No es el veganismo, son los TCA: qué podemos aprender de la muerte de la influencer que sólo comía fruta

Son muchos los medios que se han hecho eco de la muerte de la influencer Zhanna Samsonova, llamada Zhanna D’Art en sus redes sociales, tras comprobar que ha fallecido por una hipotética desnutrición a costa de la dieta extrema que llevaba.

Convertida en un adalid de las dietas crudiveganas llevadas al extremo, Zhanna D’Art falleció el pasado 21 de julio en Tailandia, donde vivía desde hacía varios meses y cuya nueva vida podíamos comprobar a través de su cuenta de Instagram.

Con apenas 12.000 seguidores, esta influencer rusa había apostado por llevar un hábito de vida que iba más allá de lo crudivegano. Si esta teoría apunta a comer sólo frutas, hortalizas, raíces y frutos que no se cocinan, Samsonova lo hizo todavía más severo, apostando por lo que llamó una dieta monofrutariana. Es decir, sólo se alimentaba de frutos o de zumos elaborados con ellos.

Lo cierto también, según explican en New York Post —uno de los medios que más en profundidad ha cubierto el suceso— es que no era la primera vez que Samsonova estaba enferma y que su aspecto no parecía saludable. No en vano, declaraciones que recoge este citado medio apuntaba a un vecino que vivía en el piso superior y que «temía encontrar su cuerpo sin vida una mañana», asegurando que «la convenció para que buscara tratamiento, pero ella no lo hizo».

El drama, además de la evidente muerte de Zhanna Samsonova, está en los coletazos que de este trágico suceso se desprenden como supone la criminalización de cierto tipo de dietas, lo que ha llevado a que las redes sociales se llenen de un enconado debate que apunta al veganismo o al crudiveganismo sin tener en cuenta las consecuencias.

La realidad, más allá de esa furibunda reacción, es que presumiblemente Samsonova padecía ciertos trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia, la cual sería la explicación más plausible de su muerte debido a esta desnutrición. Por tanto, no sería cuestión de culpar al tipo de dieta, sino a la realidad de una enfermedad como es la propia anorexia.

Los trastornos de la conducta alimentaria y las dietas

De hecho, conviene comprobar que hay una gran correlación entre los TCA y las dietas, donde explica la psicóloga Julia Vidal Fernández, experta en trastornos de ansiedad y estrés, depresión y trastornos de la personalidad y directora clínica del centro de psicología Área Humana. «Lo contraproducente que supone tener un TCA y hacer una dieta», asegura, donde «el objetivo es comer normal dentro de un equilibrio, pero no hacer un régimen alimentario porque es un factor que mantiene el TCA».

Lo que sí es cierto es que se debe comprender que en el TCA, comenta, «puede haber una vulnerabilidad biológica y cuando hay problemas emocionales como la ansiedad, el estrés o la tristeza también lo favorecen», advirtiendo de la bidireccionalidad que se genera entre los TCA y las dietas muy restrictivas.

También indica cómo determinados predisponentes pueden ser la causa que acabe generando el TCA. Entre los que cita, ejemplos como la percepción de sobrepeso, la autoestima baja, el perfeccionismo, conflictos familiares, la propia adolescencia o una presión social por la delgadez, así como cierta predisposición biológica, que son factores comunes para que se produzca un TCA.

No obstante, puntualiza que no son desencadenantes, cómo sí pudieran ser ciertas situaciones de estrés o las restricciones alimentarias. En ese sentido, advierte de otra realidad, la del ejercicio físico como predisponente si se está utilizando a modo compensatorio para quemar calorías o para intentar no engordar también favorece el mantenimiento del TCA. Lo que también asegura es que «una dieta crudivegana no favorece por sí sola el TCA, sino que se tienen que dar otras condiciones».

Tal y como explica el nutricionista Daniel Ursúa, conocido en Youtube por su canal de NutriHabits, hay que tener claras ciertas premisas. Lo primero es que «debemos partir de la base de que cualquier dieta que sea especialmente restrictiva conlleva riesgos. Tanto de malnutrición como, sobre todo, de acabar desarrollando trastornos de la conducta alimentaria«.

Comprobar el origen del TCA

No sólo eso, como es lógico, también de los riesgos acrecentados de llevar dietas tan estrictas pues «si basamos nuestra alimentación exclusivamente en un solo grupo de alimentos, lo más normal es que acabemos desarrollando algún tipo de déficit nutricional y, si eso se extiende en el tiempo, puede acabar siendo mortal».

Entre las dudas, aunque pueda parecer algo trivial, hay que comprobar qué se produce antes en esta situación: la adaptación de una dieta restrictiva o la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria, como explica Ursúa. «Pueden darse las dos situaciones. Bien que una persona con un trastorno utilice una dieta restrictiva como justificación o bien que llevar una dieta de este tipo desemboque en acabar desarrollando un trastorno de la conducta alimentaria».

Lo que sí es cierto, asegura, es que «la rigidez y la restricción son dos de los factores predisponentes de un TCA,por lo tanto la relación es clara». Entre las complicaciones, los ejemplos que el uso de las redes sociales puede suponer para que ambos factores se solapen.

Por eso, entre las palabras de Julia Vidal, se encuentra la toma de contacto para enfrentar el TCA de un hijo y donde la función de los padres es primordial. «Yo los preparo para que entiendan el problema y que no tiendan a echar la culpa al hijo o hija porque las personas con TCA tienen un problema médico y emocional», no debiendo relativizarse en algo tan trivial como ‘no quiere comer’.

Un riesgo asociado a las dietas restrictivas

«Por desgracia las redes sociales y nuestro día a día en general están llenos de estímulos predisponentes de este tipo de trastornos», se lamenta Ursúa, asegurando que «las personas que los sufren tienen multitud de recursos a su disposición para encontrar todo tipo de estrategias».

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De esta manera, recuerda que llevar una alimentación saludable no implica que necesariamente sea restrictiva y, sobre todo, que «en muchos medios se está utilizando esta noticia para promover mitos y extender miedos sobre el veganismo o la dieta vegetariana» donde la realidad, como aclara, es que «una dieta de este tipo no tiene por qué generar ningún problema».

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