«Ojalá mi futuro esté cerca del Monumental»

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Día a día. Semestre a semestre. Año a año. Leonardo Ponzio nunca se puso plazos, aunque lógicamente convive desde hace algunas temporadas con la sensación de que se acerca el momento de su retiro, ya que el 29 de enero cumplirá 37 pirulos y es consciente de que su tiempo como futbolista se va extinguiendo a pesar de aún parece un pibe por el rendimiento físico y la mentalidad que refleja en la cancha en cada partido.

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La hinchada ovacionó a Ponzio

Por eso, le resulta inevitable proyectar su futuro y es un dilema que debe definir entre sus dos pasiones: la paz del campo y el sentimiento y la identificación con River. “Es una gran pregunta que me vengo haciendo en los últimos años y tengo que ver por dónde decanta el día de mañana, pero ojalá que mi futuro esté cerca del Monumental”, dice el volante central que se convirtió en el máximo símbolo del histórico ciclo ganador de Marcelo Gallardo y se sumó a la selecta lista de ídolos de la Banda por su enorme valor en los superclásicos y en torneos internacionales, sobre todo en la Copa Libertadores, la eterna y esquiva zanahoria de la casa.

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La disyuntiva de Ponzio tiene dos polos totalmente opuestos. Por un lado, la tranquilidad, vida familiar, asados con los amigos de siempre y el contacto con la naturaleza de Las Rosas, su pueblo natal. Allí, el capitán de River es simplemente Leo. La otra opción se trata de seguir vinculado a su otro lugar en el mundo, el Monumental, desde otra función que todavía es una incógnita hasta para él mismo. Al menos, tiene claro que no se ve como entrenador. “No hice el curso de técnico y hoy no es una prioridad. No es dejar de jugar y decir ‘ahora soy entrenador’, se necesita preparación para eso y yo todavía no la tengo”, reconoció el León en el Superclásico (radio Rivadavia).

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Entonces, el día que Ponzio decida colgar los botines (en realidad, cuando el tiempo lo obligue), Rodolfo D’Onofrio y Enzo Francescoli, quienes ya aclararon varias veces que su intención es que Leo siga relacionado al club, tendrán que sentarse con él para encontrarle el rol más adecuado, que obviamente puede ser como parte de la secretaría técnica que está a cargo del Príncipe o como un integrante más del staff de formación juvenil del club, que tiene entre sus premisas transmitir el ADN futbolístico tradicional de River, el profesionalismo desde temprana edad y la identificación con la institución, todos aspectos en los que Leo se convirtió prácticamente en especialista y es una función que cumple desde hace rato como capitán, referente del plantel y modelo a seguir por los pibes.

El festejo, con Pinola, en el triunfo ante Independiente (REUTERS).

El festejo, con Pinola, en el triunfo ante Independiente (REUTERS).

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De todas maneras, hoy el capitán se enfoca en “disfrutar el presente muy bueno que estamos teniendo” y admite que “me enorgullece poder ser parte de la historia de este club”. Ya no repite que su deseo es retirarse en River porque lo da como un hecho y el 30 de junio del año que viene, cuando finalice su contrato, verá si el cuerpo aún le da para seguir corriendo rivales como líder del equipo o si se transforma en ex jugador.

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Ahora, su objetivo (una vez más) es volver a levantar la Copa Libertadores. Si se cumple este sueño de todo River, su figura será aún más venerada y el amor de los hinchas, infinito. “Son los recuerdos que quedan para siempre”, explica el emblema que quiere quedarse a vivir en el Monumental.