré y Scocco, los principales hombres de ataque de Gallardo. Aunque lo más concreto es que el pibe se convirtió en el primer refuerzo del Muñeco para el River 2019. Y con el valor agregado de que se trata de un producto de la casa.