Ahora que no la ven, el Gobierno entró en una nueva fase. “Javier se calentó”, es la explicación cerca del Presidente para entender el envío al Senado del pliego del juez federal Ariel Lijo, que causó un shock séptico para los que dividen el mundo entre casta y anticasta. Pero, el plan sobre la Corte Suprema de Justicia puede tener un desenlace sorprendente. Hay más.
Ricardo Lorenzetti acercó a Olivos el paquete con llave en mano. Quiere volver a la Presidencia de la Corte y hace rato pierde 3 a 1 con el triángulo cortesano de Horacio Rosatti, titular; Carlos Rosenkrantz, vice, y el saliente Juan Carlos Maqueda, que el 29 de diciembre cumplirá 75 años. Lijo es el nombre que propuso Lorenzetti para la yunta, por la vacancia de Elena Highton de Nolasco. Milei accedió apurado por la caída del DNU en el Senado. Y sumó al jurista Manuel García-Mansilla en reemplazo de Maqueda. En definitiva, un 3 a 2. Inquietante. Hay más.
La Corte tiene desde febrero dos planteos para resolver sobre el DNU y Rosatti dijo que es un tema de la política, del Congreso. Furia para los oídos del Presidente. El ministro del Interior Guillermo Francos avanza en el diálogo con los gobernadores y diputados para que la Ley mini ómnibus reciba media sanción a fines de abril y sea aprobada en el Senado a mitad de mayo. “Esos son los plazos”, confía. Todo para llegar al Pacto del 25 de Mayo, en Córdoba, como planteó el Presidente. Entonces, con los pliegos para la Corte, ¿el León tiró un pedazo de carne al Congreso para salvar el DNU? ¿Las designaciones son un tentempié por si el kirchnerismo andaba con hambre de comerse el DNU en la sesión convocada para la Ley mini Bases y la reforma fiscal? ¿Una carta defensiva a “siempre colectivo, nunca ómnibus”? Hay más.
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Sin querer, la vicepresidenta Victoria Villarruel terminó apurando la jugada presidencial cuando no pudo dilatar más la sesión en el Senado y el kirchnerismo rechazó el DNU. Los “no” de la Vice molestaron al Presidente, pero más a Karina Milei y Santiago Caputo. “Un cortocircuito”, califica uno de los ministros más cercanos al Presidente el desencuentro de la fórmula libertaria. “La relación entre ellos es buena. No están peleados. Son dos personalidades fuertes. Nada más”, cierra. ¿No hay más?
Cada uno convocó a un acto por los Veteranos de Malvinas. Nadie descarta el encuentro. Cerca, pero distantes. Lejos quedaron los almuerzos cuando eran diputados en un comedor al que solo iban empleados sin mejores planes. “Los leprosos, les decíamos. Siempre solitos, a un costado”, recuerda un colaborador presidencial. Un ministro admite: “Lo de ‘pobre jamoncito’ hizo ruido, pero yo entiendo qué quiso decir Victoria, que entre ella y Karina está Javier, en el medio, bueno…”. Quizá, fue la metáfora insinuada la que molestó. Que ella le pueda poner la tapa y se lo devore como a un sandwichito. Ya dejó saber que tiene apetito y que goza de buena salud: galletitas de hospital no come.
La Vice facturó públicamente, en la entrevista de TN con Joni Viale, que supo de los pliegos para la Corte por los medios y mostró rechazo por Lijo. Fue días después del desayuno en la Casa Rosada y de la foto caminando abrazados. Ella sonriendo y él, de espalda, con campera de cuero negra y un corte de pelo como el de Roberto Sánchez.
El Gobierno apuró las negociaciones por la Corte y trascendió que “no tiene los votos”. Sin embargo, en las últimas horas, un ministro de peso ¿tuvo un lapsus? En una charla reservada, confió: “Lijo no tiene el consenso, pero tiene los votos”. Hay más.
Es sabido, la llave en el Senado para la aprobación de los pliegos la tiene Cristina Kirchner. La expresidenta cruzó a Milei por la fallida suba de sueldos a los funcionarios del 48%. Dos funcionarios volaron de la gestión libertaria por convalidar aumentos por encima del techo del 12% que puso el ministro de Economía, Luis Caputo. Los funcionarios Omar Yasin y Armando Guibert no creyeron que la Milei pimer iba en serio. Sueldos papilla. Pero la expresidenta mantuvo un sugestivo silencio el 24 de marzo, en medio de la puja narrativa por el aniversario del último golpe militar
Es cierto que ella prefiere aparecer cuando hay silencio, pero el martes último el Instituto Patria llevó a Felisa Miceli y Carlos Raimundi para hablar del documento “Argentina en su tercera crisis de deuda” que publicó la expresidenta el 14 de febrero, el día de los enamorados y en el aniversario de la muerte de Carlos Menem. Dos casualidades. ¿El tópico? “1976-1989, Primera crisis de deuda”.
“Cristina no va a hablar por ahora. Ella sabe manejar los tiempos”, dicen cerca de la exvice. El curso, de ocho clases, culmina el 14 de mayo. Las dos últimas, con el título Planeta Milei. Cristina Kirchner podría aparecer en el cierre, en la víspera del Pacto de Mayo. Otra casualidad: el 14 de mayo es el 35 aniversario del triunfo de Carlos Menem, en 1989.
Un año después, en 1990, el riojano impulsó la ley 23774 que aumentó a 9 el número de jueces de la Corte.
Cristina Kirchner necesita cerrar cuentas con la Justicia. Milei necesita destrabar la puerta de la inflación y mostrar que hay más. El FMI reclama una doble verificación: ajuste de calidad y signos de institucionalidad. ¿Quién tiene el doble clic de la institucionalidad?
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En 2008, en plena pelea con el campo, cada vez que Cristina Kirchner bajaba del atril, sudada en jirones de brushing y extensiones, Néstor Kirchner calmaba a los suyos: “Estamos pariendo a una presidenta”. CFK pedía agua.
Dos años antes, en 2006, Néstor Kirchner impulsó la ley 26183 que redujo a 5 el número de jueces de la Corte.
¿Milei juguetea con un rito de iniciación? “Dame fuego, dame, dame fuego”, el Presidente cantó exultante el fin de semana último abrazado a Fátima Florez y acompañado por la ministra Sandra Pettovello en el show de un imitador de Sandro. Tuvo fuego y más, como el Sandro de América. “Ya está. Javier le contestó a (Gustavo) Petro porque es calentón y se ve que Petro también, pero esto no va a pasar a mayores. Listo”, decía un ministro el viernes después de la disputa con el presidente de Colombia que tuvo que salir a frenar Diana Mondino.
“Javier está muy tranquilo de cómo van las cosas”, dicen en la Casa Rosada. “El Presidente se anima. Qué hubiese hecho el Príncipe sobre la Corte”, inquiere un ministro. Maquiavelo sostenía que el Príncipe debía perfeccionar la guerra para proteger el reino.
Dicen que Milei no verbalizó la idea, pero piensan en voz alta: “Y si la Corte vuelve a tener más jueces, como en la época de Menem”. ¿Y si no son 5? ¿Hay más?