‘Jolt’ es el otro gran estreno cinematográfico de Amazon de este mes. Está claro que este thriller de acción protagonizado por Kate Beckinsale que llega este 23 de julio se va a quedar lejos de ‘La guerra del mañana’ tanto en los esfuerzos promocionales de la plataforma como en el impacto que pueda generar, pero es una película que nace con vocación de ser el inicio de una franquicia. De hecho, ni siquiera disimula que ese es su gran objetivo.
A priori, es inevitable acordarse de cintas como ‘Crank, veneno en la sangre’ o ‘John Wick’ al acercarse a ‘Jolt’, lo único que aquí es una mujer cabreada buscando venganza en lugar de un hombre. Todavía Hollywood no ha explorado lo suficiente esa opción, pero mucho me temo que la película que nos ocupa no deja con ganas de más, ya que sí, es contundente, pero también un tanto genérica.
Cabrearon a la mujer equivocada
Siendo justos, ‘Jolt’ no hace un mal trabajo presentando al personaje de Beckinsale, una mujer que sufre un raro trastorno que la lleva a tener ataques de ira que es incapaz de controlar de forma natural. Para ello se vale de descargas eléctricas, pero llega un día en el que le proponen una curiosa alternativa: acostarse con alguien. Sí, no habéis leído mal, si en ‘Futurama’ se hablaba de muerte por kiki, aquí se incide en su poder sanador, aunque etiquetándolo de otra forma, claro.
La cuestión es que, obviamente, no habría película si la protagonista recobrase la normalidad en apenas unos minutos, por lo que se introduce una trama de venganza que la lleva a usar sus habilidades para completarla. Ahí es donde ‘Jolt’ empieza a resultar demasiado familiar, ya que antes había algo de estimulante en esos incontrolables arrebatos de violencia. Luego se convierte más en una excusa para poder repartir estopa de lo lindo que algo que la película tenga especial interés en explorar.
Donde sí está algo más inspirada la película es en su intento de dar algo más de fondo al personaje interpretado por Beckinsale, ya sea por pequeños chispazos de humor, por esas visiones que tiene destrozando gente antes de llegar a hacerlo realmente o porque sus acciones no dejan de estar guiadas por un componente emocional hasta entonces inexistente para ella.
Luces y sombras de ‘Jolt’
No voy a decir que Beckinsale ofrezca una interpretación memorable en el papel -que no deja de ser una especie de inversión al que tenía Jason Statham en ‘Crank, veneno en la sangre’-, pero sí que aporta lo suficiente para que esa sensación de rutina que aparece a menudo no hunda por completo a ‘Jolt’ mucho antes de llegar a su final. Y eso que a duras penas llega a los 90 minutos de duración incluyendo los extensos títulos de crédito finales.
El problema está más en todo lo que la rodea, ya que en reparto hay tantos actores muy competentes como Stanley Tucci como otros que preferiría ver lo menos posible como Jai Courtney, porque nadie llega a destacar. Ahí ‘Jolt’ sí que resulta monótona, incluso cuando el guion de Scott Wascha introduce un giro «sorprendente».
A eso ayuda que a Tanya Wexler, director de ‘Jolt’, nunca parece importarle tanto cualquier tipo de suspense como el hecho de ir directa al grano e intentar dar lo mejor de sí en las escenas de acción. Ahí sí que la película exige el salvajismo necesario para que entendamos qué tiene de especial la protagonista, sobre todo cuando ha de enfrentarse a varias personas al mismo tiempo.
Hay veces en las que se nota demasiado que no vemos la cara de Beckinsale porque probablemente sea una doble, pero a cambio se reduce de forma muy considerable la tendencia del cine de acción de Hollywood a usar el montaje para crear la ilusión de espectáculo o brutalidad. Aquí eso se consigue de forma más natural.
En resumidas cuentas
‘Jolt’ es un pasatiempo de acción que podría haber dado mucho más de sí a poco que explorase una personalidad propia a partir de las peculiaridades de su protagonista, pero a la hora de la verdad se contenta con ser un poco más de lo mismo. A su favor alguna escena de acción lograda y una efectiva Kate Beckinsale canalizando su Jason Statham interior.