No hay peor ciego que el que no quiere ver
Obviamente, nadie quiere ser ciego, todos queremos ver. Le preguntamos a cualquier ciego si le gustaría recuperar la visión y seguramente dirá que sí. Pero el refrán va más allá de los ojos, o más adentro… ¡Y sí! La ceguera de quien ve pero insiste en no ver lo que está a la vista… ¡esa es la más difícil de curar!
¿Cómo convencer a alguien de aquello que no quiere ver o aceptar? Hay tanta gente que se empeña en no querer ver la verdad, ya sea porque le da miedo, porque no le gusta, o porque simplemente está mejor creyendo sus propias mentiras… ¡Y sí! No hace falta ver películas para creerlo, a veces con mirarse al espejo alcanza…
Este refrán popular sentencia de modo simple que la peor ceguera que puede padecer una persona es aquella que surge de su interior (inteligencia + voluntad)… Hablamos de personas tercas, tozudas, de pensamiento duro y corto, que no quieren conocer la verdad ¡que conocen!, incluso rechazan escuchar a quien les advierte de su error. Prefieren quedarse con su propia versión. No se vendan los ojos, usan vendas internas.
El refrán «No hay peor ciego que el que no quiere ver» es hermano sanguíneo de «No hay peor sordo que el que no quiere oír» y «No hay peor desentendido que el que no quiere entender»…
Aunque intentemos escondernos de ella, o miremos para otro lado cuando la vemos venir, o intentemos bloquearla como si fuera parte de las redes, la Realidad -señoras y señores, señoritas y señoritos- se impone por sí misma. Está ahí. Siempre está ahí… ¿Problemas? ¡Problemas tenemos todos! Pero hay que enfrentarlos…
El refrán enseña que no es escapándoles como los solucionaremos… A la corta o a la larga, hacer la vista gorda aumenta el colesterol malo…