La
plataforma
online
Bluesky
ha
ganado
popularidad
y
proyección
mediática
en
las
últimas
semanas,
tras
el
comentado
éxodo
de
usuarios
desde
X
(la
antigua
Twitter),
que
echan
en
cara
a
la
red
social
propiedad
del
magnate
Elon
Musk
su
política
anticensura
y
sus
vínculos
con
el
presidente
electo
de
los
EE.UU.,
Donald
Trump.
Ahora,
sin
embargo,
esa
popularidad
ha
atraído
también
el
escrutinio
de
los
reguladores,
y
la
nueva
red
de
microblogging
se
enfrenta
acusaciones
de
la
Unión
Europea
(UE)
por
violar
las
normativas
de
divulgación
de
información
estipuladas
en
la
Ley
de
Servicios
Digitales
(DSA,
por
sus
siglas
en
inglés).
El
contexto
del
problema
Bluesky,
creada
en
2019
por
la
ingeniera
de
software
Jay
Graber
(con
el
respaldo
de
Jack
Dorsey,
el
mismísimo
fundador
de
Twitter),
con
el
declarado
objetivo
de
desarrollar
estándares
abiertos
para
redes
sociales.
Pero
su
enfoque
en
la
descentralización
no
ha
salvado
a
la
plataforma
de
estar
bajo
la
lupa
por
no
cumplir
con
las
regulaciones
europeas.
En
un
comunicado
reciente,
Thomas
Regnier,
portavoz
de
la
Comisión
Europea,
señaló
que
todas
las
plataformas
que
operan
en
la
UE,
independientemente
de
su
tamaño,
están
obligadas
a
proporcionar
información
clave
en
sus
sitios
web.
Esto
incluye
la
cantidad
de
usuarios
mensuales
que
tienen
en
la
región
y
la
ubicación
de
su
representante
legal
dentro
del
bloque
comunitario.
Y,
según
afirma
Regnier,
Bluesky
no
ha
cumplido
con
estos
requisitos
básicos.
Actualmente,
la
plataforma
afirma
estar
experimentando
un
incremento
significativo
en
su
base
de
usuarios:
según
datos
del
grupo
de
investigación
Similarweb,
Bluesky
alcanzó
recientemente
los
3,5
millones
de
usuarios
activos
diarios
en
Estados
Unidos
y
Reino
Unido,
con
un
aumento
global
de
usuarios
que
la
sitúa
en
los
22,5
millones.
Aunque
aún
está
lejos
del
umbral
de
45
millones
de
usuarios
mensuales
necesario
para
ser
considerada
una «gran
plataforma
online»
bajo
los
criterios
de
la
DSA,
su
ritmo
de
crecimiento
podría
cambiar
este
estatus
en
el
futuro
cercano.
Y
una
vez
alcance
la
categoría
de ‘gran
plataforma
online’,
eso
le
supondría
a
Bluesky
(como
ya
le
ocurre
a
Temu)
tener
que
cumplir
con
un
conjunto
completamente
distinto
de
normas
y
requisitos
en
la
Unión
Europea.
La
DSA
establece
reglas
claras
para
garantizar
la
seguridad
y
transparencia
en
el
entorno
digital:
obliga
a
las
plataformas
a
combatir
‘contenido
ilegal’,
proteger
a
los
usuarios
del
acoso
y
brindar
especial
atención
a
la
protección
de
menores.
Las
grandes
plataformas
están
sujetas
a
un
escrutinio
más
riguroso,
pero
las
reglas
básicas
aplican
a
todas
las
empresas
que
operan
dentro
del
bloque.
El
incumplimiento
de
la
DSA
no
es
un
asunto
menor.
Las
empresas
que
violen
estas
regulaciones
se
enfrentan
a
multas
de
hasta
el
6%
de
sus
ingresos
anuales
globales.
Los
infractores
reincidentes
incluso
corren
el
riesgo
de
ser
expulsados
del
mercado
europeo.
Imagen
|
Marcos
Merino
mediante
IA