Por qué los camareros se han convertido en una especie en extinción

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Laura me comenta que su jefa, dueña de un restaurante, no entiende que necesita un día para acompañar a su hija durante una intervención quirúrgica. De hecho, tampoco entiende que se vaya a casar y le anima a que elija otra fecha. ¿Nadie quiere trabajar como camarero en 2022? ¿Hablamos de una especie en extinción? 

Trabajos sacrificados los ha habido toda la vida. La hostelería se debe a la gente, y si el personal decide salir en el mes de octubre o noviembre a tomar algo porque las temperaturas invitan a ello, hay que estar al pie del cañón. Sin embargo, en algunos casos, además de la lógica carga de trabajo existe una ley no escrita: la plantilla debe decir adiós a la conciliación o perder su puesto.

La falta de personal y la subida de la luz los mayores problemas en hostelería

Si la pandemia castigó a bares y restaurantes, ahora además de la falta de personal se unen las facturas del gas y de la luz que se han duplicado e incluso triplicado en menos de un año. De hecho, buena parte de los hosteleros dicen pagar más de costes energéticos que de alquiler.

Pero volvamos a la falta de ‘vocación’ por parte de las personas que están en búsqueda activa de empleo para ser camareros.

Ahora que tanto se habla de la salud mental, pensar en un trabajo que no tiene un horario fijo, que debe soportar la presión tanto frente a los clientes como en el interior, no es de extrañar que por mucho que el sueldo sea ¿bueno? tal vez no compense trabajar en esas condiciones.

Los trabajadores de la hostelería son los asalariados que están peor preparados para su jubilación

Sin camareros bien formados y con un buen sueldo, adiós a la hostelería

El caso de Laura es real. Pareciera que no tiene derecho a enfermar, a que sus hijos estén enfermos o a llegar un poco más tarde si ha de resolver un papeleo que precisa. Ella representa a esas personas que sin dudar afirman: «Si me saliera otra cosa, dejaba la hostelería mañana».

Ni blanco ni negro, los grises existen también en este sector y es probable que quien lea este artículo esté contento con su trabajo pero en 2022, bares y restaurantes deben hacer un esfuerzo para salir adelante, y no sólo se trata de sobrevivir al precio de la factura de la luz; la cruda realidad es que se están quedando vacíos al otro lado de la barra.

Todo trabajo es digno y este país que le debe tanto al turismo, encuentra en estas profesiones una salida laboral. Pero si durante la pandemia de COVID-19 se animaba a consumir en los bares tras pasar lo peor, también debiera tenerse en consideración mejorar no sólo los sueldos sino un trato digno y una formación para esa persona tan vital, un buen camarero.