Patatas chafadas con aceite y limón: la receta de mi abuela que nos encantaba de niños y sigue triunfando

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Tan sencilla como deliciosa, esta receta de patatas chafadas, como simplemente la conocemos en casa, llena la mesa de recuerdos nostálgicos, de sabores hogareños a casa de los abuelos y de tiempos más humildes. Mi madre, que fue quien me la enseñó, suele decir que es comida de pobre, de pueblo, pero es en esa cierta candidez donde reside parte de su encanto. Además, están buenísimas.

Según me cuenta, este era uno de los platos favoritos de mi madre cuando era niña, que mi abuela solía preparar cuando alguien tenía mal el estómago pero que terminó siendo una de sus comidas estrella. También nos conquistó a las nuevas generaciones desde el primer día que lo probamos, pues es un plato que suele gustar mucho a los niños y completa muy bien todo tipo de menús. Aunque, sinceramente, nos encantaba devorarlas solas.

Las cantidades son orientativas, pues, como era de esperar, siempre se ha hecho a ojo. Podemos calcular unos 200-250 g de patata por comensal, y a partir de ahí añadir aceite y limón al gusto. Debe quedar un puré rústico y espeso pero bien jugoso con la mezcla de aderezos, que se absorben mucho mejor en caliente. Hay que ser generosos con el zumo de limón, marca la diferencia, y también con la calidad del aceite.

Lavar y secar las patatas; pelar y disponer en una olla o cazuela grande. Cubrir con agua fría añadiendo un poco de sal y poner al fuego, preferiblemente con tapa para ahorrar energía y tiempo. Llevar a ebullición vigilando que no hierva a borbotones y cocer hasta se puedan atravesar con un cuchillo de punta.

El tiempo dependerá del tamaño y tipo de las patatas, así como de la potencia del fuego, pero serán unos 25-30 minutos. No deben quedar muy blandurrias, pero queremos poder chafarlas sin demasiado esfuerzo.

Escurrir el agua y llevar a una fuente o dejar en la propia olla, cuyo calor residual nos puede ayudar al aliño. Comenzar a chafar con un tenedor -puede ser más sencillo si primero las rompemos con las puntas-, y añadir una pizca de sal fina y un buen chorro de aceite.

Patatas Chafadas Pasos

Patatas Chafadas Pasos

Seguir chafando y mezclando, añadiendo el zumo de los limones, según tamaño; colarlo para evitar huesos y pulpa. Continuar el proceso de chafar y aliñar, echando más aceite y un poco de pimienta recién molida -opcional-. Ir probando y ajustando al gusto. La textura final debería ser como de un puré de patatas espeso y rústico, sin demasiados grumos gruesos pero tampoco meloso.

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Con qué acompañar las patatas chafadas con limón

Estas patatas chafadas nos gusta tomarlas tibias, pero también están muy buenas frías, aunque mejor dejarlas atemperar fuera de la nevera. Añadir un chorrito de aceite y/o limón justo antes de degustar y, opcionalmente, pimienta recién molida. Como plato originalmente humilde se solía tomar solo para cenar, pero hoy recomendamos servirlo de guarnición de pescados o carnes al horno o simples filetes a la plancha, o con una tabla de charcutería y quesos en plan picoteo. También maridan bien con encutidos y laterío marinero, como buenas anchoas, bonito o ahumados.

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