Como agua de mayo se esperaba la apertura de la veda de la sardina ibérica en algunas cofradías de pescadores. Sin embargo, este 2024 seguramente no llueva a gusto de todos sobre las capturas de una especie que en esta temporada van a bajar notablemente para la flota española.
Si en 2023 el total desembarcado por los pesqueros españoles –tanto del noroeste como del golfo de Cádiz– fue de algo más de 22.000 toneladas, la cifra para 2024 baja notablemente, situándose en casi 15.000 toneladas, de las cuales unas 6.100 pertenecen al cupo de los pesqueros andaluces, mientras que las otras 8.300 toneladas corresponden a las pesquerías gallegas, como explican fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Sin embargo, sí ha habido ciertos éxitos en esta incipiente temporada de la sardina ibérica, al menos para las flotas del sur. Para intentar compensar y hacer más rentable el salir a faenar –teniendo en cuenta costes como el del combustible– se ha adelantado la campaña para los pescadores de la bahía de Cádiz, haciendo que comparta temporada con la pesquería del boquerón, tradicionalmente importante en la zona.
Con la veda abierta el pasado 1 de marzo para los barcos andaluces, sería ya el pasado 19 de marzo cuando hiciera lo propio la flota gallega. A esas 15.000 toneladas que podrán pescar conjuntamente –bajo artes de cerco– además se deben sumar las 406 toneladas que podrán capturar con el arte del xeito, propio de las Rías Baixas y con embarcaciones de pequeño tamaño.
Como informa La Voz de Galicia, los primeros precios en lonja con la sardina han sido buenos para el primer desembarco, habida cuenta de que se trata de las primeras de la temporada y que el mercado aún no las espera. Situadas en torno a los cinco euros el kilo, esta primera remesa de sardina ibérica se enfrenta, sin embargo, a una compleja realidad.
En un entramado de vedas y paros biológicos, incluyendo en 2018 un amago de moratoria total y prohibición de capturas para la sardina ibérica, este ejemplar fundamental tanto para las flotas gallegas como andaluzas, así como los pescadores lusos, supone un pescado habitual y rentable para sus cuentas.
No obstante, se ha reducido el cupo total para 2024 que corresponde a España y Portugal, bajando el límite de capturas hasta un 14%, de acuerdo a lo que se firmó hace varios años con el beneplácito europeo para salvaguardar la supervivencia de la especie.
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