La dieta mediterránea ha sido considerada durante décadas como unos de los modelos alimentarios más saludables que existen en todo el mundo. Y no es para menos, ya que el consumo de altas cantidades de frutas, verduras, hortalizas y aceite de oliva, entre otros alimentos saludables, está estrechamente relacionado con un mejor estado de salud.
Sin embargo, la dieta mediterránea también presenta algunas dudas dentro de la comunidad científica. De hecho, en los últimos años hemos visto cómo la ciencia ha contradicho algunos de los pilares nutricionales sobre los que se asienta esta dieta global.
De dónde surge la dieta mediterránea
A pesar de la creencia popular, la idea de ‘dieta mediterránea’ no surgió en España. Paradójicamente, ni tan siquiera es un concepto acuñado en Europa ni en los países mediterráneos, sino en Estados Unidos.
Concretamente, se atribuye el concepto de dieta mediterránea al fisiólogo e investigador Ancel Keys por sus famosos estudios epidemiológicos en nutrición y salud.
Uno de ellos, ‘el estudio de los 7 países’ fue publicado en el año 1970, y supuso en cierta forma el origen del concepto ‘dieta mediterránea’, aunque este no fuera ni tan siquiera mencionado en dicha publicación, como explicaremos más adelante.
El estudio de los 7 países
La investigación conocida como ‘el estudio de los 7 países’ fue llevada a cabo por Ancel Keys y sus colaboradores con la intención de establecer una relación clara entre el consumo de grasas saturadas, colesterol y una mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares.
Para ello, realizaron un gran estudio de cohortes transversal con una muestra aproximada de 13.000 hombres en una edad comprendida entre los 40 y 59 años, y procedentes de distintos países, como la antigua Yugoslavia, Italia, Grecia, Finlandia, Holanda, Estados Unidos y Japón.
Las conclusiones del estudio mostraron que aquellos países con un mayor consumo de grasas saturadas presentaban una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares, sembrando una semilla en el campo de la nutrición que daría mucho que hablar en los años venideros, a pesar de algunos grandes errores en la investigación, como por ejemplo una selección premeditada de los países analizados según criticaron muchos de sus detractores.
Sin embargo, parece que la polémica no importó demasiado, ya que a partir de la década de los años 80 comenzó a extenderse entre la población que las grasas eran las principales culpables de la presencia de enfermedades cardiovasculares. Todo ello originó, probablemente, el auge de los productos sin grasa y light en los supermercados de todo el planeta durante los años siguientes, algo que todavía perdura hasta nuestros días.
Por qué se llama dieta mediterránea
Además de concluir que los alimentos ricos en grasas saturadas eran los principales responsables de las enfermedades cardiovasculares, Ancel Keys señaló que aquellas poblaciones con un consumo mayor de aceite de oliva, frutas, verduras y legumbres presentaban menores casos de cardiopatías.
Estas poblaciones con menor incidencia de enfermedades cardiovasculares estaban localizadas en el sur de Europa, hecho que influyó notablemente en la creación del concepto ‘dieta mediterránea’ con posterioridad, pero no por parte del autor durante sus investigaciones como muchos piensan.
Los errores de la dieta mediterránea
El concepto de dieta mediterránea tal y como lo conocemos ha ido evolucionando hasta nuestros días, pero se asienta en algunas bases sólidas que han permanecido estables dentro de los años.
La recomendación más importante, y aquella que más resalta, es el consumo de grasas saludables como el aceite de oliva y los frutos secos, además de grandes cantidades de frutas, hortalizas, legumbres y verduras.
Sin embargo, la dieta mediterránea sigue arrastrando la creencia de que las grasas de origen animal son peores que las vegetales por definición, infravalorando a algunos alimentos como por ejemplo el huevo. Es curioso que en el caso del huevo, la dieta mediterránea recomiende su consumo moderado cuando realmente sabemos que no es un alimento perjudicial para la salud ni aumenta la prevalencia de enfermedades cardiovasculares.
Sucede algo similar con los lácteos, y que además es contradictorio en cierta forma, ya que se recomienda un consumo diario de lácteos a la vez que se nos alerta de las grasas de origen animal. En este caso, los lácteos se presentan en la actualidad un alimento neutral en lo que a salud se refiere. Ni su grasa es tan perjudicial como creíamos hace años ni son alimentos de consumo diario obligatorio. En la actualidad se clasifican como alimentos ‘neutros’ por parte de otros modelos alimentarios más actualizados, como es el caso del ‘Plato para Comer Saludable’ de la Universidad de Harvard.
Por último, encontramos en la promoción de bebidas alcohólicas como el vino otro de los grandes fallos que plantea la dieta mediterránea a nivel saludable. Y es que, desde hace algún tiempo conocemos que el consumo de alcohol es perjudicial para la salud, aunque sea moderado y en pequeñas dosis. Esta evidencia parece ser obviada por la dieta mediterránea, ya que en sus recomendaciones oficiales se sigue apostando por un consumo moderado y adaptado a la cultura local del vino.
La dieta mediterránea no es perfecta
Como hemos explicado a lo largo de todo el artículo, la dieta mediterránea es un modelo de alimentación que presenta grandes propuestas saludables. Sin embargo, ha quedado bastante atrasada en relación a las últimas evidencias científicas dentro del ámbito de la nutrición, por lo que no parece el mejor sistema para comer saludable en la actualidad.
Debemos ser conscientes de que la mayoría de la población no come de forma saludable, y por ello las enfermedades metabólicas como la obesidad y las cardiopatías no dejan de crecer exponencialmente. Además, y en contra de lo que muchos expertos consideran, en España no se sigue una dieta mediterránea, sino una alimentación insana plagada de ultraprocesados. Por ello, la prioridad actual debería ser el establecimiento de medidas que ayuden a que la población deje de comer tan mal, en lugar de promocionar la denominada dieta mediterránea.
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Imágenes | iStock y Fundación Dieta Mediterránea