Victor Salva. Dos palabras más escalofriantes que las del propio título de la película. ‘Jeepers Creepers‘, que está en plena celebración de sus 20 años de historia y que es una extraordinaria y muy eficaz película de terror, puede dar mucho menos miedo que su director. Pero para bien o para mal aquí estamos para contar las bondades de una obra maestra del horror americano que sigue funcionando como el primer día. Puede que mejor. Compruébalo hoy en Neox.
El horror, el horror
¿La última gran película de terror tradicional norteamericana? Ahora que en el mundo del cine de género estamos obligados a que los referentes, los guiños y los codazos sean más visibles y claros que nunca, algunos casi por contrato, no está de más volver a estas carreteras pegajosas alejadas de la mano de dios. Cercanas a las del diablo, de hecho. La obra maestra de Víctor Salva entronca con el gran género. De hecho, uno está convencido de estar ante una coetánea de ‘La matanza de Texas’ hasta el momento en que aparece un teléfono móvil. Sin batería, por supuesto. Porque lo fácil habría sido no tener cobertura.
Una de las grandes revelaciones de la película es que siendo muy, muy potente a nivel visual, con una puesta en escena espectacular, en realidad es una historia de sonidos. Con toda probabilidad, los más aterradores que recuerdan vuestros oídos. Y es que desde la primera secuencia de la película, en la que el camión con la bocina más grotesca, incómoda y de volumen más desproporcionado del cine de los primeros 2000, todo en ‘Jeepers Creepers’ es un crescendo. Perdón, en este caso es más un decrescendo. Hacia lo desconocido, hacia el origen del mal. Y no hay salida.
Siete minutos es todo lo que necesita ‘Jeepers Creepers’ para poner sobre la mesa todas las cartas del horror. Del que se ve y del que no se ve.
Siete minutos de incómodas revelaciones personales agitadas por una bestia desatada sobre ruedas. La primera vez que lo vemos es desde bastante lejos y aún así hay información de sobra.
Y el claxon. El sonido más aterrador del cine de terror moderno.
La atmósfera es tan pesadillesca y atemporal que al descubrir que tienen un teléfono parece casi un anacronismo.
‘Jeepers Creepers’ es una película donde no hay sitio para la esperanza. Sin tomarse nunca en serio pero tampoco sin perder de vista su objetivo, es decir, dar miedo, Salva consigue llevar de la mano al espectador a través de esta road movie pesadillesca llena de aciertos y hallazgos, que no da respiro y que deja poso. Filmada 10 millones de dólares y bajo la producción ejecutiva de Francis Ford Coppola, la película (y el Creeper) vuelan libres entre el gótico tradicional y el slasher moderno, realizando una pirueta al alcance de muy pocos en unos años donde lo importante era calcar al original sin salirse del camino. La película escrita y dirigida por Victor Salva recaudó 60 millones de dólares en todo el mundo, superando la inversión durante el primer fin de semana.
El Creeper, una de las criaturas más originales y aterradoras de las dos últimas décadas, se revela de manera gradual, como los más grandes, así como la impresionante mitología que lo rodea. Un monstruo que desde el primer día se colocó en el panteón de los hombres del saco más efectivos del cine. Salva demuestra sus increíbles conocimientos con una planificación ejemplar, exprimiendo hasta el último centavo y reflejándolo en la pantalla.
Sobrecoge pensar que la criatura monstruosa solo busca el aroma de la ropa interior de dos chicos. ‘Jeepers Creepers’ da tanto miedo, incomoda tanto, porque disfraza de gótico las perversiones de una persona con serios problemas. Es casi una confesión.
Justin Long y Gina Philips son dos modernos Hansel y Gretel rotos de dolor físico y emocional, dos personajes brillantemente escritos e interpretados que solo hacen que la narrativa fluya, la historia mejore y los protagonistas nos preocupen. Aunque sea difícil reconocerlo y recomendarla, ‘Jeepers Creepers’ es una parada obligada en el género, una película imperdible. Qué viaje, colegas. Tampoco os deberíais perder su estupenda segunda parte.