Siempre
se
dice
eso
de
que ‘año
de
nieves,
año
de
bienes’
y
en
un
año
hidrológico
especialmente
potente
en
España,
son
muchos
los
cultivos
que
han
respirado
con
alivio
en
nuestro
país
para
tener
una
campaña
más
que
rentable.
Sin
embargo,
lo
que
ha
sido
una
bendición
para
determinados
secanos,
como
el
olivar
de
la
Meseta
Sur,
o
los
campos
de
cereal
de
la
Meseta
Norte,
también
puede
ser
una
fuente
de
conflicto
para
otros
cultivos.
cocinar
de
forma
segura
Precisamente,
lo
que
está
sucediendo
en
La
Rioja,
donde
una
abundancia
de
lluvias
primaverales
y
unas
temperaturas
suaves
fueron
la
catarsis
que
el
denominado
fuego
bacteriano
necesitaba
para
proliferar
y
extender
por
manzanares
y
perales
riojanos.
Al
punto
de
que
empieza
a
haber
asociaciones
agrarias
como
ARAG-ASAJA
que
están
pidiendo
a
las
autoridades
tratamientos
que
puedan
poner
fin
a
esta
enfermedad.
De
hecho,
han
propuesto
al
Ministerio
de
Agricultura,
Pesca
y
Alimentación
que
autorice «de
forma
excepcional
tratamientos
eficaces
para
combatir
el
fuego
bacteriano«.
Agricultores
y
políticos
comprobando
in
situ
el
fuego
bacteriano
en
un
peral.
©Gobierno
de
La
Rioja.
Pero,
¿qué
es
el
fuego
bacteriano?
Se
conoce
con
este
nombre
a
una
infestación
provocada
por
la
bacteria
Erwinia
amylovora,
especialmente
voraz
con
manzanos,
perales,
membrillos
y
nísperos
o,
lo
que
es
lo
mismo,
con
la
familia
de
las
rosáceas.
La
cuestión
es
que
el
clima
ha
propiciado
que
esto
sucediera.
Las
lluvias
de
abril
y
las
temperaturas
suaves
de
esos
primeros
compases
del
mes,
en
la
primera
floración,
permitieron
que
la
bacteria
se
reprodujera
y
que
la
flor
fuera
la
puerta
de
entrada
para
la
enfermedad,
especialmente
en
perales
y
manzanos,
dos
de
los
cultivos
estratégicos
de
zonas
como
Rioja
Media
y
Rioja
Baja,
especialmente
en
localidades
como
Alfaro
o
Rincón
de
Soto,
esta
última,
por
cierto,
con
denominación
de
origen
protegida
para
las
Peras
de
Rincón
de
Soto.
Cuando
el
fuego
bacteriano
llega,
se
manifiesta
sobre
todo
en
las
flores,
que
se
marchitan
rápidamente,
se
ennegrecen
y
caen.
También
las
hojas
lo
sienten,
llenándose
de
manchas
pardas
y
oscureciéndose,
al
punto
de
que
luego
la
hoja
es
totalmente
negra
y
se
enrolla,
marchitándose.
Por
desgracia,
el
fuego
bacteriano
puede
ser
letal
para
el
árbol,
afectando
a
tallos
y
ramas
y
llegando
a
provocar
su
muerte.
Razón
por
la
que
los
agricultores
riojanos
vuelven
a
pedir
soluciones.
No
es
una
novedad.
Ya
lo
hicieron
en
septiembre
de
2024
y
ahora,
desde
mayo,
han
insistido
en
la
necesidad
de
medios
para
atajar
al
fuego
bacteriano.
Un
peral
afectado
por
fuego
bacteriano.
©UAGR.
Sobre
todo
porque
piden
el
uso
de
tratamientos
que
controlen
la
plaga,
más
allá
de
lo
que
ya
se
hace,
es
decir,
arrancar
y
quemar
los
ejemplares
afectados.
Mientras
eso
se
produce,
los
productores
miran
con
recelo
el
avance
del
fuego
bacteriano
y
advierten
de
que
no
es
una
enfermedad
circundada
en
La
Rioja,
sino
que
otras
comunidades
autónomas
pueden
enfrentarse
a
esta
plaga
que
devasta
los
frutales
de
pepita.
En
este
sentido,
asociaciones
agrarias
como
Unión
de
Agricultores
y
Ganaderos
de
La
Rioja
(UAGR)
insisten
en
la
necesidad
de
que
la
vigilancia
se
extreme,
no
solo
en
el
campo,
sino
también
para
que
se
arranquen
plantaciones
abandonadas
y
se
vigilen
propiedades
privadas
de
uso
no
agrario,
pues
pueden
suponer
un
riesgo.
O
que
se
controle
de
manera
más
exhaustiva
el
material
vegetal
en
vivero,
que
puede
ser
portador
de
la
enfermedad.
Imágenes
|
UAGR
/
Gobierno
de
La
Rioja
