El último análisis estadístico (PDF) de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT o ITU por sus siglas en inglés) y de la Alianza para una Internet Asequible (A4AI) ha permitido conocer cómo de caras están nuestras conexiones a internet en el ámbito global, y las noticias no son especialmente buenas.
Conectarnos a internet nos cuesta más dinero. Según esos datos, los precios relativos de los servicios de banda ancha fija aumentaron hasta el 3,5% de la renta nacional bruta (RNB) per cápita en todo el mundo en 2021. En 2020 ese porcentaje había sido el 2,9%, así que destinábamos menos dinero de nuestros ingresos a pagar por la conexión fija (fibra, ADSL) a internet.
En móviles la cosa también empeoró, y en 2021 los precios relativos crecieron hasta el 2% del RNB per cápita, cuando en 2020 los precios estaban en el 1,9%. Como explicaban en la UIT, «las personas incluso han dejado de consumir otros bienes y servicios para mantener un acceso fiable a internet durante la pandemia de COVID-19». El objetivo en todos los frentes es estar por debajo del 2%, pero solo se consigue en conexiones móviles de bajo uso y en movilidad exclusiva de datos, sin llamadas de voz. Y por poco.
Íbamos bien, pero la cosa se ha torcido. El coste de las conexiones a internet se había abaratado de forma bastante consistente en la última década, pero a partir de 2017 la cosa empeoró para las conexiones de banda ancha fija comenzaron a ser más y más caras con respecto a nuestros ingresos.
La UIT revela que ese repunte de los precios «se ha disparado por la pandemia de COVID-19. En muchas economías, la larga tendencia de precios gradualmente decrecientes ha sido descompensada por la pronunciada caída en los niveles medios de ingresos nacionales».
En las economías más pobres las cosas están aún peor. Las economías más impactadas por una asequibilidad peor fueron además las más frágiles. Entre 2020 y 2021, el coste por ejemplo de 1 GB de datos móviles en los países menos desarrollados se incrementó un 12%, mientras que en aquellos con países con rentas bajas se incrementó un 5%.
La diferencia con las economías más desarrolladas es enorme, y el nivel de asequibilidad es hasta seis veces peor en esos países con bajos ingresos. África dio alguna buena noticia: pasó del 4,4% de coste relativo al 3,3% entre 2020 y 2021.
Internet jamás fue tan necesaria (y tan cara). Los objetivos de la Comisión de la Banda Ancha de la ONU solo se cumplieron en 96 economías en 2021 (siete menos que en 2020), y la cosa fue peor para la banda ancha fija: solo 64 economías cumplieron el objetivo, dos menos que en 2020.
Precisamente esos servicios fueron los que experimentaron el mayor crecimiento, pero para la UIT esto es «una señal de advertencia», sobre todo cuando «los últimos años han demostrado que la conectividad es esencial».
El auge del teletrabajo y la creciente relevancia de servicios de streaming de todo tipo hacen necesario no que el coste de conectarnos a internet suba, sino precisamente que baje y sea más asequible. Veremos cuáles son los datos en 2022.