Probamos la freidora de aire Cosori: análisis de la airfryer más vendida de Amazon

Negar que el mundo de las frituras vive en una criminalización permanente sería absurdo. Frecuentemente se las acusa de ser excesivamente grasas y calóricas, lo cual es cierto y lo cual las convierte en alternativas sabrosas pero que debieran ser puntuales.

Hablemos del aceite que hablemos -girasol u oliva en nuestro país-, la base de una fritura convencional los tendrá como protagonistas. Quizá de unas patatas fritas, de unas croquetas, de los clásicos fingers de mozzarella, de los nuggets o el de otros reclamos fritos como puede ser el propio pollo o algunos tipos de pescado.

Tanta mala fama propició que la fritura haya pasado a un segundo plano, más aún con la prevalencia de los ultracongelados y de los procesados, pero limpia y bien hecha, sea en sartén o sea en freidora, puede consumirse con mesura.

La cuestión es que ahí apareció una tercera incógnita en la ecuación: las freidoras sin aceite, que funcionan a través de aire caliente y que entre sus glosas está el hecho de permitir fritos más limpios, menos grasos y también más baratos.

El que hoy les escribe tenía ciertas reticencias ante las freidoras de aire (o air fryer, como veréis a menudo), pero la realidad es que tiene algunas ventajas relevantes frente a las frituras tradicionales, y también algunos inconvenientes, pero creo que los puntos positivos son superiores.

Además, como explicaba nuestra compañera Liliana en una guía de compra sobre freidoras de aire caliente, hay que matizar el concepto ‘sin aceite’ porque siempre necesitamos una pizca para alcanzar la famosa reacción de Maillard, persiguiendo ese tostado y carácter crujiente que solemos anhelar en los fritos.

Qué nos ofrece la Cosori CP158

En mi caso he probado el modelo de 5,5 litros de capacidad, una cantidad aparentemente abundante, pero que en la práctica no lo es tanto porque dependerá en gran medida de lo que cocinemos. La freidora llega en una voluminosa caja y demanda bastante espacio en la cocina.

Si vuestra cocina es chiquitita o ya vais justitos de metros cuadrados, esta freidora díficilmente tendrá cabida. Si disponéis de más amplitud, perfecto. Una vez teniendo claro que necesitas consagrarla un hueco grande en casa -necesita quince centímetros extra en la parte posterior y en la parte superior-, vayamos a lo que nos importa.

Freír en aceite, sea girasol u oliva, es caro o al menos más caro de lo que es freír con aire caliente. Sí es cierto que la inversión inicial de esta freidora (159,00€) es muy superior al precio de una freidora convencional e incluso a los modelos más modestos de las freidoras de aire.

También ofrece más capacidad y, en su caso, adjunta un libro de recetas con el que puedes llevarla a un escalón superior, acercándolo en cierto modo a un robot de cocina y convirtiéndola en una multifunción, yendo más allá del universo frituras, pero volvamos al factor precio.

Sean unas patatas fritas para una tortilla -o unas patatas a secas, para acompañar a un filete-, unos nuggets de pollo o unas croquetas -todo ello susceptible de ser casero- hará falta bastante cantidad de aceite. Podemos alegar que las frituras de patata son limpias (que lo son), pero la realidad es que si somos freidores habituales, gastaremos bastante aceite.

Humea, se deteriora y no siempre es fácil colarlo, aunque la OCU asegura que podemos freír hasta 25 veces con el mismo aceite si lo mantenemos en buenas condiciones. En cualquier caso, siempre es conveniente tener en cuenta ciertas pautas para hacer frituras más saludables, sean en sartén o en freidora.

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Un recetario para salirse del guion

Dicho esto, pasemos al despliegue culinario a través del aire caliente. En casa le dimos bastante caña, apostando por patatas fritas estilo french fries y por unas chips, además de hacer algunas recetas que incorpora el librito adjunto (no siempre bien traducidas) como unos entrecots, salmón, espárragos enrollados en jamón, calabaza asada y fritos de ultracongelados.

También intentamos emular una receta propuesta por la marca con unos fingers de mozzarella, pero el resultado -quizá por el rebozado o quizá por la frescura de la mozzarella- fue desastroso y ni merece la pena comentarlo, así que apostamos por una réplica industrial: nuggets, croquetas y barritas de mozzarella, que se adaptan mejor a estas freidoras que las opciones domésticas.

Buena alternativa en patatas ‘fritas’

Las primeras ventajas tienen que ver con el ahorro en tiempo y dinero, además de la limpieza de la fritura. La freidora viene acompañada de una lista de tiempos -orientativos- para ingredientes habituales como patatas, carnes, pescados, ultracongelados, mariscos y distintas verduras. En el caso de las patatas pide entre 25 y 28 minutos, en función del grosor.

Huelga decir que hay que estandarizar el corte de éstas si queremos que se hagan de manera parecida, pero eso también pasa en una sartén, aunque en esta ocasión hablemos de patatas fritas en freidora sin aceite.

La parte buena es que la fritura es ligera, está conseguida y permite encargarte de otras cosas en casa (algo necesario si tenemos críos a bordo). Por ejemplo, la considero una buena alternativa si en casa no tenéis muchos fuegos pero necesitáis cocinar varias cosas a la vez, como preparar la carne mientras las patatas se hacen.

No niego que hay que pillarle un cierto puntillo a la freidora, ya que cada patata y su corte son un mundo, pero el resultado es francamente aceptable, aunque habrá algunas con una apariencia desigual.

Más ligeras, no tan crujientes, pero más cremosas que en una fritura normal.

Lógicamente, además de no gastar tanto aceite, también se ahorra tiempo en la limpieza, aceptando, según el fabricante, lavavajillas o estropajos suaves. En nuestro caso, la segunda opción.

Por ejemplo, y aunque las chips no salen igual que las patatas fritas en bastones, creo que se puede aprovechar este tipo de freidoras para la clásica fritura de patata de la tortilla, pero salgamos del universo patatero, donde podemos decir que la Cosori CP158 aprueba con nota.

Sorpresa con carne, pescado y verduras

Es el caso de la carne y del pescado que hicimos: entrecots por un lado; lomos de salmón por otro. Aunque marcamos el mínimo de tiempo que recomiendan para el poco hecho, la realidad es que la carne no obedecía a lo que yo entiendo por poco hecho, pero está buena y es limpia, algo práctico si no tenemos parrilla o plancha en casa.

El salmón quedó sorprendentemente bien, al que acompañamos de unos trozos de calabaza ‘asada’, y fueron la prueba de que, a según qué niveles, un tipo de freidora como ésta te puede venir bien para no andar encendiendo fuegos ni limpiando de más.

El resultado para carnes y hortalizas está más cerca de un horno que de una freidora, pero es más limpio y rápido.

También los espárragos con jamón que pusimos como entrante quedaron bastante apetecibles, guiándonos por el recetario, y creemos que la opción de esta fritura gana enteros si vamos probando con sus recetas y sus minutajes a modo de ensayo y error, ya que los tiempos insisto en que son orientativos.

Evidentemente, no todo iba a ser de color de rosa en esta aventura. Aparte del espacio que ocupa y de la inversión inicial hay que mencionar que, evidentemente, vendrá condicionada por cuántos seamos en casa. Es rápida, pero no sería práctica si queremos cocinar recetas muy dispares -aún sencillas- como el salmón, los entrecots y un poco de brócoli asado o las propias patatas porque las cosas saldrían frías.

El punto del salmón está muy conseguido, y cualquier hortaliza carnosa también queda bien.

Lo que sí recomiendo es que primero se cocine lo que necesite menos tiempo y temperatura, para así economizar el ahorro energético, y luego mantener el calor con la función «Keep Warm» que nos permitirá regenerar lo ya calentado.

Tampoco recomendaría su uso en cantidades muy grandes. Como veis en las imágenes, los entrecots no eran especialmente grandes, ni los lomos de salmón -y solo somos dos en casa-, por lo que cocinar unos solomillos para cinco o seis puede ser algo lioso y que los tiempos nos patinen. Aún así, hablamos de recetas que en apenas 8 minutos están listas.

El mundo del ultracongelado

Topamos con la piedra de toque que ha demonizado a la fritura a nivel insospechado. El procesado y la bolsa suelen acompañarse de un ‘vade retro, Satanás’, pero si no se convierten en el frito nuestro de cada día creo que no tienen por qué ser tan penalizados (creo, eh).

En este caso, recurrimos a un cuarteto de congelados habitual de casas con niños -que no es nuestro caso, pero sí para sacaros de dudas-: croquetas, nuggets, varitas de pescado y fingers de pollo.

En el resultado, podemos ver que se acercan más a los resultados ligeros de horno que a los de la fritura tradicional, así que la ligereza y el punto crocante aprueban con solvencia.

El funcionamiento es sencillo e intuitivo, todo manejado por un cuadro de mandos que tiene múltiples opciones y poca pérdida. Los ultracongelados que mejor salen son los plaots y con empanados gruesos como fingers, nuggets o varitas.

Aunque el recetario de la Cosori incluye a los tres últimos, la forma de recomendar su cocción con el programa «Producto congelado» obligaría a que previamente congelemos nuestras elaboraciones caseras -y yo no estaba muy por la labor, y menos tras el fiasco de las barritas de mozzarella caseras-.

Y, como podéis ver, la apariencia es bastante aceptable en los cuatro supuestos, para lo que recomendaríamos empezar siempre con lo menos susceptible de desparramarse: nuggets, fingers y varitas, que necesitaron 10 minutos a 175 grados, yendo después a las croquetas.

El expediente croqueta

Se me hace raro que una cocina que ha conseguido universalizar la paella, el gazpacho o la tortilla de patata, aún no haya hecho lo mismo con la croqueta. Más aún cuando miles de turistas se quedan prendados de ella cuando la conocen.

Este apunte lo suelto porque en el recetario de la Cosori -y en la mayoría de freidoras sin aceite del mercado- no se hace ninguna mención expresa a la croqueta, lo cual nos complica la ‘fritura’.

Antes de lanzaros con ellas hemos de advertir tres cosas si son caseras: necesitáis congelarlas, necesitáis que la bechamel no sea muy líquida y necesitáis un empanado que aguante bien una fritura.

Con esto claro, reconozco que nuestra prueba la hicimos con croquetas ultracongeladas de cocido y de espinacas Receta Artesanal de una popular marca porque la estandarización del resultado es más sencilla.

El desempeño de la croqueta en esta freidora es decepcionante y exige más aceite del habitual y mucho ensayo y error.

Todos hacemos unas croquetas en casa, pero ninguna es igual, y si queremos que estos valores de prueba valgan, habrá que ir a un ejemplo común para que cuando lo intentéis, el resultado final sea lo más fiel posible.

Hicimos dos pruebas, la primera insatisfactoria, guiándonos por el patrón oficial de la marca: 10 minutos y 175 grados, que no doró las croquetas, aunque sí eran consumibles pero su apariencia era infame.

Probamos una segunda tanda, a 17 minutos, 170 grados y un poco más de aceite rociado con spray y el resultado fue más apetecible, aunque queda lejos de la apariencia que buscamos en una croqueta, pero más cercano a lo que querríamos.

Creo que hay que usar aún más aceite para perseguir ese dorado y nuestra intención era no recurrir a más aceite del necesario para este tipo de fritos. En cualquier caso, hay que coger algo de callo con la croqueta en estas freidoras o los resultados ni mucho menos serán como en una fritura tradicional, así que mejor alejad a las croquetas de una freidora de aire.

Conclusiones

Si no tenéis mucho tiempo pero disfrutáis de espacio y buscáis fritos más ligeros -y no sois 10 en casa- la opción de la Cosori CP158 os hará bastantes favores gastronómicos sin que tengáis que sentiros demasiado culpables por consumir frituras que amortizarás con el ahorro consecuente de aceite a largo plazo.

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Si vais pelaos de espacio o no os apetece gastaros más de 100 euros en una freidora, lo cual podemos entender, no será vuestra mejor amiga, aunque es bastante versátil y puede solucionar muchas papeletas más allá de las frituras.

Yo era escéptico sobre estas funcionalidad, pero este caso me ha convencido bastante por los resultados, por la facilidad de limpieza (que ahorra tiempo en la fritura y en la pila) y por encontrar una forma menos grasa de freír, algo que los que no tengan pillado demasiado el tranquillo agradecerán, o para aquellos abonados a los lineales de ultracongelados del súper.

En cualquier caso, si apostáis por ella, salíos de la zona de confort de las patatas fritas porque hay un universo, más o menos complejo, al que no deberíais dudar en ir para sacarle todo el partido.

La gran capacidad de la cesta será muy útil en familias numerosas. Hay que apuntar, además, que este modelo es muy similar al que incluye, además, Wifi, una funcionalidad que eleva el precio a 159,99 euros, con el único añadido de poder manejar el electrodoméstico en el móvil.

Imágenes | Jaime de las Heras

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