Los autónomos económicamente dependientes, más conocidos como TRADE, están de plena actualidad, especialmente desde que los falsos autónomos forman parte del debate político actual en nuestro país. Su particularidad es que el 75% de su facturación proviene de un único cliente; en la práctica, la mayoría de ellos cuentan con un único cliente, lo que les hace dependientes de las empresas para las que trabajan y, por esta razón, cuentan con unos derechos laborales especiales que les hacen estar más protegidos que el resto de autónomos.
Sin embargo, lo cierto es que los profesionales que trabajan únicamente para un único cliente no es la tónica habitual en España, al menos si lo comparamos con el resto de la Unión Europea. Un reciente estudio de Eurostat nos deja en buen lugar en cuanto a diversificación de nuestra cartera de clientes.
El 86% de los trabajadores autónomos tienen más de un cliente, tan solo superados por los freelance rumanos y croatas, y hasta un 76% de los mismos afirman haber hecho negocios con hasta 10 clientes. Tan solo un 13% de los profesionales afirma haber hecho negocios con uno o más clientes, pero siendo una única empresa quien ocupa la mayor parte de su cartera de ventas. La media europea se sitúa en un 60%, de modo que la dependencia de un único cliente es menor en España que en otros países de nuestro entorno.
En muchos casos, la razón por la que los autónomos se afilian al RETA es por continuidad del negocio familiar (con un 24%), igual que otros países como Polonia, Grecia y Alemania, que superan el 20%.
En cuanto a las dificultades que se han encontrado los emprendedores, destacan tres: los periodos de sequía de ventas en un 14%, los retrasos en los pagos (12%) y los periodos de dificultad económica (8%). En el lado positivo, los autónomos checos y holandeses afirman no haber tenido dificultades.
