IÑAKI GOYENECHE
Sol. Risas. Juegos. Cargadas. Se puede decir que Boca disfrutó de su primera práctica distendida del año. ¿Cómo no se iban a relajar? ¿Y cómo no se iban a divertir? Si cierran un semestre ideal: bicampeón y en octavos.
Primero fue un loco con empujones y gritos. El que se comía un caño daba una vuelta a la ronda entera, y el resto, patada en el traste… Leo Jara fue uno de los que sufrió los derechazos y zurdazos de sus compañeros, incluidos Vergini, Magallán, Wanchope y los arqueros.
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Pegadito a eso, un partido en espacios reducidos. Y más risas. Y más felicidad. Aunque el profe Valdecantos, que hizo de árbitro, se tuvo que bancar algún que otro insulto, siempre con buena onda. Vergini de cinco, Tevez de dos, Sara de nueve, Gago de extremo, Jara de Pavón. El objetivo era claro: divertirse. En la primera jugada, Vergini le metió un terrible caño a Bebelo Reynoso, no al revés… Y nadie lo podía creer. Tevez fue una muralla en defensa, tirándose a los tobillos de todos. Ni Ábila lo pudo pasar. Le pegó, lo empujó, lo charló.
Gago y Tevez, desafío de refetenes.
Magallán también mostró lo suyo. Una bicicleta en el borde del área chica que, si no lo cortaba Carlitos, era el gol del año. Sin embargo, el que más se divirtió fue Wanchope. Cada vez que Emmanuel Mas se equivocaba, empezaba: “¿Y qué querés? Si este es cuervo”. Y ni hablar cuando aparecía el pibe Almendra: “Agus, sos un mamadera, se las das todas a Gago”. El segundo que más disfrutó fue Jara. En un momento empezó a matar a sus propios compañeros con pases fuertes.
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Después vinieron los penales y el desafío entre los mellizos. Pero esa fue otra historia en un día en el que valía todo en Casa Amarilla. Y sí, ya todos saben que La Boca está de joda…
Jara reza antes de los penales.
Carlitos se ríe mientras corre a Pintita.
