La historia de ascenso y caída de Llaollao, y cómo su propia familia ha sido su principal rival

0
19

Hubo
un
tiempo
—allá
por
los
años
2010
y
pico—
en
que
decir

Llaollao

era
sinónimo
de
modernidad,

toppings

infinitos
y
colas
eternas
bajo
fluorescentes
y
cucharillas
verdes
y
estilizadas.
Si
no
te
habías
comido
un
vaso
XL
con
mango,
sandía,
Oreo
y
sirope
de
maracuyá,
no
eras
nadie.
Era
el

yogur
helado



cool
,
el
plan
post-Zara
por
excelencia,
el

TikTok

antes
de

TikTok
.

Pero
como
todo
en
esta
vida,
la
moda
es
volátil.
Y
lo
que

ayer
era
fiebre
,
hoy
es
más
un
eco.
En
un
vídeo
reciente,
el
usuario

@alonhuertas_

repasa
con
tono
tragicómico
la
historia
de
ascenso
y
(moderado)
descenso
de
esta
cadena
alicantina,
preguntándose:

¿qué
demonios
le
pasó
a
Llaollao?
,
¿dónde
están
esas
largas
colas
y
por
qué
huele
a
nostalgia
y
no
a
yogur?

Cómo
cocinar
de
forma
segura

Crecimiento
a
velocidad
récord

El
fenómeno
Llaollao
fue
tan
intenso
como
corto.
Fundada
por

Pedro
Espinosa

en
2009
en
Denia,
aunque
con
sede
central
en
Murcia,
la
marca
creció
con
velocidad
récord,
llegó
a
Asia,
y
vendía
una
idea:

postre
“saludable”,
personalizable

y
100%

instagrameable
.
Pero
lo
que
pocos
sabían
es
que
en
los
fogones
del
éxito
también
se
estaba
cocinando
un
drama
familiar
digno
de
serie.
La
traición
del
yogur.

Smmoy

Smmoy

La
historia
da
un
giro
inesperado
cuando,
tras
el
éxito
inicial,
los
propios

hermanos
del
fundador

de
Llaollao
decidieron
montar
su
propia
cadena
de
yogur
helado:


smöoy

.
Sí,
una
franquicia
casi
idéntica,
nacida
del
mismo
ADN
familiar
pero
con
otra
visión
(quizás
una
pizca
de
venganza)
y
un
icónico
color
rosa.

Lo
curioso
(y
jugoso)
es
que
los
hermanos
fueron
también

proveedores
y
parte
activa

del
arranque
de
Llaollao,
pero
tras
discrepancias
internas,
se
escindieron
y
montaron
su
alternativa
por
su
cuenta.
Resultado:
una
(aparente)
pelea
empresarial.

Monopolio
del
yogur
helado

Para
algunos
esto
fue,
sin
embargo,
una

jugada
maestra

por
parte
de
la
familia,
pues
entre
unos
hermanos
y
otros
consiguieron
por
un
tiempo
monopolizar
el
mercado
del
yogur
helado.

Aunque
Smooy
no
alcanzó
la
misma
proyección
internacional,

logró

hacerle
sombra
en
el
mercado
español
,
especialmente
cuando
Llaollao
empezó
a
perder
chispa.

El
producto
de
Llaollao
era

básico
pero
efectivo
:
yogur
helado
natural
acompañado
de
toppings
al
gusto.
Desde
frutas
hasta
cereales,
salsas
y
galletas.
La
textura
cremosa
y
la
idea
de
que
era

menos
culpable

que
un
helado
normal.
Esta
era
la
clave.

Al
principio
funcionó
como
un
reloj.
Frío,
rápido,
sabroso.
Pero
con
el
tiempo,
el
mercado
se
saturó.
Aparecieron
clones,
cadenas
parecidas
e
incluso
heladerías
tradicionales
que
ofrecían
lo
mismo
pero
sin
tanto
envoltorio
verde
lima.
Lo
que
antes
era
novedad
se
convirtió
en

rutina
.

Hoy
Llaollao
sigue
viva.
Con
más
de
200
puntos
de
venta
repartidos
por
el
mundo,
aún
puede
presumir
de
expansión.
Pero
en
España,
su
aura
ha
bajado.
Ya
no
es
tendencia.
Es
simplemente

una
opción
más
.
Como
un
fondo
de
armario
al
que
ya
no
recurres
o
solo
cuando
necesitas
ese
básico.

Imágenes
|
Llaollao

@alonhuertas_

smooy

En
DAP
|

El
origen
de
Häagen-Dazs
no
tiene
nada
de
escandinavo:
usaron
la
técnica ‘Emidio
Tucci’

En
DAP
|

Bico
de
Xeado,
los
helados
de
“vacas
felices”
gallegas
que
más
nos
han
enamorado
este
verano