Amanecía
Reuters
con
una
exclusiva
que,
tras
ver
el
ruido
generado
sobre
los
aranceles
de
Donald
Trump
y
las
respuestas
europeas,
ahora
hace
temblar
a
Boeing,
el
primer
fabricante
estadounidense
de
aeronaves.
En
el
aire,
casi
literalmente,
un
contrato
de
330
Boeing
737
Max
que
la
aerolínea
irlandesa
tenía
cerrado
con
la
empresa,
valorado
en
más
de
26.000
millones
de
euros
y
que
ahora,
explica
Reuters,
peligra.
cocinar
de
forma
segura
Así
figura
en
una
carta
que
Michael
O’Leary,
CEO
y
máximo
accionista
de
Ryanair,
ha
enviado
a
un
legislador
estadounidense,
advirtiendo
de
las
consecuencias
de
la
guerra
arancelaria
que
Donald
Trump
ha
iniciado
con
terceros
países,
así
como
con
la
Unión
Europea.
A
este
fuego
cruzado
se
referiría
O’Leary
en
la
carta
en
la
que,
si
se
persiste
con
el
plan
de
imponer
aranceles
y
estos
afectan
al
precio
de
las
exportaciones
de
aviones
Boeing
a
Europa,
le
obligaría
a
tomar
decisiones.
¿En
qué
sentido?
Según
la
carta
que
relata
Reuters,
O’Leary
advierte
de
que «reevaluaríamos
tanto
nuestros
pedidos
actuales
de
Boeing,
como
la
posibilidad
de
hacer
esos
pedidos
en
otros
lugares».
El
problema
para
la
compañía
de
O’Leary
es
que
la
competencia
a
Boeing,
en
cuanto
a
aviones
homologados
para
operar
en
cielo
europeo,
no
tiene
mucho
margen
de
maniobra
para
hacerse
cargo
de
contratos
de
ese
calado.
Airbus,
que
en
los
últimos
cinco
años
ha
liderado
el
sector
como
primer
fabricante
mundial,
no
tiene
espacio
para
incluir
nuevos
pedidos.
Tampoco
hay
cabida,
al
menos
de
momento,
para
que
entren
otros
operadores,
como
sucede
con
el
fabricante
chino
Comac,
que
no
está
homologado
para
volar
en
suelo
europeo
ni
estadounidense,
los
dos
principales
mercados
de
Ryanair.
Sea
algo
que
competa
o
incumba
a
Donald
Trump,
lo
cierto
es
que
la
medida
de
O’Leary
apunta
en
una
dirección
que
suena
evidente:
¿por
qué
la
industria
del
motor
escapará
de
parte
de
los
aranceles
y
la
industria
aeronáutica
no?
Trump
ya
ha
dado
un
pequeño
respiro
a
los
fabricantes
estadounidenses
de
automóviles,
una
industria
clave
para
el
país,
suavizando
ligeramente
los
aranceles
del
25%
a
las
importaciones,
fundamentales
para
el
ensamblaje
de
los
vehículos.
Ahora
queda
ver
si
Boeing
toca
la
puerta
de
la
Casa
Blanca
y
pide
a
Donald
Trump
hacer
caso
de
las
quejas
de
compañías
como
Ryanair.
Con
los
números
en
la
mano,
la
aerolínea
irlandesa
es
el
primer
comprador
europeo
de
aeronaves
de
la
firma
americana
y
su
flota,
casi
compuesta
en
su
totalidad
por
Boeing
737,
ideales
para
vuelos
de
corta
distancia
mientras
mira
con
buenos
ojos
a
Comac,
una
compañía
a
la
que
ya
apoyó
en
2011
aunque,
hasta
la
fecha,
nunca
ha
hecho
uso
de
sus
aviones.
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